Esta semana os traemos una doble sesión de cine familiar. Una de ellas es la versión francesa del cuento por todos conocido «La Bella y la Bestia». Y como segundo plato, la disfrutable «Las aventuras de Peabody y Sherman», donde la animación de calidad y el humor van de la mano.
La Bella y la Bestia:
¿Qué por qué fui a ver “La Bella y la Bestia” en su versión francesa? El mayor motivo fue que me gusta mucho el cine francés, tienen una forma muy especial de narrar las historias y más si son de fantasía, sólo hace falta mencionar unos cuantos títulos para saber de lo que hablo: Amelie, Dobermann, The Artist o El Quinto Elemento, sin olvidarnos de las mucho más reales Tres Colores o Intocable.
Esperando encontrarme algo tan bueno como lo anteriormente citado, sólo podemos encontrar similitudes con ellas en cuanto a su perfección estética que tanto gusta, pero ésta queda ensombrecida por la infantilización de la película en momentos puntuales y por los cambios argumentales/sentimentales que experimentan sus protagonistas, cosa que necesitaría un poco más de explicación hacia el espectador.
Pese a este gran punto en contra, nos encontramos con una película entretenida, poseedora de una gran banda sonora, que, además, nos regala unos efectos especiales dignos de mención, recordándonos a ratos a la divertida “Jack el Caza Gigantes” de Bryan Singer, pero un poco más gótica en general.
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No se la va a recordar como la mejor cinta del año, pero se deja disfrutar en la mayor parte de su metraje, gracias a una revisión y giro de tuerca de este clásico infantil, pero que no le hace ni un ápice de competencia a la cinta de animación creada por la factoría Disney allá por el año 1991.
Las aventuras de Peabody y Sherman:
Yo, como la mayoría del público español, hemos ido a ver esta cinta de animación llamados por el sello DreamWorks, sin saber nada de sus personajes ni de dónde vienen, cosa que el público estadounidense conoce a la perfección, ya que fueron presentados entre los años 1959 y 1963 en “The Rocky and Bullwinkle Show” (Las aventuras de Rocky y Bullwinkle).
Pasando a comentar la película, no es una cinta con un ritmo rápido como otras de esta factoría, pero sabe entretener gracias a los viajes en el tiempo que se ven obligados a realizar padre e hijo, o perro y humano en este caso.
Un viaje por toda la historia de la humanidad que dudo mucho que el público más infantil llegue a entender, pero que a los adultos nos hace pensar muy mucho y disfrutar del Antiguo Egipto, Troya o la Italia de Leonardo DaVinci.
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Una muy buena cinta de animación a la que le sigue faltando ese “sentimiento” que a Disney/Pixar le sale tan bien mostrar y que DreamWorks aún no ha sabido sacar a la luz. Se ve que intenta mejorar día a día en cada una de sus nuevas películas y, a veces, acaba consiguiéndolo, creando verdaderas obras de arte como es el caso de “Shrek”, “El origen de los Guardianes” o en “Cómo entrenar a tu dragón”.