Muchos esperábamos el lanzamiento de este Resident Evil Village con ilusión, y más después de ver el giro de tuerca que dio Capcom a la franquicia con Resident Evil VII volviendo a sus raíces de survival horror. Esta octava entrega prometía continuar el drama familiar de los Winters con enemigos temibles, localizaciones impresionantes a la par que lúgubres y mucho nuevo contenido que aportar. Veamos qué es lo que nos ofrece finalmente.
Luisiana fue solo el comienzo
La nueva entrega de la franquicia continúa lo que pudimos ver en Resident Evil VII y es que Mia e Ethan Winters han formado una familia, llegando a tener una hija, Rose. Este es el comienzo de la historia en el juego, teniendo un día normal donde cenamos en familia hasta que se desata el caos.
Sin entrar en demasiados spoilers que os puedan arruinar la aventura, Ethan Winters acabará sin saber cómo ni por qué en un extraño pueblo en Rumanía rodeado de licántropos y sin tener una sola pista de qué es lo que ha pasado. Lo único que sabe es que Chris Redfield parece estar detrás de todo lo que ocurre y ha sido separado de su hija.
A partir de aquí comenzará una carrera para encontrar a Rose teniendo que lidiar, una vez más, contra seres antinaturales en una localización que nos va a dejar con la boca abierta más de una vez. La duración del juego no es demasiado larga, pero se ajusta perfectamente a lo que debería ser un título de este estilo, pudiendo terminarlo sin demasiadas dificultades en unas 8 horas, siempre dependiendo de nuestro estilo de juego, lo que queramos explorar y demás.
Aunque parezca mentira, Resident Evil Village va a darnos bastantes respuestas, dándonos más que preguntas sorprendentemente, algo a lo que no estamos acostumbrados en la franquicia. El juego tiene un final bastante coherente y es uno de los principales atractivos que tiene, explicando todo bastante bien y sin dejar agujeros.
El nuevo survival horror
Antes de comenzar este Resident Evil Village, habíamos leído las declaraciones de Capcom advirtiendo que este título iban a ser menos terrorífico que el VII, lo que nos inquietó bastante. Según afirmaron, el VII, que era una vuelta a las raíces del juego en cuanto a terror y atmósfera, había creado demasiada inquietud entre los jugadores, quienes se quejaron de que llegaba un momento en el que ya no era divertido jugar porque daba demasiado miedo.
Esto se ha visto traducido en una bajada del tono del horror, cambiado por la acción, para que los jugadores se sientan más cómodos a la hora de afrontar los peligros que les acechan durante el juego. Más o menos la primera mitad vamos a tener un Resident Evil Village reconocible, con escenas de terror intercaladas con algo de acción, la incertidumbre de no saber qué pasa, escenarios nuevos… A partir de cierto momento de la trama, el terror desaparece casi por completo y poco más que acción vamos a tener, creando una experiencia que no nos esperábamos para nada encontrar en la secuela directa de Resident Evil VII.
Las mecánicas son las mismas que hemos podido ver en la anterior entrega, posiblemente un poco más refinadas y con algún que otro nuevo añadido. La exploración va a tener su recompensa también, con tesoros repartidos por todos los escenarios, así como gemas que relucen y que podremos vender. Estos son una parte importante ya que ganaremos dinero gracias a ellos con los que mejorar nuestras armas, comprar balas… También podremos encontrar ingredientes para que El Duque, nuestro vendedor favorito a lo largo de la aventura, cocine para nosotros y aumente algunas estadísticas de forma permanente.
El gunplay es bastante satisfactorio, un detalle que se ha cuidado mucho ya que estamos ante un juego que va a darnos bastantes escenas de acción. Lo que sí que no habíamos visto casi nunca en un Resident Evil es tener cientos de balas en los bolsillos, no tener la necesidad de usar todas las armas… incluso en algunas fases el dinero nos va a sobrar.
