Ya está aquí. Ya ha llegado. El lanzamiento más temido por todas las compañías de videojuegos y, para qué engañarnos, el más esperado por todo jugador hardcore. Ya sé que suena a tópico, pero esta última quizá sea la mejor palabra para describir los últimos pasos que ha dado la franquicia Call of Duty.
Este año tocaba Treyarch. Aún hay gente por ahí que sigue discriminando a esta gran compañía. Sí, todos sabemos que fue Infinity Ward la que dio el gran paso, y lo respetamos. Pero eso no quiere decir que Robert Bowling siga siendo un crack, y que su equipo revolucione el género con cada trabajo. MW3 podría resumirse en una gran mentira. Una mentira que pasó desapercibida, pero una falsedad como una casa. Después de Black Ops, uno de los mejores CoD que había probado, dejé de lado esa casa de camperos, chetos y trolls que en su momento había sido «la novedad» de Bowling y fijé mi vista en la segunda entrega de una sub-saga que a partir de ahora se ha convertido en mi favorita de toda la franquicia.
Nueva ambientación, un online más profundo si cabe y un modo zombis que se ha convertido en la religión de muchos eran las principales promesas. Pasemos directamente al análisis, pero de poco servirá a estas alturas: ya es el juego más vendido de la historia en algunos países y el más jugado por encima de otras entregas de la misma saga.
Antes de empezar, quiero aclarar que no es que la ambientación futurista le haya sentado bien a la saga, es que le ha sentado genial. Primero, porque esto sí que es una verdadera novedad, y segundo, porque en ningún momento se les ha ido la olla con la temática original de Call of Duty. Dicho esto, comencemos hablando de la campaña.
Campaña
Ya conocemos a Activision. Está forrada, es asquerosamente rica, y puede aprovechar esa fortuna para contratar a gente que de verdad sepa trabajar. No les importa dejarse un puñado de millones si luego saben lo que van a ganar. Por eso, David S. Goyer, guionista de Hollywood, ha contruído la historia. Y cómo lo ha hecho. Nos encontramos ante un argumento memorable, de los mejores de la saga. Alex y David Mason, padre e hijo, son los personajes principales de Black Ops 2. Es una continuación directa del primer juego, y por eso mismo la primera misión consistirá en encontrar y asegurar a Frank Woods, desaparecido en combate tras los sucesos de Black Ops. La estructura de la historia está dividida en dos partes básicas, enlazadas por dos personajes tan carismáticos como lo son Woods y el villano Raúl Menendez, del que más adelante hablaremos.
Las partes ambientadas en los años 80 vienen, por una parte, para resolver de algún modo las dudas que quedaron tras el extraño final del título de 2010 y, aún más importarte, para ponernos en situación. Información, eso es lo que busca David Mason al ver la que se ha liado tan de prisa en el año 2025, una «segunda guerra fría», como la llaman, meticulosamente planeada por Menendez. Por eso mismo el joven militar acude a un anciano Woods, en silla de ruedas pero igual de grosero, que tuvo «el gusto» de conocer a este villano cuando aún era un pobre mercenario. De esta manera, cada anécdota del ex-soldado vendrá en forma de flashback.
En cuanto al villano, solo podemos dar un aplauso a Goyer por su complicada personalidad. Estamos, por primera vez en un CoD, ante un «malote» que muestra un lado humano, que deja a un lado la frialdad de Makarov, y que también se mueve por motivos personales, no únicamente políticos. Además, y es algo que hay que apuntar, no siempre tendremos ganas de pegarle un tiro. Como curiosidad, una misión nos invitará a meternos en su piel para que de algún modo el jugador llegue a comprender su sufrimiento. Raúl Menendez es, definitivamente, el mejor villano que ha pasado por la franquicia.
Pero tenemos un problemón, porque jugabilidad y guión han de ir de la mano para que el resultado sea increíble, y me temo que este no es el caso. Veréis, desde mi punto de vista, Call of Duty en este apartado, y en este contexto, es una estructura que engaña a la vista. Imaginaos una pirámide. Grande, imperturbable, de piedra. Nadie la puede mover, aparentemente. Eso es lo que vemos la primera vez que jugamos a un título de la saga, y quedamos alucinados por igual. Pero la segunda o tercera vez que pasamos por allí queremos tocarla, queremos explorarla para conocer qué secretos guarda. ¿Y qué ocurre? Que todo se desmorona. Entonces, nos damos cuenta de lo que de verdad ocurre. El interior está hecho de palillos, y lo de fuera es una mera lámina de cartón-piedra que solo cumple la función de máscara.
