Mucho tiempo ha pasado desde que desarrollé alguna loca crítica sobre algo destacado en este nuestro mundillo. Creo que el verano no me ha sentado nada bien, y aún sigo mirando al horizonte viendo las olas del mar mientras juego con mi consola portátil. Por cierto, tras llegar de la playa me enteré de que iba a salir un juego llamado GTAV, ¿lo habéis oído por casualidad? Es más, ni si quiera he visto nada de él en las redes sociales, anuncios o baners de páginas web.
Bueno, para ir asemejando conceptos, comentaré que desde hace tiempo, como todos sabréis, existen en el mundo un grupo de locas enfermizas llamadas «Beliebers», chicas capaces de hacer cualquier cosa por ver o tocar a su ídolo, incluso llegando a «perdonar» y obviar que éste les escupa o las insulte, todo ello porque viven por y para él. Únicamente viven para ver a una persona semejante a ellas, que caga y mea como todos y al cual le apestarán los pies como a muchos de nosotros. He llegado incluso a ver como una de estas chicas prefería ver morir a su madre que a este joven cantante. Todos hemos tenido nuestros actores o grupos favoritos, pero esto ya se sale de tono.
Pues bien, después de este creciente bulto de fans, llegan a nuestro universo otro que, aunque no roza tanto lo inaudito, se está promoviendo rápidamente por las redes sociales. Los llamados (por mi parte) «gtalibers», o lo que es lo mismo: gamers que parecen creer que no existirá un mañana si no juegan a ese título antes que el resto de los mortales. Un juego por ende ya colocado sobre un pedestal de platino, un título cuyas grandes características lo han situado por encima de otras maravillas del género; webs «dedicadas» que ya tienen su 10 listo para el nuevo juego de RockStar. ¿Es este tanto como dicen? Supongo, puede ser, quizás, lo más seguro…
Como jugador y crítico bastante objetivo, considero que colocar un galardón a un título sin haberlo jugado, es de tan poca credibilidad y sin sentido como realizar una crítica destructiva del mismo solo por creerse superior a los demás, por destacar entre esa multitud de «snobs» que creen que lo suyo es lo mejor. Tan injusto es.
Pero bueno, yo ahora no hablo de análisis o buenas notas, hablo de obsesión, de locura y de casi gobernar una red como Internet por la adquisición de un juego más. Si, así es, un juego más. Con sus grandes virtudes y defectos. Personas que llevan y elevan a la máxima potencia el lanzamiento de algo que dentro de unas semanas pasará a formar parte de nuestra colección, a ser una caja más. Miles de jugadores que parecen necesitarlo como el aire que respiran, que se pelean y que se enfrentan e insultan a las tiendas por no venderlo antes de tiempo. Como yonkis en busca de su chute. ¿Hasta cuando durará este hype en nuestro mundillo? ¿Desde cuando nos hemos convertido en drogadictos enfermizos de empresas y/o sagas? ¿Cuando hemos dejado de lado el disfrute de lo que adquirimos, el respeto, la crítica sana y del amor por los videojuegos? ¿Cuando nacimos como esa marabunta de locos, de fans ansiosos por tocar a ese ídolo que no se se sienta por encima nuestra?
Lo más simpático de todo esto es que, muchos de aquellos que ahora hacen de este mundo su vida, pasarán unos días apaleando putas, robando algunos coches y terminando un par de misiones. ¿Para qué? Para volver a sus queridos FIFA y Call of Duty.
Sois yonkis, somos drogatas. Somos jugones que necesitamos un chute. Un pico que tras probar, hará que nos sintamos perplejos y arrepentidos ante esos días en los que ansiamos tener algo que no supone nada en nuestra vida.
Ser gamer hoy en día; ser un yonki.