Huginn ok Muninn
fljúga hverjan dag
Jörmungrund yfir;
óumk ek of Hugin,
at hann aftr né komi-t,
þó sjámk meir of Munin.
«Hugin y Munin
vuelan todos los días
alrededor del mundo
temo menos por Hugin
de que no regrese,
aún más temo por Munin».
Edda poética – Grímnismál, estrofa 20.
Los indies están de moda, gustan a la gente como otra manera de ver los videojuegos, de ambiciones mucho más pequeñas, menos presupuestos, buenos, bonitos y baratos, con cierta tendencia al preciosismo, la retrospectiva de géneros y sobretodo al liberalismo de ideas.
No hay grandes superproductoras atrás que busquen contentar al gran público, que midan el desarrollo paso por paso, quitando, censurando, modificando y haciendo la expresión del creador más limitada y con mayor disposición de hacer que guste a la gente.
Por eso que la idea de videojuegos independientes sea tan atractiva para el usuario regular de videojuegos que busca de innovadoras experiencias o desee recuperar sensaciones perdidas en los géneros y mecánicas que triunfaron antaño, ahora resurgidas.
Y quien no crea todo esto, solo tiene que echar la vista no muy atrás, concretamente hace una semana, donde los videojuegos indies ocuparon un importante papel en el E3 2014, la feria anual de videojuegos más importante del sector, donde títulos como Inside y el interesantísimo No Man’s Sky, son alabados y esperados por muchos jugadores como cualquier otro conocido triple A.
De la mano de Daedalic Entertainment nos llega Munin, un juego que combina las plataformas y los puzzles en scroll horizontal y 2 dimensiones, con un estilo artístico que destaca por su singular belleza. Inspirados en textos de mitología escandinava, presentamos la aventura de Munin.
Lo primero que tenemos que destacar de este juego es su estilo visual, como ya hemos destacado. Munin, el personaje protagonista de este curioso juego parece haber salido de un cuento infantil germano. Según la mitología, Hugin y Munin son un par de cuervos asociados con el dios Odín, que viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e información para el dios. Hugin era la representación del pensamiento y Munin de la memoria.
Este contexto mitológico rodea al juego en todos sus apartados, dentro de la sencillez de los escenarios y pantallas, hay elementos representativos de la mitología. Dentro de la variedad de mundos, puede verse algún Jotun de fondo (los gigantes de la mitología) y algunos varios, dispuestos a que nos fijemos en ellos, formando parte del fondo y fusionándose con el escenario, sin influir en la jugabilidad, para nuestra desgracia.
La premisa de Munin es sencilla, tenemos varios mundos, con nombres de la mitología, evidentemente, cada mundo se divide en pantallas y hemos de avanzar en ellas, una por una. Para esto debemos conseguir todas las plumas de cuervo que habrán dispersas por el escenario, con obstáculos y plataformas para no hacer del juego un mero paseo.
Para poder superar los obstáculos, Munin cuenta con una ingeniosa mecánica de puzzles. Consiste en que las pantallas se encuentran divididas por cuadrantes, en las que con el botón derecho del ratón podremos ir girándolas a 45º, formando nuevos caminos, librándonos de obstáculos y abriendo el número de posibilidades.
Memoria, lógica y reflejos serán nuestras mejores armas. A más de abrir caminos para alcanzar todas las plumas, para hacer la aventura un poco más variada, habrá elementos diferentes con los que podremos interactuar. Desde las trampas, caídas, aplastamientos o piedras que nos caen encima, provocarán dolores de cabeza a más de uno, y es que la técnica de ensayo y error está muy presente en Munin. El juego pondrá a prueba nuestra paciencia en más de una ocasión, sobretodo en las últimas pantallas de cada mundo.
Ya hemos comentado los elementos que nos harán la vida imposible en Munin, pero también hay otras herramientas con las que tendremos que “jugar” para poder avanzar. Plataformas móviles con interruptores en forma de runas nórdicas, las cuales tendremos que mover piezas para activarlos, piedras que tendremos que utilizar para llegar a sitios en un principio inaccesibles, con cuidado de que no nos aplasten; y el más curioso de todos, el agua, que tendremos que ir “transportando” para poder inundar ciertos caminos y acceder a otros más altos.
Todos estos elementos jugables hacen de Munin una experiencia en el género de las plataformas totalmente innovadora y fresca, implementadas de forma inteligente, poco corrientes en el género.
Aunque pocos fallos gordos podemos encontrar en este título de tales características, hay cosas que deben ser destacadas. Por ejemplo, la rejugabilidad, después de completar todos los mundos no encontraremos absolutamente nada que invite a una nueva partida o a la caza de coleccionables, esto sumado a que no es un juego de extensa duración, quizá eche atrás a más de uno en su compra.
Otro punto negativo es la banda sonora, los pocos temas que la componen se nos terminarán repitiendo hasta la sociedad, e incitarán a que desconectemos los altavoces o que quitemos la música del juego para poner la propia. No son malos temas, son bastante dulces y combinar perfectamente con la relajada ambientación del juego, pero se hacen repetitivos al poco y no son para nada pegadizas.
Amantes de la corriente Indie, Munin no es una obra maestra del mundo contemporáneo, pero si que es un bello título que hará delicias de aquellos que busquen pasar un rato agradable con una divertida propuesta de retos intelectuales, rodeado de magia y belleza, para deleite de nuestra vista, con sus fallos, pero que no consiguen ensombrecer la calidad final de esta pequeña joya.
Lo mejor:
- La divertida y simple mecánica jugable.
- El bello estilo artístico.
- Los elementos como el agua implementados de forma inteligente.
- La relación calidad/precio 9,99€ en Steam.
- El contexto sobre el que está realizado el título…
Lo peor:
- … aunque se quede simplemente en lo visual, sin contar nada de historia.
- La rejugabilidad del título es completamente nula.
- La corta duración.
- El control del personaje es algo tosco.
- La banda sonora, repetitiva hasta la saciedad.