Don’t Starve: Reign of Giants. Análisis PS4

Muy de vez en cuando salen juegos que nos dejan un sabor distinto. Títulos que surgen de la nada y que hacen que nos quedemos pegados al mando de nuestra consola de una manera pasmosa. El género de la supervivencia siempre ha sido de los más laureados en muchos ámbitos. En el cine, por ejemplo, películas como Náufrago o Viven siempre han sido consideradas como joyas. En esta ocasión la pequeña distribuidora Klei Entertainment se ha sacado de la manga un juego que nos va a dejar siempre con ganas de más.

Un título que no es una expansión más ya que añade suficientes extras como para que pueda considerarse un título atractivo y nuevo. Muchos ya pudieron disfrutarlo en su momento con el servicio Plus de Sony y ahora Reign of Giants para Playstation 4 viene cargado con todas las mejoras que ya nos proporcionaba su versión de Steam desde el mes de abril. Aún falta por llegar el momento de disfrutar esta aventura tanto en PS Vita como el nuevo modo cooperativo online, pero eso será en breve (se espera este mismo verano aunque en versión Alpha y aún no para todas las plataformas) gracias a Don’t Starve: Together. Un juego que nos sigue dejando hambrientos, pero siempre con buen sabor de boca.  

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Siguiendo la línea creada por Minecraft, pero con un toque distintivo, nos encontramos en Playstation 4 con Don’t Starve: Reign of Giants. Un juego que, a pesar de haber salido algo tarde, (la versión de Steam salió para el mes de abril) promete muchas horas de diversión. Cada paso que demos será clave para nuestra aventura y no es una exageración.

Nos pondremos en la piel de Wilson (en un principio) un inventor que ha construido, guiado por nuestro némesis, Maxwell, una máquina que le ha transportado a un mundo en el que estará literalmente solo ante el peligro. No habrá casas, no habrá tiendas, no habrá personas con las que hablar, ni lugares donde descansar. Solo habrá elementos que nos harán muy difícil la tarea más fundamental de cualquier ser vivo: sobrevivir. 

Su objetivo primario será, por lo tanto, intentar regresar a casa, aunque debido a la dificultad del juego nuestra misión irá cambiando a algo más básico: no morir. Con esa premisa tan sencilla: “sobrevive como puedas”, los chicos de Klei han hecho un trabajo fabuloso que no pasa desapercibido en un mundo donde los videojuegos “indie” cada vez están más de moda.

Belleza bizarra

Este juego bebe de la esencia de Tim Burton. Los personajes, los diseños, el mundo que se genera de la nada… todos estos elementos podrían haber sido diseñado fácilmente por el director de cine más “estrafalario” del panorama cinematográfico.

No es un portento gráfico pero tenemos en nuestras manos una estética tétrica, casi fúnebre, que se desmarca de cualquier título conocido. Solo con mirar a la pantalla de cualquier escenario podremos identificar a Don’t Starve, cosa que no ocurre en otros juegos y géneros como por ejemplo los “shooters” en los que las variaciones son mínimas, pero el “salto gráfico” es abismal.

Las animaciones tienen un sentido del humor muy ácido y los cambios que sufren nuestros protagonistas por el hambre o la locura se hacen muy patentes desde el primer momento. Klei ha mimado este título haciendo del sufrimiento de nuestros personajes un gran deleite para nuestros ojos.

Al igual que ocurre con Minecraft, otro título “indie” del género de la supervivencia, una sola imagen de este juego lo identifica. Ya sean las biomas, muy distintas las unas de las otras, los enemigos estrafalarios como por ejemplo las arañas con ojos saltones y bocas desproporcionadas o nuestros propios protagonistas con peinados a lo Eduardo Manostijeras, hacen que cada imagen del juego, cada “frame”, sea identificativa de lo que es: un juego con mucha personalidad, peculiar y distinto.

Tiene un estilo diferente de ver las cosas que a pesar de no ser una maravilla visual, desde nuestro punto de vista, tiene mucho más mérito, ya que hacer unos gráficos tan originales, en dos dimensiones, le da al juego un toque mágico, ecléctico, que ningún otro título ha logrado recrear. Llamar la atención por ser diferente en el mundo de los videojuegos no solo es muy arriesgado sino muy difícil y meritorio.

Los nuevos añadidos no hacen perder en ningún momento la estética fantasmagórica que generaba la primera aventura, es más, los aumenta haciendo que sea aún más característico y diferente de lo que el juego de por sí ya es. Un acierto y una alegría para aquellos que esperaban esta expansión para Playstation 4 como agua de mayo.

Sobreviviendo a ritmo de jazz

La banda sonora original de Don’t Starve ya eran sintonías con un carisma especial. Piezas tranquilas con los efectos sonoros básicos para lograr su cometido: meternos en situación. Pero en esta nueva versión, Reign of Giants, han logrado dar un paso más y le han dado un toque más fresco a las melodías.