Espero que haya servido para haceros una idea de lo que quiero demostrar. En CoD 4 y Mw2 todos nos quedábamos con la boca abierta al protagonizar esas espectaculares escenas de acción, pero ya en Black Ops, y más aún en Mw3, la gente no encontraba eso en una campaña. Ahora solo vemos «script+ tiroteo fácil+ script+ tiroteo fácil+ script» y así continuamente. Digamos que todos conocemos ya el truco, el típico del conejo en la chistera. Y esto, queridos amigos, no se ha solucionado. Todo sigue siendo igual de repetitivo, a pesar de contadas situaciones al límite vinculadas a la tecnología de la época de las que, tristemente, no se saca ningún provecho (persecuciones en coche donde nosotros conducimos, manejar robots y otros drones no-tripulados…)
La IA sigue dejando bastante que desear en todos los niveles de dificultad…Pero si hay algo que de verdad se puede tomar como «novedad» son las misiones Strike Force. Son totalmente opcionales, pero logran hacer que un jugador de CoD use la cabeza aunque sea solo por 10 minutos. El objetivo es defender o tomar posiciones en escenarios que también son mapas multijugador, y nosotros tendremos una vista aérea de todo lo que está pasando. Podremos, desde controlar a cualquier soldado y «repartir» por nuestra cuenta como si de una misión tradicional se tratase (cosa que no recomiendo para nada) o disfrutar desde arriba mandando órdenes a patrullas, a drones, a torretas que en cualquier momento podremos controlar directamente. Un planteamiento fácil, pero efectivo. Posiblemente, el hecho de que transcurran paralelamente a la historia principal hará que muchos jugadores ni descubran esta rama de la campaña, y sí es verdad que tras hacer 2 o 3 de estas la cosa comienza a ponerse algo pesada, sobre todo para los jugadores tradicionales de la saga; pero hemos de reconocer que ha sido un gran paso del que, si se profundiza lo suficiente, se puede sacar mucho jugo de cara a futuras entregas (o incluso spin-offs de estrategia, quién sabe)
Pero, ante todo, tengo que reconocer a Treyarch su intención de aportar algo nuevo. Y lo han logrado parcialmente si lo miramos desde el punto de vista más objetivo. Call of Duty va a seguir siendo Call of Duty por los siglos de los siglos, así que todo cambio se agradece. Y los pocos cambios que se han introducido a nivel jugable, entre ellos un bastante limitado poder de decisión en contadas misiones… No voy a decir que sean suficientes, pero algo es algo.
Multijugador
¿Cómo empezar a analizar el modo del que me es más complicado hablar dada su complejidad? ¿Qué tal si os digo que, sin más, es el mejor de toda la franquicia? No vamos a cometer la locura de ponerlo frente al gran MW, pero sí podemos atrevernos a decir que se trata del más completo, equilibrado y divertido que hemos visto desde aquel FPS que revolucionó el género en 2007. Aquí si que reside lo verdaderamente interesante del juego, lo que te hace repetir constantemente a tu amigo «si no tienes internet, no te lo compres ni loco». Será este modo el que determine si deberíamos llevárnoslo o no, muy por encima de los demás, el que de verdad convierte Call of Duty (junto al modo zombis, aunque de eso ya hablaremos) en un título prácticamente interminable.
Uno de los multijugadores mejor cuidados de toda la saga y, por qué no decirlo, del género de los FPSPorque, y esta vez tenemos muy pocas cosas que añadir, estamos ante una de las mejores opciones multijugador que podemos encontrar en una tienda. Por supuesto, muy por encima del frustrante MW3 y mejorando todo que ya nos pareció excelente en Black Ops. Esta vez, el respawn que tan famoso se hizo el año pasado está implementado mejor que nunca. Solo tendremos problemas en mapas muy pequeños como Nuketown 2025 o Hijacked, pero la reaparición en partidas así es problemática por naturaleza dado el espacio tan pequeño en que nos veremos luchando. Por lo demás, la estructura de los mapas, todos fantásticos y muy agradables de ver, permite que los jugadores del equipo contrario reaparezcan bien lejos de nosotros.
