Primero fueron los sensores de movimiento. Los móviles abrieron el camino con sus giroscopios, y después les siguió Wii, la consola de Nintendo que revolucionó el mundo de los videojuegos con su original control, y que lograría meterse en las casas de medio mundo, incluso animar a gente que nunca había visto una consola de cerca a jugar con ella. ¿Quién no ha jugado una partida al tenis con esos muñequitos sin brazos? Lo divertido que es verlos dar raquetazos con un movimiento de tu muñeca, y las agujetas con las que te levantas al día siguiente después de una tarde de sesión intensiva.
Hay que reconocerlo, es un buen invento, divertido y original. Un invento que arrancó con mucha fuerza por lo que tanto Sony como Microsoft quisieron coger su «cachito» del pastel, con un más que evidente discreto resultado para lo que pretendían. Seamos sinceros, el interés por los juegos que nos hacen dar saltitos en la sala de estar, o mover los brazos de un lado para otro agrediendo a todo lo que tengamos cerca, se ha diluido cual azucarillo en un café recién hecho. Wii ha perdido mucho fuelle, y esa especie de sucedáneos llamados Move y Kinect han quedado como meras curiosidades en las estanterías de los jugadores, con más polvo del que deberían. Una moda pasajera de esas que llaman, un día el mundo miró en una misma dirección para volver después la cabeza para otro lado.
Ahora se ha dado otro valor en alza, los juegos en 3D, algunos en sobremesa ya los lucen orgullosos, mientras que Nintendo (una vez más) se ha lanzado con su propio dispositivo. Una portátil que llegó para ahorrarnos el molesto uso de unas gafas accesorias.
¿Es esto el futuro o solo otra moda más?
Como con los controles por movimiento, ha empezado como una gran atracción que todos quieren probar por ellos mismos, por lo que queda la duda de si las 3D de por sí son un valor duradero o algo efímero que quedará en el olvido una vez se vea saciada la curiosidad del consumidor. Tal vez la tecnología aún esté un poco verde, el efecto es llamativo, y en el cine por ejemplo apetece verlo en según qué películas, pero no es un producto que nos apetezca consumir a diario, es ese pequeño capricho que nos damos de vez en cuando.
El uso de gafas para ver el efecto, me parece algo muy precario, mientras que la pantalla de 3DS, aún siendo un buen avance, me parece muy limitada en cuanto al campo de visión se refiere. Los primeros modelos de televisores 3D no están muy extendidos, así que ya no hablemos de los modelos con un efecto de calidad, sin necesidad de gafas y al prohibitivo precio al que nos los venderán en el futuro.
Aún es pronto para saber si el 3D en los juegos quedará en una simple moda que vuelve cada ‘X’ años como en el cine. Nintendo 3DS lleva un año y está arrasando en ventas, por otra parte Sony ha dejado el 3D de lado en su nueva portátil. Seguramente deberemos de esperar a ver por lo que apuestan las compañías en la próxima generación de sobremesa, y lo que es más importante, ver como respondemos nosotros los consumidores ante lo que nos ofrezcan.