Es jueves siete de noviembre. La mañana se despierta con un cielo encapotado y que vislumbra el comienzo de unas lluvias que van a acompañar la llegada de un invierno tardío. Casi una hora de metro separa mi destino del lugar donde me encuentro. Al salir de la parada de metro, Campo de las Naciones, una gran explanada espera mi llegada. La Feria de Madrid, o Ifema como se le conoce, es un grandísimo recinto que te recibe con unas grandes cristaleras, que aunque dejan entrever lo que más adelante vas a encontrar, no deja ver solo unas cuantas recepciones, acompañadas de grandes banderas como si del mismísimo Parlamento Europeo se tratara. Ya he llegado a mi destino y una larga cola de compañeros y profesionales aguardan para coger su pase de prensa. Es una espera ansiosa y los comentarios de los allí presentes no se hacen esperar: «esperamos algo grande», «tengo entendido que puede haber sorpresa que no sabemos», «es una gran oportunidad en España»
Con paso decidido avanzo hasta el mostrador para decir mi nombre. Tras unos segundo de búsqueda el trabajador, vestido con una elegante americana y una camisa blanca, confirma mi presencia y me imprime un prensa press que incluye un código con el que acceder a Madrid Games Week. Paso mi código por el torno después de haber escuchado las instrucciones de la amable azafata que me espera con una sonrisa incansable. Ya estoy dentro.
Nada más pasar por el primer hall me encuentro con dos repartidores que nos dan la prensa del día de forma gratuita. Hoy no es día para saber de política, economía o deportes, hoy es día para los videojuegos, hoy es día de gamers. Con paso decidido, pero nervioso, avanzo por un largo corredor hasta llegar a la zona ocho. Delante de la puerta un gran cartelón me recibe y me pone en situación. Al avanzar llego a una nueva gran cristalera donde debo volver a poner mi código de prensa para que el torno me habrá hacia una espectacular visión.
Ya estoy dentro, el espíritu gamer empieza a rebosar en mí. Debo ser cauto, soy un profesional que os debe de informar, pero hoy la tarea es ardua. De izquierda a derecha todo son grandes pantallas, sonido electrónicos, grandes coches, luces y sobre todo muchas ganas de pasarlo bien. Justo desde la puerta, a la izquierda, tenemos el stand de Playstation, iluminado con una luz azul oscura de gran belleza y una caja de cristal donde se guarda PS4. Hay casi un centenar de ellas repartidas por toda la feria, pero esa tiene una magia especial, quizás no poder tocarla haga que las ansias aumenten, pero sea como sea, la cara de admiración no tiene parangón. A mano derecha el espectacular McLaren P1 es el digno guardián del stand de Microsoft. Pasar por delante de ese semental de acero y color anaranjado era casi obligación necesaria para los sentidos. Una carrocería digna de los más inspirados pintores hace que forme una ejecución perfecta para la vista. Esa sensación es la que quiere inspirar Xbox One en su recinto pero, a diferencia de Playstation, todavía terminan de concretar los últimos detalles de lo que nos espera.
Comienzo por la zona de la consola de Sony, los diferentes juegos se sitúan en largos paneles donde por cada lado surgen pantallas y PS4. Para una experiencia de juego más notable, cada mando se acompaña de unos auriculares para que el estruendo que hay no interrumpa la concentración de los expertos que buscan más fallos que aciertos en cada título que prueban. Me hago eco del clamor popular, hay juegos que gustan, otros que no tanto. Con un consenso casi indiscutible NBA 2k14 es el campeón de las alabanzas. Con gran presteza cojo el nuevo mando de PS4 y comienzo una partida. El baloncesto no es mi fuerte, pero el juego te absorbe y cuando llega el final del pequeño partido que puedes disputar, solo me queda comentar por Twitter mi gran satisfacción al jugarlo.
De repente un gran estruendo rompe mi concentración y justo delante de mí hace aparición un personaje cómico y para mi gusto fuera de contexto. Él es Maestro Shaval.
Después de que este personaje irrumpa mi partida de forma casi impertinente sigo avanzando por los demás rincones del sitio de Sony. No solo la nueva consola es participe de la fiesta, PS3 y PS Vita, además de muchos títulos indies, acompañan a la hermana mayor que ve próxima su salida. Miro con sorpresa siete espectaculares asientos, acompañados de volantes y pedales que configuran grandes simuladores para probar Gran Turismo 6. Es impresionante la sensación que produce jugar con ese nivel de equipamiento, y que como yo, muchos afortunados han podido disfrutar durante el fin de semana. Muchos más títulos acompañan a la suite de Sony pero después de casi dos horas probando solo sus juegos en momento de avanzar y su máxima competidora me espera para ofrecerme todos sus argumentos.