Hablando un poco de los mapas, este CoD, como casi todos, vaya, apuesta por lugares pequeños y enfrentamientos a corta distancia, como el ya mencionado yate de lujo de Hijacked, Raid o Plaza. Aunque no faltan mapas «a la antigua» en los que los amantes del francotirador, que se ve considerablemente favorecido en esta entrega, se sentirán en casa; como Turbine, Yemen, Meltdown o Standoff (este último con un aire a clásico que me ha dibujado una sonrisa). Tenemos a nuestra disposición una grandísima variedad de modos de juegos para todos los gustos y colores, desde los más serios y tradicionales como Duelo por equipos o Dominio hasta otros en plan «cachondo» como Rebota, rebota, Juego de armas o Francotirador, que vienen de Black Ops pero que siguen provocando carcajadas en nuestras reuniones con amigos.
Y por si no fuera suficiente, tenemos toooooodos los prestigios, de 55 niveles cada uno y que nos mantendrán pegados al mando durante meses e incluso años. La posibilidad de prestigiar las armas nos retará a jugar mucho con cualquiera de ellas para, por ejemplo, poner nuestro emblema en ellas. Los camuflajes también están ahí, incluso para pistolas y armas secundarias, incluído el popular camuflaje de oro (y otro especial de diamante). Para cada arma, para conseguir cada pintura, el juego nos retará a superar una serie de desafíos que irán ascendiendo en dificultad. Como he dicho, prácticamente infinito.
Aunque, todo hay que decirlo, el juego sigue sufriendo serios problemas de conexión que la saga seguirá arrastrando hasta que no se planteen de una vez los servidores dedicados. Nos sigue fastidiando ver cómo nos matan falsamente y a través de un muro porque, desde la vista del jugador que te ha matado, estabas colocado justo delante de sus narices. Siguen teniendo preferencia las personas con mejor conexión, y no es culpa suya, desde luego, pero a los demás nos molesta. Cosas así se pueden solucionar con un parche, al igual que se puede solucionar así la exagerada superioridad de los subfusiles (concretamente uno de ellos, que me ha hecho estallar de ira). Según la propia compañía están trabajando para solucionar este desequilibrio, y si lo hacen se convertirá definitivamente en la entrega más justa de la saga.
Zombis
Si estuviera analizando World at War, o incluso Black Ops, este apartado vendría ya incluido en el anterior. Pero esta vez, el modo zombis llega tan evolucionado, tan grande, que merece mención aparte. Yo, francamente os lo digo, nunca había sido muy fan de esta modalidad, apenas jugaba. Pero, con Black Ops 2 en mis manos os puedo asegurar que estamos ante un juego prácticamente aparte. Y el principal culpable de este acelerón ha sido desde luego el modo Tranzit. Tranzit convierte Black Ops 2 en una especie de sandbox, por describirlo de alguna manera. ¡¿Qué?! Tranquilos, no es ningún GTA. Me refiero a que tenemos mucha libertad de movimientos en un mapa inmenso, enorme. Porque la temática es cuanto menos original: la única forma de desplazarse de forma segura de un lado a otro del mapeado es dentro de un escalofriante autobús que conduce un peculiar robot.
Si perdemos el autobús… toca esperar con estos amigos.Dicho vehículo hará una serie de paradas en lugares clave, con recursos suficientes para atrincherarnos y sobrevivir unas cuantas rondas más. Por supuesto, las rondas se irán haciendo cada vez más insoportables hasta que nos veamos acorralados por decenas de zombis sin salida. Como es tradicional, necesitaremos puntos para abrir puertas y comprar armas (poco aguantaremos con la triste pistola que nos dan al principio), así como diferentes ventajas en forma de máquinas expendedoras que, si se utilizan con cabeza, nos harán aguantar mucho tiempo. Y, por supuesto, vuelve la famosa «caja misteriosa», que nos proporcionará un arma aleatoria al gastar unos pocos de puntos y que se teletransportará de una parte a otra del inmenso mapa, lo que añade bastante dificultad a la hora de encontrarla. A todo esto se añade la posibilidad de fabricar armas caseras «a lo Dead Rising» mediante piezas que encontraremos dispersas por las inmediaciones, una idea que nos ha parecido genial, como, prácticamente, todo el modo Tranzit.
