Final Fantasy VII Remake es, para muchos de nosotros, mucho más que un simple juego: es una experiencia que nos conecta con la nostalgia y aviva la infancia de la mayoría de los que pudimos jugar el título original de 1997 en la primera PlayStation. Este título no es solo una actualización del original, sino una reimaginación que nos lleva a redescubrir uno de los mundos más icónicos de los videojuegos. Con una narrativa ampliada, un combate modernizado y gráficos que nos siguen dejando boquiabiertos, hemos sido testigos de momentos inolvidables que permanecerán en nuestra memoria durante mucho, mucho tiempo.
Y precisamente por eso hemos querido traeros este artículo, porque volviendo a rejugar su secuela, Final Fantasy VII Rebirth, no nos hemos podido evitar acordar de los mejores momentos que fueron un antes y un después en Final Fantasy VII Remake, disponible en PlayStation 4, PlayStation 5 y PC vía Epic Games y Steam en su mejor versión.
El regreso a Midgar
La introducción de Final Fantasy VII Remake nos hizo sentir como si estuviéramos volviendo a casa después de mucho tiempo, pero con una nueva visión. Desde el primer plano de Midgar, supimos que estábamos en algo especial. Esa toma aérea que se desplaza desde las alturas de los rascacielos hasta las calles sucias y oscuras de los suburbios es impresionante. No solo es una muestra del poder gráfico del juego, sino que también establece el tono distópico y sombrío que define a Midgar.
La música de Nobuo Uematsu, con su melodía familiar y emotiva, nos transporta inmediatamente a los recuerdos de nuestra primera vez en este mundo, mientras que la versión actualizada nos da una sensación de escala y urgencia que es nueva y emocionante. Cuando finalmente vemos a Cloud Strife, el héroe que muchos de nosotros hemos llegado a amar, su presentación es majestuosa. Su entrada al juego, descendiendo del tren con su icónica espada a la espalda, es un momento de pura adrenalina que nos recuerda por qué este personaje es tan especial.
Además, la introducción no solo es un homenaje al juego original, sino que también nos muestra el nivel de detalle que nos espera en el resto del remake. Los rostros, las expresiones, y las interacciones entre los personajes están llenas de vida, y nos sentimos inmediatamente inmersos en este mundo distópico donde la resistencia contra Shinra apenas comienza.
Destruyendo el Rector Mako 1
La misión para destruir el Reactor Mako 1 es un evento cargado de tensión que nos mantiene al borde del asiento desde el principio hasta el final. Sabíamos que estábamos entrando en territorio peligroso, pero la magnitud de lo que estábamos a punto de hacer realmente se sintió en esta versión expandida del juego. Desde el momento en que entramos en el reactor, la atmósfera es opresiva, con la sensación constante de que estamos siendo observados y que el tiempo está en nuestra contra.
El enfrentamiento contra el Escorpión Guardián es uno de los primeros grandes desafíos del juego. Esta enorme máquina de guerra nos obliga a utilizar todo lo que hemos aprendido hasta ese punto: manejar el sistema de combate, aprovechar las habilidades de nuestros personajes y gestionar los recursos de manera eficiente. La batalla es intensa, llena de momentos en los que sentimos que estamos al borde de la derrota, solo para encontrar una segunda oportunidad y seguir luchando. Es un enfrentamiento épico que nos dejó exhaustos y eufóricos al mismo tiempo.
Después de la batalla, la destrucción del reactor y sus consecuencias son impactantes. En el juego original, este evento se siente como una victoria rápida contra Shinra, pero en el remake, la destrucción del reactor es mucho más devastadora. Vemos el daño colateral que causa y la destrucción que inflige en las vidas de los ciudadanos de Midgar. Este momento nos enfrenta a la realidad de las acciones de Avalancha, haciéndonos cuestionar si realmente están en el camino correcto. La culpa y la reflexión que siguen a este evento añaden una capa de complejidad moral a la narrativa, mostrándonos que la lucha contra Shinra no es tan simple como parecía en un principio.
La destrucción del Sector 7
La caída del Sector 7 es uno de los momentos más trágicos y desgarradores de Final Fantasy VII Remake. A lo largo del juego, nos hemos encariñado con Jessie, Biggs y Wedge, personajes que antes eran secundarios, pero que en esta nueva versión se han convertido en figuras clave en nuestra experiencia. Hemos conocido sus historias, sus sueños y sus miedos, lo que hace que su eventual sacrificio sea aún más doloroso.
