Milestone, de la mano de Bandai Namco, vuelve a adentrarse en el mundo del motocross con este Monster Energy Supercross – The Videogame, después del reciente MXGP3 lanzado hace unos pocos meses. En este caso la compañía se ha volcado con el título, siendo los principales responsables del desarrollo y edición del mismo, presentando así un juego que resulta a primera vista bastante más realista y completo que MXGP3.
El título parece muchísimo mas centrado en la simulación de este deporte y en ofrecer una conducción más realista, con físicas creíbles y efectos bastante mas depurados, lo que nos lleva a pensar que la anterior apuesta de la compañía es claramente más arcade y dirigida a los aficionados de la conducción menos exigente.
El campeonato Monster Energy Supercross es reconocido como uno de los más importantes del circuito profesional, así que para este título Milestone se ha encargado de reunir a todos los pilotos profesionales inscritos en los torneos de 250SX-450SX y todas las pistas oficiales, incluyendo el legendario circuito de Daytona.
Con una personalización más vistosa y completa que en MXGP3 podremos dar nombre y cara al piloto que será nuestro avatar en el torneo. Tendremos cantidad de motos de diferentes y objetos con los que equiparle en el modo campaña, con marcas reconocidas y patrocinadores oficiales.
Monster Energy Supercross – The Official Videogame se presta también a dar rienda suelta a la imaginación y capacidad creativa de los jugadores con un añadido interesante, el creador de pistas. En este modo contaremos con cantidad de herramientas que nos permitirán moldear un circuito a nuestro gusto para luego personalizarlo y compartirlo online. Detalles como este añaden un punto de durabilidad al título, siendo posible también disfrutar de los retos creados por el resto de usuarios.
Pero si debemos señalar cuál es el factor diferenciador más importante con respecto al anterior juego de Milestone es de recibo nombrar las físicas y el apartado técnico. El nuevo motor gráfico ha sentado de maravilla y sin duda ha marcado la diferencia. Poner en marcha MXGP3 y luego abrir Monster Energy Supercross puede hacernos pensar que este primero es un juego de 2015 en comparación. La sensación de velocidad, la definición de los modelados, los efectos de luz y de tierra… son bastantes detalles que aportan a la experiencia y que cumplen mucho mejor el cometido de hacernos sentir dentro de este deporte extremo.
A la hora de empezar veremos vistas panorámicas del estadio y tendremos un pequeña introducción a modo de “preview” de programa americano, lo que recuerda a juegos como NBA 2K o incluso FIFA. La cosa es que estos momentos son de duración muy reducida y se hace poquísimo hincapié en la figura de nuestro piloto, por lo que una vez más estamos ante un modo campaña sin demasiada chicha más allá de las carreras y retos. Ganar carreras, ganar dinero y comprar trajes, motos y accesorios… ese es a priori el objetivo a conseguir, y sinceramente es una pena que no se le dé otro enfoque a la campaña de un jugador ya que nos permita empatizar más con nuestro piloto como protagonista de una historia.
Conclusión de Monster Energy Supercross – The Official Videogame
En resumen estamos ante un juego que tira más de la simulación que de la conducción arcade clásica. Saber mover nuestra moto en el aire para caer bien será tan importante como saber derrapar lo justo para no perder el equilibrio, al igual que colisionar contra otros pilotos en pleno vuelo puede provocarnos un mínimo de desestabilización que nos haga perder el rumbo y darnos un buena castaña. La conducción en sí es exigente y requiere cierta noción de juegos de cross para ser plenamente disfrutada, aunque la práctica seguramente haga de los más nóveles unos buenos conductores.
Monster Energy Supercross – The Official Videogame es ahora mismo mejor juego que MXGP3, con sus mas y sus menos, pero se nota un trabajo enorme por hacer de esto una experiencia más creíble y completa. Aun es temprano para hacer un análisis, pero de momento parece que la cosa va por buen camino.