A diferencia de Sony, Microsoft ha decidido ofrecer sus títulos más innovadores bajo el yugo de cuatro paredes que no dejan ver nada de lo que dentro ocurre. Como si de la entrada a un concierto se trate voy pasando por la zona acordonada hasta llegar a mi primera parada. Es Ryse, el nuevo juego del Imperio Romano no puede tener mejor telonero que una figura que nos mira a todos de reojo antes de pasar a la acción. Sin duda magnifica pieza que más de un coleccionista, a pesar de las dimensiones, soñaría con poseer.
Así es la configuración de cada uno de los stand que conforma el plantel de juegos que Microsoft va a lanzar junto a su nueva consola. Zombies de Dead Rising 3 o soldados romanos amenizan nuestra estancia en la zona de Xbox donde nos deleitamos viendo bailar a los jugadores que se animan con Just Dance. Justo delante del stand de Sony se encuentra un escenario todo pintado de verde donde van pasando diferentes personalidades que comentan cada uno de los puntos fuertes de Xbox One. Casi como si se tratara de un enfrentamiento del Oeste americano ambas zonas se encuentran en paralelo para ofrecer a los profesionales, y durante el resto del fin de semana a los aficionados, cada una de sus ventajas y derrotar en un combate sin igual a su oponente.
Pero alejado de esta tensión ficticia aparece Nintendo para dar un toque alegre. Desde el punto que me encuentro avanzo por el carril central hasta toparme con Pokemon, Zelda o Mario y Luigi. Lo primero que hago es hacerme unas cuantas fotos que guardaré con gran cariño, primero con los dos famosos fontaneros y más tarde con la espada de Link, ademas de un regalo en forma de completa guía sobre cada una de las innovaciones del nuevo Zelda para 3DS
El stand de Nintendo también tiene muchos juegos. Títulos que están por salir, que acaban de salir o que ya llevan tiempo en nuestras tiendas. Pero en la zona de Nintendo se respira buen ambiente. Un gran sofá delante de un enorme mural hace que los allí presentes podamos descansar y jugar con compañeros a títulos como Rayman. Se nota el espíritu del jugón y lo que significa estar en la feria, mucha diversión.
Namco, Activision- Blizzard o las tiendas de videojuegos Game, son otras de las zonas que podemos visitar además de las tres compañías punteras. Pero también hay sitio para lo nacional, aunque muy a mi pesar, un sitio muy reducido. Detrás de todos esos neones, luces y pantallas, casi como el niño castigado que mira a la pared, se encuentran las compañías españolas: «nos tienen ahí detrás, además nos la han jugado en el último momento, pero es lo que hay, aquí solo importa lo que importa, hay que seguir luchando y trabajando». Duras palabras de un CEO de una compañía española que me habla de su juego, pero a la vez casi como si nos conociéramos de hace muchos años, me abre sus ideas y expresa con pesar y enfado como tratamos a nuestros propios productos.
A medida que el sol se oculta, el cansancio también llega. Disfruto mucho de la zona retro donde juegos de antaño eclipsan las superproducciones. Pero otra gran experiencia está por llegar. Desde la lejanía observo una cola que se pronuncia más que ninguna. Estoy a punto de probar Oculus Rift, las gafas de realidad virtual. Es una experiencia sin igual, rara al principio, gratificante en su conjunto. Es una sensación que todo gamer debería probar y que seguro que le encandila. Tendrá detractores o incluso provoque mareos, a mí no me los dio, pero es una sensación tan diferente que a mi me encanto.
Muchas otras posibilidades da Madrid Games Week, subir a lomos de un caza junto a Battlefied 4, jugar una partida en Call of Duty Ghost, con una bebida energética como premio, o comprar una consola antigua, me llevo a casi el final de la jornada. Son casi las ocho de la tarde y después de una presentación de Xbox One me despido del lugar. Ahora en adelante comienzan tres días donde todos los aficionados o curiosos podrán disfruta de lo que yo, como periodista, he vivido.
Jugar, divertirme, aprender y vivir nuevas sensaciones, encontrarme con grandes profesionales, amigos o los famosos youtubers que completaban mi experiencia con sus anécdotas han hecho del día de hoy una gran experiencia. Con sus puntos buenos y otros no tanto, se me antoja que Madrid Games Week va a estar durante mucho, y con la aceptación que ha tenido seguro que sí, en el programa de feria de videojuegos internacional. Es emocionante ver como el videojuego cada vez gana más adictos y como cada vez más se comprende como algo no reservado para unos pocos que jugábamos con las maquinitas. Estamos ante algo grande y sin duda todos durante este fin de semana hemos sido gamers.