[Análisis] Darkest Dungeon II, un roguelite desafiante

Si en algo estamos de acuerdo es que Darkest Dungeon II, la secuela del aclamado juego de rol y estrategia por turnos desarrollado por Red Hook Studios, lanzado en acceso anticipado en 2021 y posteriormente en su versión completa, es uno de esos juegos que se atreven a innovar lo que ya no lo hacen sagas como Final Fantasy y otras muchas de alto renombre.

En lugar de tener miedo, los desarrolladores de Red Hook Studios han decidido cambiar el enfoque del juego con respecto al primer título. Aunque ya os adelantamos que es una delicia jugar a Darkest Dungeon II. Y lo mejor de todo: no es necesario haber jugado al anterior para disfrutar de este nuevo juego

Una trama como excusa para jugar

Darkest Dungeon II retoma la atmósfera sombría y opresiva del primer juego. La historia se desarrolla en un mundo al borde del colapso debido a una corrupción sobrenatural que quiebra el mundo entero. Nosotros lideramos a un grupo de héroes en un viaje desesperado hacia una montaña maldita con la esperanza de encontrar la salvación. A medida que avanzamos, descubrimos los horrores y secretos de un mundo en decadencia, enfrentándonos a peligros tanto físicos como psicológicos.

Si bien es cierto que la trama de la historia transcurre mediante un narrador y un intercambio de diálogos más que breves, en realidad nos ha parecido que este juego no necesita una historia como excusa para ponernos a jugar, pues en esta ocasión hemos sentido que solo sirve de contexto para acompañar a la jugabilidad. De hecho es el mismo caso que llegamos a sentir en su momento con Loop Hero: ambos juegos nos van contando su historia a cuentagotas, pero no es esencial para disfrutar del título al completo.

Constantemente tenemos al narrador haciendo de las suyas, contándonos sucesos y eventos relevantes que son interesantes, pero no es posible hacerle mucho caso debido a que estaremos controlando el carruaje todo el rato y la más mínima falta de atención puede hacer que dañemos nuestro vehículo. Esto no es estrictamente negativo, pero es algo que tenemos que tener en cuenta a la hora de jugar.

Otra cosa que nos ha gustado es la manera en la que se relacionan los personajes y sus afinidades, pues nos encontraremos con diversos lugares donde habrá personajes o cosas. En estas situaciones nuestros personajes tendrán algo que decir, pero solo podrá hablar uno, por lo que es importante escoger bien ya que afectará de manera positiva o negativa al grupo a largo plazo.

El gran papel de la jugabilidad y sus mecánicas

La jugabilidad de Darkest Dungeon II mantiene la esencia del original pero introduce varios cambios significativos. A diferencia del primer juego, donde la estructura era más abierta y permitía explorar mazmorras individuales, la secuela se organiza en etapas lineales que conforman un viaje completo. Cada etapa tiene diferentes caminos y eventos aleatorios. La posición de los héroes sigue siendo crucial, pero el juego introduce nuevas mecánicas de movimiento y habilidades que dependen más del posicionamiento estratégico en un entorno tridimensional.

El estrés sigue siendo un factor central, afectando la moral y el desempeño de los héroes. Las mecánicas de estrés se han ampliado, incorporando relaciones entre los personajes que pueden influir en sus actuaciones y decisiones. A lo largo del viaje, nos enfrentaremos a decisiones morales que afectarán la narrativa y la cohesión del grupo. El combate sigue siendo por turnos, con una gran variedad de habilidades y sinergias entre los personajes. La gestión de recursos y el conocimiento de las debilidades enemigas son esenciales para sobrevivir.

Como hemos mencionado antes, los héroes pueden formar vínculos positivos o negativos entre sí, lo que puede desencadenar habilidades combinadas o conflictos internos que afectan el desempeño del grupo. A lo largo del juego también subimos a los héroes de nivel, aprendiendo nuevas habilidades y los equipamos con artefactos y objetos que mejoran sus capacidades. También debemos gestionar cuidadosamente los recursos como comida, medicina y equipo de campamento para garantizar la supervivencia del grupo en cada etapa del viaje.

El juego presenta un estilo artístico distintivo y mejorado respecto a su predecesor. La estética gótica y oscura se mantiene, pero con un mayor detalle y dinamismo en los escenarios y personajes. Las animaciones son fluidas y las transiciones entre combates y exploración están bien integradas, creando una experiencia grata para cualquier jugador.

Una banda sonora para el recuerdo

En cuanto al sonido, este es uno de los puntos fuertes de Darkest Dungeon II, pues la música está compuesta de nuevo por Stuart Chatwood, el cual realza la atmósfera del juego. Las pistas de música son variadas y adaptan su tono a las diferentes situaciones del juego, desde la exploración hasta los combates más intensos.

Los efectos de sonido están bien cuidados y detallados, contribuyendo a la inmersión del jugador. Los sonidos de los ataques, las voces de los personajes y los ambientes sombríos refuerzan la sensación de peligro constante. La voz del narrador, una de las características más icónicas del primer juego, regresa en la secuela con nuevos diálogos que aportan profundidad a la historia y a la experiencia general.

Conclusiones de Darkest Dungeon II

Darkest Dungeon II logra expandir y mejorar la fórmula del primer juego, introduciendo nuevas mecánicas y profundizando en la narrativa y el desarrollo de personajes. Aunque mantiene la dificultad y el tono sombrío que caracterizan a la serie, las innovaciones en la jugabilidad y la estructura de las etapas ofrecen una experiencia fresca y desafiante para los veteranos y los nuevos jugadores.

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