Cuando Shinra decide destruir el Sector 7, nos enfrentamos a una carrera contra el tiempo para intentar salvar a la mayor cantidad de personas posible. La desesperación y el caos son palpables en cada paso que damos. Ver cómo Jessie, Biggs y Wedge luchan hasta el final para proteger a los demás, sabiendo que probablemente no sobrevivirán, nos dejó con el corazón roto. Jessie, en particular, se despide de nosotros con una escena emocionalmente devastadora, en la que muestra su humanidad y su esperanza hasta el último momento.
La caída de la placa es un momento de pura devastación. Sabíamos que esto sucedería, pero verlo con el nivel de detalle y la carga emocional que ofrece el remake fue algo completamente diferente. Sentimos la impotencia de Cloud, Tifa y Barret mientras ven cómo todo su mundo se derrumba, literalmente. Es un recordatorio brutal de que la lucha contra Shinra no es solo una aventura épica, sino una guerra real con consecuencias devastadoras. Este evento cambia el tono del juego y nos prepara para los desafíos emocionales que vendrán más adelante.
La batalla en la autopista
La persecución en la autopista es uno de los momentos de mayor adrenalina en Final Fantasy VII Remake. Después de toda la devastación y el caos en Midgar, finalmente tenemos la oportunidad de escapar de la ciudad, pero no sin un último enfrentamiento épico. La secuencia de la autopista combina elementos de acción y narrativa, manteniéndonos al borde del asiento mientras luchamos contra las fuerzas de Shinra que intentan detenernos.
Este momento no es solo una batalla frenética, sino también un clímax emocional. Mientras avanzamos por la autopista, dejamos atrás todo lo que conocíamos de Midgar. Hemos pasado horas explorando la ciudad, formando lazos con sus habitantes y luchando por su libertad. Ahora, al abandonar Midgar, sentimos una mezcla de liberación y melancolía. Sabemos que estamos dejando atrás algo importante, pero también que nuestro viaje está lejos de terminar.
La batalla contra los Arbitros del Destino es una adición intrigante al remake. Estos seres, que parecen representar el destino mismo, se interponen en nuestro camino, como si intentaran evitar que cambiemos el curso de los eventos. La lucha contra ellos es un espectáculo visual, lleno de ataques poderosos y movimientos espectaculares. Pero más allá de la acción, este enfrentamiento nos hace cuestionar lo que sabemos sobre la historia. ¿Estamos destinados a seguir el mismo camino que en el juego original, o podemos cambiar el futuro? Esta batalla nos deja con un profundo sentido de incertidumbre y anticipación por lo que vendrá en las próximas entregas.
La batalla final contra Sephiroth
La batalla final contra Sephiroth en Final Fantasy VII Remake es, sin duda, uno de los momentos más impactantes y épicos del juego. A diferencia del original, donde Sephiroth era un villano que se revelaba gradualmente, en el remake, su presencia se siente desde el principio, culminando en una confrontación final que desafía nuestras expectativas y deja una huella imborrable.
Desde el momento en que Sephiroth aparece ante Cloud, sentimos que estamos entrando en un territorio completamente nuevo. La tensión es palpable, y la batalla que sigue es una prueba tanto de nuestras habilidades como jugadores como de la fuerza de Cloud como personaje. La pelea es una obra maestra en términos de diseño de combate, combinando elementos de estrategia y acción en tiempo real. Sephiroth, con su icónica espada Masamune, es un enemigo formidable, y cada uno de sus ataques está diseñado para mantenernos al borde del asiento.
El escenario de la batalla es igualmente impresionante. Nos enfrentamos a Sephiroth en un entorno que parece estar fuera del tiempo y el espacio, lo que refuerza la idea de que esta lucha trasciende la realidad tal como la conocemos. La música, con su versión remasterizada del tema One-Winged Angel, añade una capa adicional de intensidad a la batalla, haciéndonos sentir que estamos participando en un enfrentamiento de proporciones míticas.
Además de la pura adrenalina de la batalla, este enfrentamiento también está cargado de significado narrativo. Sephiroth no es solo un villano, sino una figura que representa el pasado traumático de Cloud y la amenaza inminente que se cierne sobre el futuro del mundo. La pelea termina en un clímax que deja muchas preguntas abiertas, especialmente en lo que sucede en Final Fantasy VII Rebirth para los que estén por jugarlo.
Este momento no solo nos recordó por qué Sephiroth es uno de los villanos más icónicos de la historia de los videojuegos, sino que también nos dejó emocionados y ansiosos por ver cómo se desarrollará su historia en el futuro.