Según pasan los años la línea que existe entre lo ético y lo inmoral es cada vez más y más fina, y si podemos destacar un lugar en donde esto se hace más palpable es el mundo del entretenimiento y de la comunicación.
Cosas que ahora podemos ver como tonterías sin importancia como publicidad en los informativos, o pagar por jugar online en nuestras consolas, hace una década eran impensables, y hoy en día están más que aceptadas e incluso justificadas por la mayoría de usuarios. Sin embargo, lo que para mí se lleva la palma en esto, al menos en el mundo de los videojuegos que es el que nos atiene, es el negocio de las microtransacciones, un mercado relativamente nuevo y que está generando millones de euros en beneficios para las compañías que los han implementado.
Es más, si nos vamos a tiempos más recientes si cabe, podemos hablar de las cajas de botín aleatorias, en las que, como si de casino online españa se tratase, tenemos que invertir nuestro dinero, y no para conseguir más como en el caso de las apuestas, sino que lo que obtenemos son objetos de más o menos calidad para utilizar en el juego, habitualmente que solo sirven para cambiar nuestra apariencia, aunque en otras ocasiones nos dan mejoras muy claras para el PVP.
Pues bien, viendo esto, las preguntas son claras: ¿es ético cobrar por contenido que antaño se podía desbloquear en el juego? ¿desvirtúa la experiencia que quien más dinero tenga para gastar en un juego más opciones tenga de ganar?
Volviendo al principio del artículo, es indudable que lo que antes se consideraban auténticas aberraciones, hoy en día, aunque no exentas de polémicas como pudo ser en Star Wars Battlefront 2, parece que están aceptadas entre la masa de jugadores, con el único argumento básico de “no es necesario para jugar”.
Por supuesto que esta frase es verdad, nadie necesita todos los personajes para jugar, o armas mejores, o ropa mucho más bonita, pero… ¿a dónde puede llegar esto? Os imagináis que FIFA 19 os obligue a pagar aparte si quieres jugar con selecciones nacionales, o que por apenas 4,99 € tengamos las segundas equipaciones de todos los equipos. O que en Zelda Breath of the Wild por un pequeño pago de 2 € pudiésemos comprar un cofre en el que podríamos obtener una espada legendaria o un triste bastón de madera.
Pues bien, aunque pueda parecer absurdo, viendo la evolución del mercado, con compañías que van a intentar sacar cada euro que puedan y con usuarios tolerantes con buenas cantidades de dinero para gastar en convertir a sus personajes en seres totalmente únicos, la tendencia futura es que llegue un momento que paguemos cifras astronómicas por cosas que hoy en día no llegamos ni a imaginar.
Desde Game It queremos saber que opináis vosotros sobre este negocio de las microtransacciones, y ver si os posicionáis del lado de aquellos que buscan una experiencia clásica e igualitaria o de aquellos que con toda libertad gastan su dinero en contenido que mejore su status en el juego.