La IA es otra faceta que no nos ha gustado, se ha notado demasiado que los monstruos tienen zonas acotadas de las que no pueden salir. Esto no es una novedad ya que en anteriores entregas como en la remasterización del 2 y el 3, si entrabas en una sala donde puedes grabar los monstruos nunca entraban (ni siquiera Míster X). Sin embargo aquí nos puede pasar en prácticamente cualquier zona, se olvidarán de ti, incluso en un mismo lugar esto puede llegar a pasar. No será la primera vez que esto de pie a situaciones absurdas, como un monstruo que se de la vuelta mientras le estás disparando porque no te puede seguir hasta donde estás por simple guion.
En general nos ha dado la sensación de que el nivel normal de dificultad está demasiado bajo, haciendo que necesitemos probar el nivel difícil para tener una experiencia más cercana a lo que debería ser un survival horror. Suponemos que esta decisión se ha tomado a raíz de lo que fue Resident Evil VII, donde era más o menos sencillo quedarte con pocas balas y era un reto, algo que en nivel de dificultad normal no nos ha pasado una sola vez, es más, nos han sobrado las balas y mucho.
Los puzles es otra de las facetas que no se reconocen en Resident Evil Village, con una inmensa mayoría a la que ni puzle se le puede llamar. Necesitaremos encontrar las llaves adecuadas para cada puerta, utilizar interruptores y seguir pistas tan evidentes que hay alguna que puede darnos la risa. Sí es cierto que no todo es absolutamente evidente y fácil, pero sí es la norma general.
La realidad está a la vuelta de la esquina
El apartado técnico es uno de los puntos donde más va a destacar Resident Evil Village y es que el RE Engine luce como nunca. Si bien es cierto que hemos experimentado algunos pequeños problemas, como alguna sala en concreto donde los FPS bajaban drásticamente sin motivo aparente, la experiencia en general es impresionante. Los paisajes y decorados lucen a la perfección, ofreciéndonos una experiencia que cada vez está más cerca de la realidad. Quizás sí le falte algo de variedad en cuanto a monstruos, hay un par de modelos por cada tipo y ya, pero los efectos del pelo, la iluminación y todos esos matices hacen que la experiencia sea redonda.
En cuanto al apartado sonoro, no hay un solo pero que vayamos a poder ponerle. Tenemos a dobladores en castellano de calidad y algunos muy reconocible como Cecilia Santiago, voz habitual de Michelle Rodríguez o la inmortal Robin Scherbatsky en Cómo conocí a vuestra madre. La BSO es una delicia y el sistema de sonido nos va a atemorizar alguna vez, con momentos de tensión y ruidos como los de la hierba.
Conclusiones de Resident Evil Village
Esta nueva entrega nos ha dejado mucho más fríos de lo que esperábamos, y no precisamente por la localización del juego. El tono de terror y la dificultad se ha bajado hasta niveles demasiado bajos, los puzles casi no existen y a partir de la mitad del juego la acción campa a sus anchas. A favor tenemos un apartado técnico soberbio y una historia que pone fin a muchas dudas, además de dar explicación a ciertas cosas que se dan durante el juego y que nos han dejado muy satisfechos e incluso nos da referencias a los primeros títulos de la franquicia. Sin embargo, esto se queda muy empañado porque la experiencia survival horror se diluye rápidamente y al final nos queda la sensación de que nos hemos pasado más tiempo disparando que otra cosa.
Nota: 6,5
Lo Mejor
- Una historia con muchas explicaciones y un cierre digno de Resident Evil.
- El apartado técnico, tanto sonoro como visual, nos dejará con la boca abierta en más de una ocasión.
- Algunas partes, fieles al estilo de los survival horror.
Lo Peor
- La dificultad, en general, se ha relajado mucho.
- Los puzles son prácticamente inexistentes o demasiado fáciles.
- La IA de los enemigos está demasiado acotada.
- La acción campa a sus anchas por más de la mitad del juego, llegando a eclipsar el resto de características por completo en ciertas zonas.