Existen muchos juegos que sin ser grandes obras del sector han encontrado su lugar en nuestro corazoncillo gamer. Hablamos de títulos que no alcanzaron la excelencia ni el reconocimiento de la crítica, juegos que no tienen una producción inmensa detrás ni tampoco han conseguido arrasar en ventas… Hablamos de esos juegos de nuestra juventud que llegan así porque sí, porque su caratula nos llamó la atención o porque algún familiar o amigo nos lo regaló por nuestro cumpleaños.
El juego que hoy nos atañe es un título que tuve el placer de jugar durante mi mocedad, cuando era un chico de instituto que pasaba horas delante de la pantalla jugando juegos deportivos y escuchando música punk. Hoy señoras y señores calentaremos rueda para analizar Crashday: Redline Edition, la reconversión del título de conducción desenfrenada que Moon Byte y Replay Studios nos traían hace ya unos 11 años, y que fue publicado por Atari por aquel entonces para PC.
Coches de choque
Crashday es un juego de conducción atípico, ya que lejos de intentar meternos en una simulación realista de conducción donde tendremos montones de circuitos, el juego nos propone una premisa mucho más loca. En Crashday (como su propio nombre indica) los coches están para chocar y tener “accidentes”. Se trata de un juego que cuenta con un montón de modos diferentes en los que podremos reventar nuestro coche (y los demás) bajo diferentes reglas de partida.
Al igual que en el 2006, las fortalezas de Crashday siguen siendo las mismas: una fiesta de choques/explosiones y una amplia variedad de modos de juego para hacerlo. Tendremos a nuestra disposición las 6 clásicas modalidades que nos ofrecía el original: tendremos la batalla a muerte entre vehículos (en la que utilizaremos lanzacohetes y el mítico Gatling para reventar a nuestros rivales), el StuntShow (en el que deberemos hacer toda clase de acrobacias para acumular puntos), el modo carrera , capturar la bandera (uno de los mas divertidos) y el modo coche bomba (en el que deberemos recorrer la máxima distancia en un circuito sin dejar de acelerar para no activar la bomba que tendremos pegada al techo).
Básicamente estos modos regirán la campaña y sus distintos retos. Aunque existe un atisbo de “historia”, en Crashday es obvio que esta no será lo más importante… quizás el hecho de ganar dinero en estos eventos y poder gastarlo en comprar nuevos coches y modificarlos a nuestro antojo sea una faceta mucho más importante y llamativa (y eso que tampoco es su fuerte).
Como en el pasado, Crashday sigue haciendo gala de la variedad como su máxima fortaleza, variedad que se ve incrementada si ahora le sumamos la novedad más especial para esta edición del juego, el modo multijugador online. Un modo que ansía ampliar la experiencia multijugador pero que, salvo algún milagro o espectacular rebaja, parece ser que estará bastante abandonado.
Remake, Remaster o … ¿Relanzamiento?
Como hemos mencionado anteriormente, el modo carrera apenas a evolucionado con respecto a los visto en la edición original de Crashday. Este modo sigue siendo atípico en su desarrollo, ya que más que un modo carrera en el que deberemos progresar por diferentes ligas o divisiones, lo que tendremos será un conjunto de retos que deberemos superar con el coche que queramos.
Para comprar nuevos vehículos o piezas de tunning deberemos conseguir reputación, y con ello (más una determinada suma de dinero) podremos adquirir diferentes mejoras. Las opciones de tuneado no son demasiado variadas en comparación a otros títulos, algo que desde luego podría haberse mejorado o ampliado en esta Redline Edition.
El juego cuenta con un total de 36 pistas (10 añadidas en esta versión) pero aún así da la sensación de estar ante el mismo título de 2006. El problema es que, aunque se hayan añadido más pistas, estas no pueden evitar parecerse mucho a las ya vistas anteriormente en el título. Un pequeño apaño para esta decepción es la inclusión de un editor de pistas que hará posible añadir nuestros trazados de ensueño al juego, y por supuesto, sumar a nuestra colección de circuitos las creaciones de otros jugadores. También, hay que recalcar que el juego actúa con total compatibilidad con mods, por lo que si se consigue formar cierta comunidad a su alrededor, Crashday: Redline Edition otorga la capacidad a los jugadores de hacer lo que ellos quieran con su juego para divertirse.
Otro punto muy agradable a favor del juego es que cuenta con una tracklist muy cañera con música punk de la época (aunque no demasiado variada), algo que sirve para hacernos volver a gusto a ese año 2006. Además el juego también nos viene con una serie de minijuegos o pequeños retos en los que podremos participar de forma rápida, por lo que serán perfectos para cortas y sencillas partiditas.
Siendo sinceros, la cosa no ha cambiado demasiado con respecto al juego que ya vimos por aquel entonces. En realidad el juego no ha evolucionado mucho ni ha traído las suficientes novedades como para considerarle un remaster o un remake…
La conducción es bastante floja y poco realista, por lo que resulta claramente arcade en su propuesta. Los coches no cuentan con un gran realismo, y eso lo vemos reflejado en sus físicas y las reacciones ante choques o saltos… todo tan inverosímil que el hecho de ver un Gatling o un lanza-misiles atado a nuestro vehículo será lo de menos. Resulta extremadamente difícil conducir de forma cómoda el coche, algo que notaremos sobre todo en los retos de carreras, que provocarán más frustración que diversión en más de una ocasión.
¿Este juego es de 2006 o de 2017?
A nivel técnico el juego apenas ha cambiado. Sigue la estela de su predecesor, algo que puede resultar tan bueno como negativo. Existen algunas mejoras a nivel de iluminación, y también encontraremos modelados que (generalmente) estarán mejor conseguidos que 2006… pero sigue siendo un título muy desfasado gráficamente, siendo más notorio en su caso, en el de un juego de conducción.
Hoy en día los juegos de coches presumen de realismo tanto gráfico como en su jugabilidad… cosa que Crashday: Redline Edition no se puede permitir. Sus escenarios y circuitos son sosos y están vacíos… y aunque funcione de manera correcta y se mueva de forma fluida y sin “tirones” notamos que hasta la explosiones que fueron antaño su fuerte a nivel gráfico, hoy en día están completamente desfasadas.
Conclusiones de Crashday: Red Line Edition
Crashday fue un buen juego por aquel entonces, y hoy en día sigue siendo básicamente el mismo juego (para bien y para mal). Es un título divertido, con una banda sonora cañera que, con un poco de nostalgia y un grupo de colegas afines a él, puede darnos bastantes horas de risas, choques y acción… pero ya. Su campaña no motiva a descubrir y batir todos sus retos ya que la progresión es algo a lo que apenas daremos valor. Su apartado jugable no ha mejorado nada y sus gráficos tampoco lo suficiente, por lo que solo podemos decir que es un juego que tan solo disfrutarán los nostálgicos y amantes de este estilo de juegos, y que aún así, parece difícil que conquiste a alguien en pleno 2017.