Lo confieso, soy un fan acérrimo del denominado universo Cinemático Marvel, así desde esa primera película de la productora de la casa de las ideas lanzada en el 2008 (y que se convirtió en todo un hit de taquilla y en una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood al por aquel entonces un poco alicaído Robert Downey Jr en su encarnación de IronMan) a través de sus pequeñas escenas pos-créditos que explicaban en breves detalles la iniciativa vengadores que tenia como objetivo reunir a los denominados «Héroes més poderosos de la tierra», que llegó a su primer clímax y me hizo ir al cine sintiéndome como una niño con zapatos nuevos con el estreno de «Los Vengadores (2012)».
Y digo esto porque en mi reseña sobre «Spiderman Homecoming» intentaré ser lo más objetivo posible a sus virtudes y defectos como película. Como su título indica, esta nueva adaptación de Spiderman es una vuelta a casa que muchos de los fans de Marvel esperábamos, puesto que no se trata de un personaje cualquiera, posiblemente es uno de los héroes más queridos y famosos de Marvel, el pacto con Sony tenia unas premisas muy claras: la primera poder introducir a nuestro vecino arácnido dentro de la maquinaria de este universo cinemático en el que todas sus piezas encajan (algo de lo que debería aprender DC con Warner en su plan precipitado por juntar a todos sus héroes en una misma película), y la segunda ayudar a Sony a volver a generar ilusión con un personaje que tenia visos de estar muy gastado después de sus cinco entregas previas con dos reencarnaciones por parte de Tobey Maguire y Andrew Garfield en tan solo 15 años.
Y es aquí donde se encuentran, a mi modo de ver, las mayores virtudes de la película de Jon Watts y los hasta seis guionistas que firman el libreto de esta nueva adaptación de Spiderman en la piel de Tom Holland, actor que borda la encarnación del amigable vecino Spidey. Lo que narra Spiderman Homecoming es la necesidad de mantener a Peter Parker y su alter-ego del hombre araña eternamente en ese rol de joven inocente de entre 15 y 20 años, capaz a la vez de que tira telarañas y hace asombrosas piruetas de azotea en azotea, conservar todas las incertidumbres y vulnerabilidades de la adolescencia. A pesar de todos sus súper poderes y de la extraña y peligrosa compañía que mantiene, sigue siendo un adolescente , y esa es su Kryptonita, lo que reduce sus tamaño de superheroe a un humano reconocible.
Ese carácter de adolescente que necesita una constante aprobación de sus mayores es lo que explota Watts en esta película en la que Downey Jr. ( o deberíamos decir Tony Stark, puesto que se nota que el actor americano disfruta cada vez que se pone la casaca del playboy millonario y que ya es parte de su personalidad) desempeña ese rol de figura paterna perdida, que ya robó las mejores secuencias el año pasado de Capitan America: Civil War (2016) en los breves cinco minutos que comparten secuencias en la película que la precede.
Así brevemente esta seria la sinopsis de la película que nos ocupa, arrancando justo después de los acontecimientos que se narran en Civil War y en el que IronMan- Stark recluta a Spiderman-Parker como una especie de futuro vengador en un rol similar al de los canteranos de los equipos de fútbol y le deja instrucciones además de un nuevo traje lleno de mejoras y modificaciones de que espere el momento de demostrar su valía.
La oportunidad le llega al joven Peter Parker cuando intenta desenmascarar al criminal detrás de un grupo de antiguo salvamento encabezado por la figura de Adrian Toomes, más conocido en los cómics de Spiderman como «El Buitre» (interpretado con el típico vigor histriónico que ha utilizado a lo largo de toda su filmografía Michael Keaton, desde su Bitelchus-1988-, hasta el más reciente «Birdman»-2014-, personaje que a mi modo de ver hizo que Marvel le fichase para este personaje a modo de homenaje).
Toomes se ha dedicado a recopilar/robar tecnología perdida en las diferentes batallas de los vengadores desde su primer enfrentamiento contra la raza alienígena Chitauri, hace 8 años según la cronología de la película (cinco en la realidad), pero desde un perfil bajo que no haga levantar sospechas a la oficina de control de Daños del gobierno encabezada por el propio Stark.
