Ginger: Beyond the Crystal. Análisis PS4

Ginger: Beyond the crystal

El estudio español Drakhar Studio nos trae Ginger: Beyond the Crystal, un juego que quiere, en la medida de lo posible, trasladarnos a nuestra infancia para volver a revivir aquellos maravillosos años, donde los juegos de plataformas estaban a la orden del día. La sensación a nostalgia la transmite, pero da la impresión que podrían haber hecho más.

A finales de los noventa los títulos de plataformas eran toda una revolución. Raro era el mes que no salía al mercado un juego colorido cuya principal finalidad era la de juntar gemas, romper cofres, saltar y brincar por el mapeado. Super Mario 64 sentó cátedra en este género y, a partir de ahí, salieron glorias como Spyro The Dragon o el emblema de la primera etapa de PlayStation: Crash Bandicoot.

La tendencia poco a poco fue decayendo hasta casi llegar a desaparecer y ahora, en plena época de juegos orientados al público adulto (como pueden ser los shooters), nos encontramos con un juego que bebe principalmente de aquellos clásicos.

Viaje al pasado

Ginger: Beyond the Crystal nace del estudio español Drakhar Studio y bebe mucho de esos juegos clásicos de la época, como pueden ser los Super Mario «modernos» de Nintendo 64 y GameCube o el mismísimo Crash Bandicoot de la primera PlayStation. Pero con Ginger encontramos una diferencia: se centra mucho más en el público infantil que los juegos anteriormente nombrados. Aunque esos títulos también eran orientados a los más pequeños de la casa, atrapaban por la jugabilidad y, en algunos casos, la complejidad a pequeños y mayores. ¿Esto es un fallo por parte de Ginger? Ni mucho menos, pero sí que es una razón por la cual Ginger no pueda ser tan grande como debería.

Nos pondremos en la piel de Ginger, un extraño y pequeño ser, quien tiene como misión purificar los cristales del mundo y que provocan que la Diosa continúe teniendo el poder para seguir protegiendo a los habitantes de la aldea. Estamos ante el argumento típico de este género de videojuegos, el cual actúa como excusa para intentar ponernos en contexto las acciones que realizaremos a lo largo de la aventura. Aunque no sea un argumento muy profundo, lo que verdaderamente importa en este tipo de juegos es que funcione la principal mecánica: la jugabilidad.

Definitivamente, me he hecho mayor

La jugabilidad de Ginger: Beyond the Crystal es muy simple, tanto los saltos como la IA de los enemigos no parece que estén concebidos para suponer un reto al jugador. En este factor es donde puede dejar un poco fríos a los jugadores más veteranos, quienes están acostumbrados a los juegos clásicos de la época, ya que a medida que avanzabas en la historia te ibas encontrando con retos, en los que la dificultad estaba bastante marcada y como en las últimas pantallas debíamos tener un buen control sobre el personaje para evitar repetir, de forma constante, hasta que derrotaras a los jefes finales o de zona.

Ginger: Beyond the Crystal es un juego de plataformas de los de toda la vida pero, una vez puestos en materia, su manera de desarrollar resulta un poco anormal en lo referente a este género de videojuegos. Por norma general, los buenos títulos de plataformas suelen tener un diseño de niveles bastante realizados, como es el caso de Super Mario 64 que son inolvidables. Aquí no han llegado a ese punto y, si bien es cierto que son bastantes curiosos, da la impresión que a medida que vamos avanzando de monotonía y de esperarte prácticamente todas las «sorpresas» que el juego nos tiene preparadas. No nos malinterpretéis, el diseño es muy bueno pero hay que reconocer que venimos de auténticas glorias del género, por lo que el listón está bastante alto. Esto no quiere decir que estemos ante un mal juego, sino que se podría decir que Ginger: Beyond the Crystal llega 16 años tarde.

También hay que ser realistas y saber que no está orientado a los jugadores más nostálgicos de los juegos de finales de los noventa, sino que está orientado a los más pequeños de la casa. Por lo que, a los ojos de un jugador experto, puede resultar un auténtico paseo por el campo. En cambio, cuando un «peque» (la edad que teníamos cuando jugamos al primer Crash) se pone a los mandos, puede llegar a ser un auténtico reto.

Contaremos básicamente con cuatro tipos de ataque para enfrentarnos a los enemigos: el típico ataque básico, el especial, el de área desde el aire y la forma típica de este tipo de juegos que es la del salto sobre todo aquel que se ponga en nuestro camino para llegar a nuestro objetivo final de cada nivel: los jefes finales.

Estos jefes finales pueden parecer un auténtico reto a simple vista (si lo comparamos con los enemigos normales)  y la primera vez que te enfrentas a ellos puedes pasarlo un poco mal, pero una vez que te aprendes su set de movimientos y sus patrones de ataque no te supondrán un desafío como tal ya que, aunque el diseño de los jefes no es el mismo en todos, sí que en algunas ocasiones repiten sus mecánicas y si les tenemos cogido el truco serán algo simples de derrotar.

Lo que más nos ha llamado la atención es el cariño y el respeto con el que Drakhar Studio trata a los juegos clásicos, se nota que son auténticos fans del género, tenemos varios guiños a las sagas mas clásicas de los videojuegos como, por ejemplo, uno de los trajes de habilidades que podremos desbloquear cuando nos pasamos alguno de los niveles, nos otorgará la capacidad de tocar música tal y como Link lo hace en Ocarina Of Time.

Como siempre, los bugs

Gráficamente estamos ante un  juego que sí o sí te va a entrar por los ojos. Se trata de un juego tanto  colorido como atractivo para el público infantil con una estética cartoon y un modelaje de los personajes y escenarios muy acordes a la temática del juego. Todo ello podría ser un cóctel perfecto para que los infantes disfuten de un videojuego como nosotros lo disfrutamos en su día salvo por una cosa: los dichosos bugs.

Si bien es cierto que no son bugs alarmantes si que algunos nos pueden dar un ligero dolor de cabeza cuando, por ejemplo, no podemos hacer funcionar una palanca y tenemos que salir y volver a entrar en el juego para solucionar dicha «anomalía». Por supuesto, son casos aislados y errores esporádicos que solo nos aparecieron en una de las dos «pasadas» al juego que hicimos, pero en un juego que tampoco exige a la consola emplearse al cien por cien, esos detalles deberían estar más cuidados.

Suponemos que aún es pronto para quejarse ya que confiamos en que próximamente el estudio español Drakhar Studio solucione estos problemas que afectan al juego y esto quede como una simple anécdota.

 

Conclusión de Ginger: Beyond the Crystal

El estudio español Drakhar Studio ha creado un juego claramente inspirado en los juegos plataformeros de antes y nos ha querido dar la alternativa a la plaga de shooters que tiene en la actualidad la industria de los videojuegos. Ginger: Beyond the Crystal no consigue satisfacer a los jugadores más nostálgicos del género, pero sí consigue divertir a los pequeños de la casa. Al fin y al cabo, eso es lo que cuenta.

https://www.youtube.com/watch?v=o_YZtPnlzJk

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