La vida en mucha ocasiones es injusta, pasa en nuestro día a día y ocurre también con los grandes personajes. La industria de los videojuegos no iba a ser menos, y esta vez le ha tocado a Hideo Kojima. El padre de la saga Metal Gear, y uno de los símbolos más grandes de este mundo junto a Miyamoto o Sakaguchi, ha visto cómo Konami lo deja de lado y le castiga de forma injusta por puros intereses económicos y sin darle el respeto que él tanto merece.
La semana pasada leíamos que Kojima va a abandonar la compañía nipona, después del lanzamiento de MGS V, por desacuerdos en cuanto al futuro de la saga de Solid Snake. Según una información de Game Center, el problema surge por la necesidad imperiosa del japonés en dotar a cada una de las entregas de una inversión económica acorde con el trabajo que significa hacer un Metal Gear, algo que Konami no piensa de igual modo. Los derechos de la licencia de la saga son de Konami, por lo que, a pesar de ser juego creador por Hideo Kojima, la última palabra sobre su futuro lo tiene la compañía nipona. Konami está cada vez más ligada a otros campos, como son las máquinas recreativas o los casinos, por lo que su apuesta e inversión por los videojuegos está pasando a un segundo plano.
La estrategia de la compañía japonesa es clara: hacer muchos Metal Gear. Esta saga es muy rentable, y con ejemplos claros como MGS: Ground Zeroes o Rising Revengeance, se pretende sacar el máximo provecho a una IP que puede generar mucho a un coste no muy elevado. Al puro estilo Assassin´s Creed o Call of Duty, Konami quiere un juego anual, o cada dos años, que le genere unos ingresos asegurados, pero Kojima no está dispuesto a ello, y es ahí donde reside el problema.
De todos es conocido la gran creatividad del genio japonés, por lo que busca siempre nuevos caminos y retos, como fue por ejemplo de Snatcher o Zoe of the Ender. Pero Konami no está por esa labor y le exige toda su atención a la saga MGS, una historia que cada vez está más agotada, y que a pesar de la indudable calidad de los juegos que se lanzan, no ofrece mucho más donde exprimir, además de la necesidad de una gran inversión por parte de Konami para realizar estos juegos, algo que tampoco están dispuestos a dar. Por todo ello, la ruptura Kojima-Konami era inevitable.
Pero esta separación en un primer momento no tiene que ser negativa, a pesar de que la compañía japonesa pierde uno de sus principales baluartes. Ahora a Kojima se le plantea una nueva puerta abierta para dejar volar su creatividad y dar la posibilidad a otras compañías de hacerse con sus servicios. El mayor y más deleznable problema reside en el tratamiento que le está ofreciendo a la figura del creador japonés desde el anuncio del fin del contrato. Es imperdonable e injusto que se le haya eliminado la mención de las carátulas de sus Metal Gear Solid, o que se hayan modificado las cuentas de las redes sociales para que no figure su firma, y lo más ridículo, que los estudios Kojima Productions en Los Ángeles pasen ahora a llamarse Konami Los Ángeles Studios.
A pesar de que es un error de bulto por parte de la compañía japonesa, están en su derecho de terminar su relación laboral con Kojima si así lo ven oportuno, lo que es una falta de respeto es borrar la huella de un artista que ha dado tanto por la compañía, y que gracias a él, han conseguido tanto y le han podido situar el nombre y el respeto de Konami al nivel mundial que ahora mismo tienen, pero que con situaciones como la acontecida, no me lo merecen.
“Cuando se cierra una puerta se abre una ventana”, por lo que esperamos que Kojima pueda desplegar todo su talento como colaborador o en otra compañía, y volver a regalarnos mitos de la industria del videojuego. La historia dará la razón al mítico “cocinero” y pondrá a cada uno en el lugar que corresponde, hasta entonces, solo queda desearte suerte en tu nuevo camino, amigo Kojima.