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Las nuevas canciones suenan como auténticas piezas de jazz: animadas, alocadas y divertidas, muy al estilo de los años 20. Nos pondremos a talar árboles o a picar piedra solo por el mero placer de escuchar las piezas. Se conservan otras como la que escuchamos cuando nos están atacando o cuando por fin amanece, que nos transmitirán ese mismo sentimiento de: “he logrado sobrevivir un día más” que sentíamos en el juego original.

Otra peculiaridad del título es que no tiene voces: cuando hablen nuestros personajes oiremos sonidos similares a los que se escucha en títulos como Animal Crossing pero con aún menos sentido: son completamente inteligibles. Además de eso no hay diálogos porque, básicamente, el personaje al estar solo si tiene que hablar, lo hará consigo mismo y eso es un punto de locura extra que hay que tener en cuenta.

Lo que no mata, engorda

Por los foros siempre se ha comentado lo tremendamente complicado que es sobrevivir en la aventura original, pero hacerlo en Don’t Starve: Reign of Giants ya es rizar el rizo de una manera increíble.

A pesar de lo que pueda parecer al tener mayor variedad de recursos lo único que han logrado es complicarlo hasta un punto casi frustrante. No solo han añadido nuevos monstruos finales, (uno por cada estación del año) animales y recursos, si no que para sobrevivir hay otros factores que nos afectarán mucho más que antes de que llegara esta expansión.

Ahora no solo habrá que cuidar a nuestro personaje, igual que a un tamagochi, para que no se vuelva loco, ni sea devorado por jabalíes, o muera por total desnutrición. Ahora, además de eso, tendremos que preocuparnos en verano de si hace demasiado calor, en otoño de si nos morimos por hipotermia de tanta lluvia y por supuesto en invierno de frio por congelación. No tendremos un respiro en ningún momento. Cada segundo en Don’t Starve: Reign of Giants es un reto para el jugador.

A diferencia de lo que pasa con Minecraft, que tenemos que descubrir las recetas por nosotros mismos, en Don’t Starve el mayor problema será conseguir los ingredientes que nos van a pedir. Tendremos que preocuparnos de conseguir madera, roca, oro y por supuesto comida y a ser posible que sea no perecedera. Habrá que cazar, defenderse de monstruos enormes, evitar trampas y preocuparnos de no caer en la hambruna o en la locura.

El tiempo está dividido en el día, el atardecer y la noche. Pues ahora además de eso tendremos las cuatro estaciones del año con sus respectivas cualidades con las que enfrentarnos. Antes solo teníamos dos: normal e invierno. Ahora tendremos las cuatro para disfrute máximo de los jugadores más aguerridos acostumbrados ya a las inclemencias del tiempo, como los que vivimos en zonas como Pamplona donde reina el frió durante los doce meses y sale el sol una vez al año.

Muchas recetas de cocina distintas, posibilidad de cocinar en una olla o en la propia fogata. Decidir preparar recetas elaboradas o comer carne y frutos sin procesar. Poner comida a secar en un secadero, o conservarla en un congelador. Ser cazadores expertos o precavidos agricultores.

Las posibilidades en Don’t Starve: son casi interminables. No solo podremos manejar a Wilson, conforme avancemos en el juego podremos desbloquear distintos personajes como Wolfang, Wendy, Wes, Wickerbottom… (sí, todos con W salvo Maxwell, ¿coincidencia?) Cada uno de estos personajes tendrá sus defectos y cualidades y harán de cada aventura una historia completamente distinta.

Un juego que se puede alargar y rejugar hasta que nuestra imaginación no dé para más. Mapas generados de manera completamente aleatoria y situaciones que sorprenderán siempre. Más vale que estemos siempre atentos porque si perdemos la concentración un solo segundo, puede ser el final.

Una de las pegas que encontramos a este juego es que no está traducido al castellano, toda la información será en inglés y aunque no hay mucho que leer sí que puede ser molesto para algunos jugadores, pero es una pequeña traba que se puede solventar con imaginación y sentido común.

No todo tiene que llegar a su fin

Pocas veces vamos a encontrarnos un juego al que se le pueda sacar tanto jugo. Una idea tan sencilla como sobrevivir llevada al extremo. Pasarán las horas y veremos cómo seguimos enganchados a la televisión, avanzarán las estaciones y nosotros seguiremos albergando la esperanza de seguir viviendo. Expectantes de encontrar el oro que nos ayude a construir la última pieza que nos falta para aguantar un día más de duro invierno.

No os dejéis engañar por las apariencias. No es un juego sencillo, es un juego divertido y adictivo, con una jugabilidad rica en matices y con un grado de dificultad alto, lo que no nos impedirá picarnos y seguir jugando día tras día. En breve se supone que sale la versión multijugador de este título, ojala sea así porque ya sería la guinda que colocar en este ya de por sí jugoso pastel.

Lo mejor:

-Adictivo y con muchas horas de juego

-Cada aventura es distinta

-Si os gusta la estética de Tim Burton, este es vuestro juego

-Trae muchas novedades entre ellas las cuatro estaciones

Lo peor:

-Sigue sin estar traducido al castellano

-Puede llegar a ser frustrante por su dificultad

-No han añadido trofeos

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