Techland ha puesto en el mercado otro de esos títulos de zombis nos ha llamado mucho la atención, y más teniendo en cuenta que Dead Island había puesto muy altas las expectativas. Muchas eran las dudas generadas por si se habían hecho las cosas bien o simplemente se habían seguido cometiendo los mismos fallos, creando una franquicia nueva y aportando muy poco nuevo. Al final, de todo un poco.
Una historia sacada de entre otras muchas
Nuestro papel en toda esta historia es el de Kyle Crane, quien aterrizará en Harran, Turquía, para averiguar más sobre lo que está pasando dentro de una ciudad que ha sido aislada por un brote de zombis (una variedad de la rabia mucho más agresiva). Para mantener vivos a los supervivientes que puede haber, el gobierno lanza cada cierto tiempo contenedores de provisiones y nuestra tarea será tan simple como infiltrarnos y cumplir unas sencillas misiones.
Lo cierto es que estamos ante uno de los argumentos típicos que podemos encontrar en una película del estilo, viendo constantemente los clichés del género con supervivientes de lo más heroico que darán su vida por nosotros sin conocernos de nada o personajes que nos traicionarán a la mínima de cambio. Desde luego, estamos ante uno de los puntos más flojos de Dying Light y es que nos costará mucho encontrar un personaje que cale en nosotros o con el que empaticemos lo más mínimo, por lo que en este sentido será dificil meterse en la historía. La recreación de la ciudad es impresionante, pero ha sido una verdadera lástima que no haya sido acompañado por un guión a nivel.
Ante nosotros tenemos una aventura que si bien podemos concluir en unas 15-20 horas, si queremos realizar todas las misiones secundarias necesitaremos más de 50, por lo que acomodaos bien que el viaje será largo.
Dead Island llega a la nueva generación
Cuando nos ponemos manos a la obra y comenzamos a disfrutar verdaderamente del juego ha pasado más de una hora, donde hemos tenido que hacer un largo tutorial en el que vamos conociendo cómo funciona todo. En el momento en que tengamos libertad para actuar lo cierto es que estaremos sueltos en medio de una ciudad enorme, pudiendo escoger qué queremos hacer, pero con un par de tornillos en los bolsillos, dos tablas de madera, una tubería y un personaje que debe ser asmático por lo rápido que se cansa.
Con un par de acciones podemos ver cómo la jugabilidad de Dead Island está ahí en el corazón de Dying Light, pero con algunas mejoras que realmente hacen que el juego sea entretenido. Para empezar, tendremos tres ramas distintas de habilidades en las que ganaremos puntos según vayamos jugando. En la de Supervivencia tendremos que cumplir encargos y misiones para poder mejorar, algo que nos permitirá ganar recetas para construir objetos y algunas habilidades que nos permitirán no morir con tanta frecuencia (eso sí, cuando finalmente expiremos, perderemos una cierta cantidad de experiencia). Con Agilidad ganaremos habilidades como saltar más y mejor, distintas piruetas y en definitiva todo lo que nos haga ser más difíciles de atrapar, algo que nos vendrá muy bien si queremos escapar con vida. Para ello ganaremos experiencia en esta categoría cada vez que realicemos acciones tales como trepar, saltar… Por último tenemos Potencia, siendo esta la que tendremos que subir si queremos aprender a luchar como es debido. La manera de subirla de nivel es tan simple como cabe suponer: matando zombis.
Las mecánicas de juego han sido mejoradas con respecto a Dead Island y realmente llega a ser divertido, sobre todo cuando vemos que algunos de nuestros golpes pueden tener efectos devastadores como es la rotura de huesos (que veremos crujir como si de una radiografía se tratara) o la amputación de miembros que saldrán volando. También tendremos la posibilidad de utilizar armas de fuego, pero el juego se ha centrado más en el melé y las balas es algo que deberíamos utilizar como último recurso: demasiado ruido, y media ciudad se nos tirará encima. Los movimientos de parkour la verdad es que le vienen como anillo al dedo al título, ya que nos encontraremos constantemente escalando y buscando lugares estratégicos por los que seguir. Además, este modo de acción no será tan simple como pulsar un botón e ir subiendo solo como si fuéramos Spider-Man, aunque no llegará al nivel de complicación de Mirror’s Edge, por lo que estamos entre un término medio entre dificultad y diversión.
