Crítica: Blackhat (Amenaza en la red)

Michael Mann (Collateral) vuelve a la carga en 2015 tras 5 años sin estrenar una película. Bien es verdad que ha estado trabajando en muchas series americanas bien conocidas y de gran calidad como Elementary. Sin embargo, ¿ha vuelto el mismo Mann que nos dejó en Enemigos Públicos?

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El director nos presenta Blackhat, la historia de un ataque cibernético donde Chris Hemsworth (Thor), interpreta a un hacker llamado Nick Hathaway que cumple condena en prisión, siendo este la única esperanza del FBI y del gobierno chino para poner fin a una serie de acontecimientos de gran complejidad informática así como un futuro caos en la red.
Vimos otros thriller de Mann, como Heat o Collateral, que atrapaban al espectador para liberarlo al final del filme. Sin embargo, el lento despegue y desarrollo del guión de Blackhat hace que el público busque otro aspecto positivo al que aferrarse, bien en el campo técnico o interpretativo. Un arranque que narrativamente nos sumerge de lleno en la temática del thriller pierde su belleza al estar protagonizado por unos efectos especiales que bien podrían ser espectaculares hace más de una década, o incluso allá por los tiempos de Matrix, pero que causan indiferencia en el año 2015.
Tampoco se salva el trío protagonista, a saber: Hathaway (Hemsworth), Chen Dawai (Leehom Wang) y Chen Lien (Wei Tang). Al contrario que en otras obras del director, los protagonistas son algo planos, sin presentar metas claras u objetivos. Al mismo protagonista, Hathaway, le concebimos como el «típico macarra» presidiario que desconfiará de todo el mundo, incluido del FBI (fuck the police!), salvo de sus amigos de China. Personajes eclipsados por un guión que, como suele ser habitual en los thrillers informáticos, informan en exceso al espectador con tecnicismos innecesarios y Blackhat no es una excepción.
En el apartado técnico Blackhat tampoco ofrece sorpresas, de hecho, es sorprendente la duración de muchos planos en los que vemos las bellas localizaciones de países como Hong Kong o Yakarta, pero también otros muchos planos vacíos que alargan el metraje y que producen en el espectador el efecto de estar visionando un primer borrador en el que no se eliminaron esas partes vacías.

Conclusión

Entramos al cine con la esperanza de ver un thriller diferente a la altura de un director como Michael Mann, que a lo poco que seáis algo cinéfilos (y así lo consideramos si habéis llegado hasta aquí) sabréis de lo que es capaz, puede y debería ofrecernos en un futuro. Nada menos que esas joyas cinematográficas que él sabe y que hemos mencionado con anterioridad en esta crítica. Por el momento tenemos que ponerle un negativo y deberes pendientes para próximas entregas.

Crítica realizada por Henar Hernández (@HenarHAsensio)

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