Hoy en Game It os traemos el análisis de un juego que ya lleva varios meses con nosotros, pero que ahora vuelve a estar en la palestra gracias a su llegada a Nintendo Switch. Estamos hablando del gran Little Nightmares, el nuevo título de los suecos de Tarsier Studios y Bandai Namco, que desembarca en la consola híbrida con todo su contenido en forma de dos DLCs.
Esta nueva propuesta de los creadores de Little Big Planet y Tearaway cambia radicalmente la línea colorista y más infantil de sus anteriores juegos y nos trae un universo tétrico y oscuro capaz de traernos las mayores pesadillas de nuestra infancia.
Unos pequeños supervivientes
La historia de este Little Nightmares nos lleva al barco Las Fauces, un lugar extraño, inhóspito y sobre todo repleto de misterio. A lo largo de las distintas estancias nos encontraremos seres que parecen sacados del mismísimo averno junto a niños enjaulados a la espera de un fatídico destino.
Nuestro objetivo será evitar que Six, la protagonista principal, y The Kid, en el caso de las dos expansiones, sufran ese aciago final, superando cada una de las habitaciones y huyendo de todas esas pequeñas pesadillas que nos complicarán el camino.
Todo este ambiente decadente y triste únicamente se ve endulzado por unos pequeños “nomos”, que, si bien en el juego principal funcionan fundamentalmente como coleccionable extra, en las expansiones son parte de la trama y muy necesarios para avanzar en el juego.
No os vamos a avanzar más de una historia oscura, dura y repleta de incógnitas, que, si bien no es el centro del título, le da ese punto que transforma un juego relativamente común en una propuesta magnífica.
En las fauces del puzle
Como acabamos de mencionar, la historia, aunque importante, es el contexto de una jugabilidad realmente entretenida que mezcla los puzles con las plataformas de una forma magnífica.
La estructura del juego se basa en pequeñas habitaciones por las que avanzaremos y en las que tendremos que descubrir como podremos seguir a la siguiente. En cada una de ellas encontraremos varios objetos con los que interactuar y que nos permitirán encontrar la solución al enigma.
La dinámica de estos lugares es precisamente la magia de Little Nightmares, y es que estos combinan ambientes tétricos, una gran variedad de elementos que podemos usar, pero que muchas veces no serán útiles para la aventura, y sobre todo con persecuciones que nos obligarán a huir rápidamente de nuestros miedos.
El juego se divide en capítulos, los cuales son reconocibles por una pequeña secuencia final y una pantalla en negro, sin embargo, todo el juego se siente como algo continuo, sin cambio de registro o escenarios de forma notable. Por otro lado, uno de los grandes hándicaps del juego de Tarsier Studios es su corta duración, ya que la historia principal apenas supera las 4 horas, y si añadimos los DLC quizás se puede alargar hasta las 6.
Sin duda es un juego intenso y divertido, por lo que esas 6 horas son controvertidas, ya que podemos interpretarlas como una longitud perfecta que hace que no sea repetitivo y tedioso, o bien como escasas para una aventura tan bien hecha.
Pesadillas en el bolsillo
Ya era hora de que Nintendo Switch recibiese esta joyita, y la verdad es que el trabajo de los chicos de Tarsier para adaptar el juego a la híbrida de la gran N es notable, aunque tristemente no sobresaliente.
El juego se ve muy bien en modo sobremesa, sin embargo, cuando lo usamos en modo portátil la definición cae notablemente. Respecto a los FPS, en ambas formas se muestra bastante estable, sin embargo, sí que hemos notado cierta caída en momentos puntuales que suelen coincidir con las escenas de mayor tensión.
El diseño es oscuro, tétrico, capaz de generar miedo e incluso asco. Los enemigos son realmente desagradables, pero aun así conservan ese atisbo de humanidad que los hace más terribles si cabe. Además, el contraste con la inocencia de nuestros protagonistas y su apariencia crea una atmósfera más macabra si cabe.
Respecto al apartado sonoro, es pura pesadilla, entre jugarlo con sonido y sin él, el título cambia un 100%, y es que esos momentos en los que tu corazón late más rápidamente por la cercanía de un enemigo, o esa música estridente que predice un peligro inmediato. La ambientación es ese punto extra que lo hace tan mágico, y la BSO es la gran responsable.
Conclusiones Little Nightmares
Cuando nos dijeron que los creadores de juegos como Tearaway o Little Big Planet iban a meterse a hacer un juego oscuro y macabro, la verdad es que costó que nos lo creyésemos. Pues bien, los chicos de Tarsier cortaron nuestras dudas de raíz con una de las grandes sensaciones del último año.
La llegada a Nintendo Switch era un paso lógico para un juego breve pero que a la vez se adapta muy bien a partidas rápidas en modo portátil. Sin embargo, esto no es su gran punto fuerte, y es que estamos ante un juego que, en sobremesa, con las luces apagadas es capaz de generar una tensión interesante, y no solo eso, y es que cada habitación es un reto oscuro en si misma.
Little Nightmares es un juego magnífico, divertido, tenso y macabro, con una ambientación cautivadora y una idea que te atrapará en tus peores pesadillas de principio a fin, con la única pega de que este fin llega demasiado pronto para un título tan bien hecho.