Nightcrawler es la ópera prima de Dan Gilroy. Como guionista ha escrito los libretos de películas tan diferentes como Misión Explosiva, The Fall, El sueño de Alexandria, Acero Puro o El Legado de Bourne. Tras veinte años trabajando en la industria del entretenimiento, decide ponerse detrás de la cámara para contar su guión en la película que nos ocupa. La jugada no le ha salido nada mal ya que ha conseguido numerosos premios menores además de estar nominado a los BAFTA (los premios británicos más importantes del cine) y a los Oscars a mejor guión. La película llega a España este viernes 30 de Enero de la mano de la distribuidora Filmax.
El film nos sitúa en una nocturna Los Ángeles, escenario donde Lou Bloom, un chico solitario y extraño, mendiga trabajos mal pagados para sobrevivir. Su billete de oro lo encuentra cuando se encuentra un accidente de tráfico y junto con la policía y la ambulancia que intenta salvar la vida de una persona, aparece un hombre que busca las imágenes más sensacionalistas y más provocativas para venderlas a una cadena de televisión, y que esta las emita en el telediario. Bloom decide dedicarse a la grabación de sucesos y pretende llegar a ser el mejor pisando los límites ético-morales.
Nightcrawler es una profunda reflexión sobre la ética periodística. En un mundo globalizado y con constantes e inevitables problemas y roces de índole política, cultural y social, las cadenas de televisión luchan entre sí para tener más público y porcentaje de audiencia total. Y si para eso deben dar más importancia a sucesos de dudoso interés para una mayoría de espectadores, lo hacen. La importancia de las personas que están al otro lado de la pantalla está en entredicho. El único valor que importa es el total, y para eso no existen límites. Lou Bloom es la mano ejecutora, la persona que por necesidad decide realizar un trabajo tan moralmente detestable como es el de sacar las imágenes más sangrientas, violentas e impresionantes de personas agonizando o ya muertas.
Dan Gilroy crea un relato perverso con unos personajes que se retroalimentan llegando a unos límites difíciles de soportar por el espectador medio. Busca remover consciencias y una creciente incomodidad con un final explosivo e increíble, entendiendo el último adjetivo con todos sus diferentes significados. Nightcrawler formará parte de un cine crítico y polémico a partes iguales, la absorbente personalidad y excesiva, en el buen sentido de la palabra, verborrea del protagonista y la crítica social recuerda a cintas de culto como El Club de la Lucha y similares.
Por contra, toda esa potente reflexión se debilita un poco después de la primera mitad de la obra. Nightcrawler nos hace tan inmunes y tan moralmente superiores a todo lo que nos cuenta que esa pretendida y feroz crítica, aunque siempre presente, pierde un poco de fuelle, y ni la buena fotografía de Robert Elswit ni el enérgico montaje de John Gilroy pueden evitar un leve bajón que se soluciona en el tramo final.
Por otro lado Lou Bloom también merece todo tipo de alabanzas, tanto a nivel de creación de personaje como a nivel interpretativo. Jake Gyllenhaal, regalándonos una de sus mejores actuaciones y una de las mejores interpretaciones del año, se pone en la piel de este anti-héroe con discurso sacado de un libro de auto-ayuda para enfrentarse al sistema establecido con la misma moneda, de forma cínica a más no poder. Con tendencias psicopáticas Bloom necesita esa búsqueda de lo sensacionalista y se desarrolla movido por la adrenalina. Junto con el actor californiano destaca el trabajo de Rene Russo como Nina, directora de una cadena menor en la ciudad de Los Angeles que está dispuesta a todo para su continuidad en ella, y Riz Ahmed que interpreta a Rick, una ilusa e inocente víctima del sistema.
Nightcrawler es una obra valiente, arriesgada, con un discurso directo y una dura crítica a la sociedad y más concretamente a los medios de comunicación, que aunque no es perfecta sí cuenta con una excelente interpretación de Jake Gyllenhaal.