Hace algo más de un año, cuando un servidor todavía no estaba por estos lares, tuvo la oportunidad de disfrutar y valorar la primera parte del esperadísimo Broken Age, la vuelta al mundo de las aventuras gráficas de Tim Schaffer y su desarrolladora Double Fine. Ahora, tras una larga espera, ha llegado por fin la segunda parte del título, tras un desarrollo realmente arduo que llega a España de la mano de Badland Games.
Pues bien, es por lo anteriormente mencionado que este será un análisis conjunto de ambos episodios, eso sí, haciendo especial mención a las diferencias entre un capítulo y otro, y es que a pesar de que pudiéramos pensar en un continuismo, es muy distinto jugar a una parte u otra.
La unión entre cielo y tierra
Allá por enero del pasado año recibíamos la nueva aventura point & click del aclamado Tim Schafer. Esta nos ponía en la piel de Shay y Vella, dos adolescentes que representan valores realmente opuestos, pero que realmente estaban unidos por su inconformismo y su ansia de libertad. El primero es el típico niño sobreprotegido por sus padres, aunque en este caso es una nave espacial quién se encarga de la educación de Shay, algo más frustrante si cabe. Por el contrario, Vella es una chica mucho más aventurera, menos arraigada a su familia, y que desde el minuto uno intenta oponerse a las convenciones sociales que se le imponen.
Aunque nos gustaría seguir detallando un poco más la historia, incurriríamos en spoilers, y más al tratarse de un análisis global de ambas partes, por lo que solo diremos que se produce un importante cambio de papeles tras finalizar el capítulo uno, y que, tras quedar prendados del primer acto, ahora hemos acabado con un sabor realmente agridulce. Todo aquello que había brillado y nos había hecho ansiar este segundo acto, queda diluido por una continuación de la historia repetitiva y falta de imaginación.
Una espera demasiado larga
Es evidente que lanzar la continuación de Broken Age casi año y medio después no entraba en los planes de nadie, y menos en los de Tim Schaffer y en los de todos aquellos que lo apoyaron en Kickstarter. Todo ese tiempo ha supuesto un lastre para un título que no fue capaz de sobreponerse totalmente a los problemas en su desarrollo, y que ha terminado tarde, mal y arrastro.
Esta diferencia entre ambas partes no es exclusiva de la historia, sino que donde más se nota es en la dificultad de sus puzles. Pasamos de un primer episodio que era un simple paseo de tres horas, a este segundo en el cual nos hemos desesperado hasta límites insospechados. Ahora algunos rompecabezas rozan lo absurdo, creando una dificultad artificial al tener que combinar objetos que no casan ni con cola.
La frescura que percibimos en la primera parte ha desaparecido al encontrarnos una vez más los mismos escenarios, los mismos personajes y sobre todo un final insulso que precisa de una tercera parte para atar todos los cabos sueltos.
A pesar de todos estos problemas queremos señalar que no estamos ante un mal juego, es entretenido y tiene una historia con un trasfondo muy interesante, sobre todo su primera parte, pero el problema es que ha ido de más a menos, acabando por debajo de las expectativas que había generado, por ser hija de quién es y por todo el tiempo que duró su desarrollo.
Tan bello como siempre
Es el momento de hablar del apartado gráfico de Broken Age, y es aquí donde el paso del tiempo no le ha pasado factura y sigue brillando como el primer día. La esencia de aquel juego que nos enamoró visualmente sigue intacta, y tanto en la primera como en la segunda parte sigue luciendo de forma magnífica a nivel visual, siendo capaz de transmitir esa sensación de libertad de las tierras de Vella, y la angustia del espacio de Shay.
A nivel sonoro, se mantiene igual de brillante, con una gran banda sonora. Por supuesto, como no podía ser de otra forma, el doblaje es fantástico, contando con actores de la talla de Jack Black (School of Rock) o Elijah Wood (Frodo en ESDLA). A nuestro país llega con textos en español, con una gran localización, y con su doblaje original.
Conclusión de Broken Age
A día de hoy todavía se nos sigue cayendo una lagrimita por el juego que pudo llegar a ser y al final no fue. Tim Schaffer tenía una vez más una gran idea entre manos, tenía el dinero y tenía los medios, y al final, aquello que empezó de forma más que esperanzadora se acabó diluyendo y quedándose como un juego del montón.
La larga espera hizo demasiada mella, haciéndonos llegar a pensar que son dos juegos diferentes si nos fijamos en los puzles y la dificultad de cada parte. Eso sí, el recorrer otra vez en el segundo episodio los lugarse del primero nos devuelve a una realidad poco atractiva. Donde sí consigue brillar es en su apartado artístico, muy bien diseñado y trabajado, con detalles dotados de un encanto magnífico y que van como anillo al dedo a una aventura gráfica de esta temática.
Con todo esto no queremos decir que sea un mal juego, sino que no ha cumplido las expectativas, y que ha terminado con un final confuso y digno de ser revisado, incluso con una tercera parte que ate los cabos sueltos. Estamos ante un título que merece ser probado, que puede ser disfrutado, pero aunque pese a los amantes de las aventuras gráficas, que quedará en el olvido.
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Lo mejor:
- Su impecable apartado artístico.
- La historia tiene grandes momentos.
Lo peor:
- Un final que deja el título con muchas incógnitas.
- Un radical y absurdo cambio en la complejidad de los puzles.
- Va de menos a más.