En esta ocasión permitidme que os hable sobre cierto personaje que ha hecho carrera a base de adaptar videojuegos a la gran pantalla de la peor forma posible haciendo unas cintas que se cuentan, seguramente, entre las peores de la historia del cine y, por supuesto, entre las peores adaptaciones de videojuegos al cine.
Está claro que hablo de Uwe Boll y de su increíble capacidad para transformar juegos decentes en las peores películas que hayáis visto jamás. Algunas de sus cintas han estado incluso nominadas a los Razzies, los pemios a las peores películas. Una especie de Oscars a la inversa.
Antes de empezar a hablar sobre su cine hablaremos un poco sobre él. Solo os haré una recomendación antes de seguir y que os quede muy claro: Si estáis en un cine y tenéis la opción de ver una de sus películas corred, no miréis atrás y elegid cualquier comedia romántica superadulcorada made in américa. Seguro que os hace menos daño que cualquiera de los títulos de la filmografía de este tipo. Os pondré solo tres ejemplos de su extensa e hiriente filmografía videojueguil.
Uwe Boll, nacido el 22 de junio de 1965 en Wermelskirchen (Alemania), es un director y productor de cine. Su carrera se nutre especialmente de adaptaciones cinematográficas de videojuegos. Es considerado por algunos como el nuevo Ed Wood, el peor director de todos los tiempos.
Yo ni si quiera le hacía el favor de compararlo con de Wood, porque al menos el podre Wood no destrozaba obras de otros autores en el proceso, como hace Boll. El director aleman es capaz de coger un juego más que decente y transformarlo en una película sin sentido, con un guión casi inexistente y de una factura más pobre que algunos proyectos de fin de curso de las escuelas de cine.
Voy a poneros algunos ejemplos para ilustrar mis duras críticas.
Alone in the Dark (2005)
Voy a empezar por esta cinta porque fue la que más me fastidió en su día y además fue la primera película de este director que tuve la desgracia de ver.
A simple vista podría parecer una simple cinta de ciencia-ficción y terror normal y corriente pero poco a poco empieza a desarrollarse hasta convertirse en una extraña película sobre una invasión alienígena. Hay escenas completas que parecen haber sido sacadas de otros clásicos del género y los efectos especiales parecen hechos con un 386.
El guión es de lo más penoso que puedas encontrarte con diálogos que parecen escritos a última hora o improvisados por los actores y con unos giros en la trama que parecen haber sido escritos sobre la marcha o como última opción.
Lo peor de todo es que está basado en uno de los más clásicos juegos de terror y suspense: Alone in the Dark. Una franquicia que ha pasado por varias plataformas y que tiene varios buenos títulos a sus espaldas y si bien el último título de la franquicia no fue muy aplaudido es mil veces mejor que la extraña película que ideo Boll para “adaptarlo”.
Otra de las cosas que más cabrea a los gamers de todo el mundo es que el film tiene a penas un par de puntos argumentales en común con el juego.
BlodRayne (1 y 2)
¿Recordáis el juego de BloodRayne? No creo que ninguno lo recuerde con mucho cariño. No era un gran juego y el planteamiento no era muy original. Un semi-vampiro (qué original) que se dedica a matar otros vampiros. Lo único interesante era la sexy protagonista. Eso fue lo que debió de atraer al bueno de Boll, porque está claro que ese es el punto central en las cintas con las que “adaptó” el juego.
De nuevo estamos ante una adaptación que tiene bastante poco que ver argumentalmente con el título que adapta. Todo parece centrarse en ver como esta chica dura con poca ropa mata a una suerte de vampiros y alguna que otra criatura mientras su sexy figura se contonea y se mancha de sangre.
Diálogos llenos de tópicos y chistes sin gracia, algunas escenas subiditas de tono y poco más. Eso es lo que nos ofrecen estas dos prescindibles cintas de acción.
En el Nombre del Rey
Una cinta completamente prescindible más en la filmografía de este distópico (por decir algo) director alemán. Una cinta de acción y aventuras el estilo épico-medieval con un toque de magia y demás. Hasta ahí todo bien, sino fuera porque es mala hasta decir basta.
Los efectos visuales son de risa y se les nota hasta el maquillaje a los actores pero no estamos aquí por eso. Estamos aquí porque se supone que es una cinta inspirada o basada en la saga Dungeon Siege y, sinceramente, a parte de el nombre de alguna región y criaturas, no tiene nada que ver con el juego en absoluto.
Jason Statham hace otro de sus expresivos y profundos papeles a los que nos tiene acostumbrados en una historia típica donde las haya en la que un hombre corriente se convierte en un gran guerrero para vengar la muerte de su hijo y acabar con el malvado que lo mató y raptó a su esposa.
Hemos visto guiones como ese en miles de películas y eso no es lo malo, lo malo es que no se parece en nada al argumento del juego original.
Como véis, no exagero cuando digo que este tipo es posiblemente uno de los peores directores de cine del mundo y se decidió a adaptar videojuegos porque cree (y en esto estoy con él) que la originalidad que un día habitó en el mundo del cine hoy lo hace en el de los videojuegos.
El problema es que su total falta de originalidad y sus más que cuestionables dotes de director convirtieron todo lo que tocó en productos faltos de cualquier originalidad posible y posiblemente en algunas de las peores películas de los últimos años.
Me gustaría acabar con una buena noticia y con una advertencia.
La buena noticia es que Uwe Boll parece estar retirado, se cansó de las críticas y de los premios Razzies de los que ha tenido cuatro nominaciones en distintas categorías y tres galardones al peor director.
La advertencia es que no ha dicho en ningún momento que su retiro sea definitivo y puede que en estos momentos esté jugando a su consola con ese juego que tanto te gusta, querido lector, y pensando en lo bien que quedaría una de sus películas… Estad atentos, Uwe Boll acecha.