Los chicos de Gearbox parece que no se conformaron con romper muchísimos esquemas con su exitosa saga Borderlands, así que han decidido ponernos muy difícil que encasillemos en un solo género su nuevo trabajo Battleborn, del que tenemos beta abierta y hemos podido probar para traeros estas primeras impresiones.
5 géneros en un solo título
Si analizamos fríamente el tipo de juego que es Battleborn podemos encontrarnos con características que son habituales en 5 géneros diferentes. En primer lugar estamos hablando de un MOBA en el que nos enfrentaremos dos equipos de cinco jugadores para lograr un objetivo antes que el equipo rival, por otro lado estamos ante un claro shooter en primera persona aunque no todos los personajes tengan la capacidad de disparar. Entre partidas podremos cambiar ciertas características de nuestro personaje, lo que nos lleva a pensar inmediatamente en los RPGs, aunque también incluye algunos toques habituales en los juegos de estrategia en tiempo real como la posibilidad de mejorar nuestras habilidades durante la partida y por último la posibilidad de crear defensas contra el enemigo nos hace pensar en los modos de juego de un tower defense.
A este combo de géneros hay que añadirle el ya habitual humor tan característico de los juegos que llevan el sello de Gearbox y que logra que la diversión de jugar vaya más allá de la competición que nos ofrecen sus modos de juego.
En definitiva Battleborn es un MOBA en primera persona que nos ofrece la posibilidad de pasar horas y horas compitiendo contra otros equipos o de superar un modo historia que será un complicado reto si no contamos con la ayuda de más jugadores.
Una beta muy completa
A pesar de que todavía no podemos disfrutar de la versión final de Battleborn, esta fase de Beta Abierta nos ha ofrecido mucho contenido para poder conocer el funcionamiento del juego. Con más de media docena de personajes jugables nada más arrancar nuestra andadura en el juego, con un sinfín de habilidades cada uno, podemos estar horas y horas únicamente para decidir cuál es nuestro favorito, y como en la mayoría de los juegos de estrategia aceptar la función que ese personaje puede desempeñar en una partida.
Dentro del modo competitivo sí que echamos en falta algún escenario más, pero es cierto que esto no hace más aburrido el juego, sino todo lo contrario ya que por cada partida queremos dominar y conocer mejor los dos escenarios en los que podemos competir.
Por otro lado está el modo historia en el que podemos viajar por entornos espaciales peleando contra una IA, que parece que se han puesto muchos esfuerzos tras las críticas recibidas en la pasada Gamescom, en la que se hablaba de lo sencillo que era vencer a los enemigos controlados por la máquina.
Si aprovechamos al máximo todo lo que nos ofrece esta beta abierta podemos estar más de 20 horas jugando y seguro que nos falta tiempo para descubrir las habilidades de algunos de los personajes.
El comienzo de los MOBA en consolas
Con Battleborn se abre una temporada en la que parece que el género MOBA va a estar muy presente en las consolas. Por tanto estamos convencidos de que con la feroz competencia que se avecina con juegos como Overwatch o Paragon, el título que mejor sepa adaptar los controles a los mandos tanto de PlayStation 4 como de Xbox One irá un paso por delante de sus competidores.
En este aspecto Battleborn va por buen camino y es que aunque los primeros minutos se nos pueden hacer algo difíciles debido a la vista en primera persona y la cantidad de opciones que tenemos en todo momento, es cierto que si tenemos paciencia podremos encontrar todas las indicaciones necesarias para realizar cualquier movimiento.
Pero también queremos remarcar que para poder disfrutar bien de Battleborn es aconsejable compartir equipo con un grupo de amigos o con gente con la que podamos comunicarnos ya que si no el trabajo en equipo puede ser algo caótico.
En el aspecto gráfico si que es cierto que tendremos que soportar algunas caídas del framerate, algo que por el momento achacaremos a que no estamos hablando de la versión final del producto.