Así otro de los puntos destacados de la película sería que directamente nos introduzca en acción sin volvernos a contar una historia de «origenes» como sí se hizo en las anteriores versiones de Sam Raimi (Spiderman 2002) y Marc Webb (Amazing Spiderman 2012), mostrándonos una versión de Spiderman menos arrogante y torturada que la de sus dos predecesores , pero sí quizá más inseguro y que necesita esa aprobación por parte de Stark y su guardaespaldas y hombre de confianza «Happy» Hogan (Jon Favreau en su faceta interpretativa).
Y mientras Peter intenta abordar los desafíos del día a día en la escuela secundaria ayudado por su mejor amigo Ned (Jacob Batalon),a la vez que oculta su faceta de héroe amateur contra el crimen a su Tía May (Marisa Tomei en un rol más cómico por las constantes referencias a su físico exuberante de mediana edad poco común en las anteriores encarnaciones de mayor edad de este icónico personaje), la película va mostrando diferentes escenas de acción más o menos conseguidas (sin soltar muchos spoilers de la película, para mí la más conseguida sería la que transcurre en el monumento Obelisco de Washington).
Todo ello avanza con una historia que sin ser tampoco muy complicada, sí muestra una faceta cómica sobresaliente, muy en la línea de predecesoras del género de superhéroes como Ant-Man (2015) o Deadpool (2016) hasta llegar a su emocionante clímax en el que Spiderman tiene que demostrarse a él mismo y a los que le rodean que es más que un traje y cuyas imágenes me recordaron a la portada del clásico número 33 del cómic original de 1966 con el título «The Final Chapter» (esta es una de las múltiples referencias que el espectador avezado en el universo del trepamuros descubrirá en la película).
Así en el debe de la película Spiderman Homecoming funciona mejor en su hora inicial (aunque a veces un poco forzada y en la que la labor de sus seis manos acreditadas no salga a relucir), y se contenta con ser una historia ligera y humorística de un adolescente que se mueve como un funambulista entre las necesidades de la escuela, el hogar y su emergente faceta de spiderman. Todo ello ayudado sobre todo porque el rol por primera vez está interpretado por un actor en edad real de adolescencia, que en sus escenas más dramáticas de duelos superheróicos (así una breve escena de él entrando furtivamente en su dormitorio para evitar ser descubierto por la tía May tiene más tensión que la mayoría de las piezas de acción de la película).
Así es difícil saber cuánta libertad creativa tuvo en un película del poderoso estudio Disney-Marvel su director Watts, cuya experiencia previa se reducía a la divertida pero pequeña «Copcar» (2015). A nivel artístico la película no es distintiva de cualquiera de las otras propuestas del universo Marvel, normalmente encargadas a artesanos de buen acabado pero poca personalidad creativa, ya sean el propio Favreau («Ironman»-2008-), Joe Jhonston («Capitán América» -2011-) o Scott Derrickson («Dr. Extraño»-2016-), y que en mi modesta opinión la hacen situarse por debajo de propuesta más creativas como la propia «Los Vengadores» (2012) de Josh Wheedon o la más reciente «Guardianes de la Galaxia » (2014) de James Gunn, donde la mano de los directores también involucrados en el acabado del guion se muestra de forma mucho más firme.
Conclusiones de Spiderman Homecoming
Sin ser la mejor película del universo Marvel, sí se encontraría en el altar de las más conseguidas. Watts dosifica la trama que cuenta y redunda en los matices de los personajes para superar a unas escenas de acción menos espectaculares pero que encajan bien en el tono de la película y que le alejan de las exageraciones que se producen a veces en el universo Marvel. Es una cinta contada con vivacidad y con un ritmo que casi nunca decae y que nos deja con más ganas de ver a esta encarnación adolescente de Spidey de Holland en más películas de este universo, ya sea en solitario o acompañando a los Vengadores.