Hay que tener en cuenta que en un principio la acción va a ser bastante lenta, ya que la precariedad de nuestras armas, rompiéndose muy rápidamente y haciendo que tengamos que parar a repararlas, y lo rápido que nos cansemos romperán en gran medida la continuidad, por lo que hasta que no ganemos suficientes habilidades podemos estar ante un pequeño tedio. Ahora bien, si tenéis la oportunidad de disfrutar de Dying Light en compañía de hasta tres amigos (tanto online como LAN), estamos ante una auténtica maravilla de jugabilidad, ya que además de bajarle la dificultad, si sabemos jugar en equipo, aumentaremos la diversión muchísimo (tener en cuenta que la última misión no se puede hacer en grupo, solo en modo un jugador).
Pero el multijugador no ha quedado ahí y aunque en un principio el modo Be the Zombie estaba destinado a las reservas de Dying Light finalmente todo usuario podrá contar con él y saber lo que se siente al ser un muerto viviente con unas habilidades particularmente excepcionales para destrozar a los supervivientes que salgan a su paso. Diversión en compañía que lo llaman.
La nueva generación abierta de par en par
Cuando Techland había anunciado que cancelaba las versiones de PlayStation 3 y Xbox 360 por falta de potencia lo cierto es que molesto a mucha gente, pero una vez vemos el acabado final entendemos a la perfección el porqué de esa decisión. La versión que hemos probado nosotros, la de PC, no tiene las limitaciones de las consolas, pudiendo disfrutarlo a una velocidad más o menos estable de entre 30 y 60 fps. Sin embargo las exigencias del título son bastante altas y la optimización es posible que no fuera todo lo buena que debiera, ya que incluso con AMD Fx 8350, con 8 GB de RAM y una tarjeta gráfica NVIDIA 980 GTX, notamos algunos bajones.
Una vez configurado a nuestro modo, lo cierto es que la ciudad y los enemigos están recreados muy satisfactoriamente, aunque con más del clipping deseado y unos personajes tirando a poco expresivos, algo que en realidad solo será importante para los más puristas, técnicamente hablando. El doblaje al español es sobresaliente, habiendo empleado a actores conocidos para ello, y los efectos sonoros nos darán más de un susto, poniéndonos la carne de gallina. La banda sonora realmente te introduce en el entorno casi al momento, por lo que Dying Light hace que realmente sintamos que ha llegado la nueva generación en cuanto a poderío técnico.
Los ciclos de noche y día le dan un toque distinto al título, donde tendremos que resguardarnos la mayor parte de las veces en un refugio para poder dormir y pasar este periodo peligroso sin mayores contratiempos. Si decidimos ignorar la salvaguarda de una cama, tendremos la posibilidad de ganar el doble de experiencia, pero a costa de encontrarnos cara a cara con enemigos que nos alcanzarán en un suspiro y nos darán caza.
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Conclusiones de Dying Light
Techland ha hecho los deberes y ha conseguido sacar un poco más de jugo de la fórmula de Dead Island pero sin tener que esforzarse demasiado. Técnicamente ha sabido retratar un juego de lo más correcto y que satisfará a los cazadores de gráficos, aunque la historia y un sistema de juego un poco lento al inicio pueden sacar a más de uno de la aventura. Si lo vuestro son los zombis y los desafíos de parkour, Dying Light no os defraudará.
Lo mejor
- Un multijugador excelente en todas sus facetas.
- Una duración que nos dará muchas horas de diversión.
- Técnicamente ha llegado la nueva generación.
Lo peor
- La historia, cargada de clichés y bastante plana.
- Un inicio un tanto lento y aburrido.