Para los más incondicionales, tenemos el clásico modo «supervivencia», pero para nada es comparable con el anterior, siendo mucho más soso y aburrido que en otras entregas. El modo Grief, ya para cerrar, nos reta a un enfrentamiento a tres bandos: zombis, FBI y Mercenarios. Y no, no podremos controlar a ningún zombi, pero este modo es muy divertido. Habrá que colaborar para hacer frente a los muertos vivientes, y luego darse de hostias hasta que solo quede uno en pie.
Gráficos
Ahora es cuando decís «ala, los gráficos, ¿por qué este tío no ha soltado nada al respecto?» Fácil, porque no hace falta decir nada. Todo sigue igual, e igual es igual. Un motor al que ya le pesan mucho los años, y que hace que este apartado reste enteros a la calidad final del título. Sabíamos que iba a ser así, y me temo que será así hasta que termine la generación. Por ello, este 8,8 se quedará en menos para el año que viene si el próximo CoD (MW4) presenta esta discutible calidad. Y no voy a decir que el nivel esté por los suelos, ni mucho menos, el juego se mueve excelentemente a sus 60fps. Pero, siendo una compañía millonaria, no puedes pasarte casi 5 años exprimiendo un motor que ya está seco. Aunque el juego luzca bien, sabemos que podría lucir muchísimo mejor si las cosas se hicieran bien en Activision.
Por otra parte, y esto sí tengo que decirlo, el título en su totalidad es muy alegre de ver, de colores vivos, y no tristes (como en entregas anteriores). Eso es algo que también juega un papel importante, queráis o no, en el tiempo que emplee una persona en su multijugador. Ese colorido, aunque parezca una tontería, anima a echar otra partida.
Sonido
Hans Zimmer, Jack Wall, Sean Murray… Trent Reznor tenía el listón muy alto cuando comenzó a trabajar en la BSO de esta estrega. Peo su música, aunque no tan épica como la de estos genios, ha conseguido mantener el nivel muy alto, con melodías orquestales que llegan a poner los pelos de punta. Y ojo al temazo de Avenged Sevenfold que corona la campaña, en una escena que se va a quedar grabada en más de una memoria. El doblaje al castellano está bien, pero no pasa de ahí. Mientras que algunas voces destacan muy por encima de las otras (ojo al actorazo que pone voz a Menendez) alguna que otra me ha provocado más de un facepalm (Dios, ¿quién se ha cargado al personaje de Harper con esa horrenda amalgama de gritos a la que llaman voz?). En el multijugador directamente no destacan, vacías y carentes de la personalidad que tenían en anteriores entregas de la misma compañía.
Y ahora es cuando llegan los peros. Este Call of Duty, a nivel de efectos, es de los mejores. Pero la verdad es que la saga nunca ha destacado por esto, y Black Ops 2 no logra sorprender a nadie. Después de Battlefield 3, es muy difícil encontrar un FPS con tan buen sonido, y DICE sigue reinando en este tema. Las armas siguen sonando un poco a plástico, aunque el cambio desde MW3 ha sido notable.
Conclusión
Y aquí estamos. Tras este mogollón de palabras todavía pienso que quedan muchas cosas que decir. Pero prefiero que encontrar lo demás dependa de vosotros. Black Ops 2 es uno de los mejores CoD que hemos visto. Aunque sus mejoras destacan sobre todo a nivel del multijugador y los zombis, la campaña no se queda muy atrás, con momentos que recordaremos con nostalgia. El modo online os tendrá enganchados durante años, así que es de lo mejor que podéis encontrar ahora para jugar a largo plazo. Y no nos olvidemos del modo zombis, que evoluciona de forma brutal hasta convertirse en una apuesta divertidísima para echar un rato con amigos. De no ser por fallos que podrían solucionarse con un poco de sentido común, el resultado final hubiera sido mucho mejor. Pero lo hecho, hecho está.
Habrá gente que siga afirmando que es más de lo mismo, y no estarán del todo equivocados, pero Call of Duty sigue siendo divertidísimo, y al final eso es lo que de verdad importa ¿no?