Lo primero que hay que decir de Assassin´s Creed es que no es una adaptación de videojuego al uso, para empezar analizando su reparto, en el que Michael Fassbender, que ejerce también labores de productor de la película, reconoció en las múltiples entrevistas previas a su estreno que jamás había jugado a la popular saga de videojuegos de Ubisoft. Siguiendo por esta idea también tenemos los casting de habla inglesa donde vemos rostros tan conocidos como a Marion Cotillard (en el rol femenino protagonista) y a otros como Jeremy Irons, Brendan Gleeson o Charlotte Rampling. Y hablamos del casting porque el director fue contactado por Fassbender por haber coincidido en la adaptación del clásico de Shakespeare, Macbeth, por la que recibieron múltiples alabanzas; de ahí a convencer a Cotillard que también trabajo en la misma y al resto del reparto fue sencillo. Secundado por este reparto el director toma la vertiente muy arriesgada de intentar dotar de un carácter serio y una trascendencia a la historia similar al de su anterior trabajo y que no es común en las adaptaciones de videojuegos más propensas a un tono lúdico y fantasioso.
Las películas de videojuegos a veces se burlan de forzar arcos dramáticos sobre cosas que son esencialmente no narrativas, como la interminable galería de disparos de Doom, o los rompecabezas de la física de Angry Birds. Pero cuando los cineastas asumen proyectos como Assassin’s Creed, basado en la franquicia de juegos de acción Ubisoft del mismo nombre, se enfrentan a un problema diferente: ¿cuál es el punto?
Y es aquí donde Assassin’s Creed necesita sentirse más un remake de acción en vivo extremadamente complicado y toma la arriesgada misión de ir hacia una historia más pequeña y no más grande, a través del guión de Michael Lesslie (Macbeth), Hill Collage (Divergente) y Adam Cooper (Exodus: Dioses y Reyes). Para tratar una historia original que se aleja de la trama de los videojuegos los guionistas simplifican la compleja historia de la saga de juegos, de una manera que es admirablemente legible, enfatizando elementos que se sentirían tediosos o incómodos en las consolas. Si todo esto sale rentable permitirá a Ubisoft desarrollar una nueva franquicia cinematográfica (Fassbender tiene ya un contrato firmado para una posible trilogía).
Al igual que los juegos, la película postula que los Caballeros Templarios son en realidad un gobierno en la sombra poderoso y de larga historia que busca la dominación del mundo – aquí, a través de un artefacto llamado la Manzana del Edén, que contiene «el plan genético del libre albedrío«. Se encuentra en su camino al credo de los asesinos, un grupo de guerreros anárquicos ubicados en el califato de Granada en la España del siglo XV que han frustrado los planes de los templarios.
Y es aquí donde la película muestra otros dos elementos innovadores en lo que a un Blockbuster se refiere: en primer lugar casi la mitad del metraje, a mi punto de ver el más interesante de la trama, se desarrolla en la España inquisitorial y nos muestra los enfrentamientos entre los Assassin y la guardia Inquisidora. Aquí es donde nos encontramos con el segundo punto y es que estas escenas han sido rodadas completamente en castellano, tanto por los actores angloparlantes Michael Fassbender y Ariane Lambed, como por el resto del casting de origen Español, donde reconoceremos las caras de Javier Gutierrez (en el papel de Torquemada ), Hovik Keuchkerian o Carlos Bardem.
Así cuando Callum Lynch (Fassbender), un reo camino del patíbulo, es salvado de morir por inyección letal por la compañía Abstergo de sede en Madrid (y cuyos exteriores reconocemos en la película desde una impecable fotografía aérea “ a vista de águila” tanto en el presente como en la granada del siglo XV). A través de la científico Sofia Rikkin (Cotillard) le ofrecen participar en una investigación que busca encontrar la cura para la violencia, a cambio de participar en una tecnología revolucionaria de nombre “ Animus “ y que tiene como fin desbloquear la memoria genética de Lynch e introducirle en la piel de Aguilar de Nerja, su antepasado miembro de la sociedad de Assassin´s. Todo esto con el objetivo de experimentar en primera persona sus aventuras del pasado y lograr descubrir dónde guardaron los mismos la Manzana del Eden.
Así Kurzel muestra un mimo en la coreografía de las batallas, demostrando que los videojuegos pueden ser cinematográficos a través de complicados y acrobáticos enfrentamientos que tanto Fassbender como Labed desarrollaron en un 95% de las escenas, a través de la técnica del parkour (alejándose de las tediosas cámaras lentas y movimientos antihumanos que lastran otras sagas como Underworld, Resident Evil o incluso la propia Matrix).
El viaje emocional de Lynch y la relación tensa con Sofía es la parte más fuerte de Assassin’s Creed. Lynch podría fácilmente ser jugado como un antihéroe cínico común en la vena del Snake Plissken de Kurt Russell o del Lobezno de Hugh Jackman.
Nunca está claro cuánto realmente debe confiar Lynch en Sofía, o cuánto se supone que la audiencia simpatiza con ella. Sofía es descrita como una mujer compasiva y bien intencionada frente a la actitud de su padre (Jeremy Irons), un ejemplo de cómo la pasión científica altruista puede ser pervertida por el extremismo ideológico.
A veces, sin embargo, al simplificar la historia corren el riesgo de dirigir la trama hacia abajo en algo demasiado genérico. La guerra entre los Assassins y los templarios nunca nos llega a parecer particularmente tensa o de alto riesgo para sus protagonistas. Los Caballeros Templarios de Assassin’s Creed son intercambiables con cualquier otro gobierno de Illuminatis en las sombras. El segmento final en Londres debería conducir hacia un clímax explosivo, pero uno al final no puede dejar de sentirse abrumado por una historia que nunca logra fusionar del todo con el tejido conectivo del espectador.
Conclusión de Assassin’s Creed
Entonces, ¿Funciona? Bueno, sí y no. Película ambiciosa y elegante, es un canto de amor del director, en una recreación amorosa de ciertos elementos que hacen la serie tan popular. Sin embargo emocionalmente el peso de la película nos hace preocuparnos por unos personajes atrapados en una serie de persecuciones cohesionadas en el endeble McGuffin de la búsqueda de La Manzana del Eden, por lo cual las múltiples referencias a la saga harán que su visionado sea difícil a la hora de conectar con los personajes para los no iniciados en el videojuego. En conclusión, Kurtzel nos presenta un producto para los muy amantes de la saga.