El mundo de los sueños es tan complejo como la mente humana. Es difícil de entender, pero si indagamos en él puede que encontremos algo de lógica. Aunque es difícil concretar algo sobre el tema, los sueños reflejan la psique humana, nuestros estados de ánimo e incluso revelan nuestros temores más profundos… temores que desde tiempos inmemoriales aparecen en lo que denominamos como pesadillas. Nightmare Boy es una historia sobre el sueño de un niño que se torna en pesadilla. Ha sido creado por los españoles Victor Ávila (encargado de la labor de programación) y Mr. Garcai (responsable del apartado artístico), juntos conforman el equipo de desarrollo independiente The Vanir Project, el cual se estrena con este primer título. El juego creado mediante Unity aterriza de la mano de Badland Games en Steam, PS4 y XBOX ONE.
El poder de las pesadillas
Recuerdo que cuando era niño tenía un miedo atroz a la oscuridad. Cuando mis padres consideraron el hecho de darnos a mi hermana y a mí habitaciones separadas fue un tanto traumático afrontar esas primeras noches en soledad. La mente de un niño es increíble. La fuerza con la que se imagina a esa edad es fácilmente equiparable a la del delirio, ya que todo cobra razón, y es que hasta lo más inverosímil puede tener lógica y lo más raro e imposible puede hacerse real en la mente de un niño.
A lo que quiero llegar con esta reflexión es que recuerdo algunas de aquellas pesadillas. Recuerdo levantarme sudando y querer ir a esconderme junto a mis padres… pero aquel largo pasillo que separaba mi habitación de la de ellos parecía ser más largo que durante el día, parecía estar lleno de peligros y de seres que acechaban desde la sombra. «Los fantasmas no existen» repetía para convencerme, pero era imposible parar de pensar en ellos tras la tremenda sugestión que en mí producía despertarme por una pesadilla.
Nightmare boy me ha recordado a ese niño que fui y a aquella situación. A esas pesadillas que continúan incluso después de haberte despertado y de las que parece imposible escapar. Al igual que en El pequeño Nemo, Billy es absorbido por su propio sueño al principio de esta historia. Su almohada se levanta de la cama y cobra vida ante sus ojos, dibujándose en ella el cuerpo y las facciones de un extraño anciano que le reconoce como el regalo perfecto para una misteriosa reina, dirigiéndose a él como Príncipe de los sueños Rolok. Sin saber muy bien de que va la cosa Billy lucha contra él, pero rápidamente cae en su hechizo y se convierte en Nightmare Boy.
Acto seguido se abre un enorme agujero en su habitación que le lleva a las tierras de Donorok, el país de las pesadillas, donde Menonia (otro extraño ser aunque más amigable) parece estar dispuesto a guiarle durante su viaje para despertar y volver a casa. Por el camino Billy se irá encontrando a otros niños que también se encuentran atrapados en este diabólico mundo habitado por toda clase de aberraciones y seres de pesadilla.
Un metroidvania diferente
Nightmare Boy es un juego de acción y aventura 2D al estilo metroidvania. Se trata de un juego que nos lleva a un mundo onírico y delirante donde el bueno de Billy tendrá que encontrar las respuestas que le lleven de vuelta a casa.
Durante la aventura conoceremos diferentes personajes que nos revelarán trazos de la historia y que ayudarán a Billy a descubrir los motivos que le han llevado a ese lugar. También poco a poco encontraremos a otros niños atrapados en este mundo, soñadores que al igual que Billy se encuentran prisioneros de abominables bestias. Es un juego que con sus cosas buenas y malas ha conseguido crear una atmósfera interesante. Pocos personajes resultan ser realmente carismáticos y la historia podría haber dado mas de sí, pero tiene los ingredientes suficientes como para captar nuestra atención e invitarnos a seguir avanzando para conocer más sobre ese mundo y saber en que acaba la cosa.
Nada más comenzar notaremos que el juego que nos va a exigir atención y ser medianamente hábiles a los mandos. Aunque cuenta con una dificultad bastante gradual en un principio, tendremos una pantalla plagada de peligros con los que deberemos lidiar desde el mismo principio. El respawn de los enemigos nos recuerda a los viejos Megaman, ya que aunque nos encarguemos de ellos volverán a aparecer si damos un paso atrás. Las animaciones del juego están bastante trabajadas, de hecho desde The Vanir Project aseguran que ha sido un factor que han cuidado muchísimo sumando hasta 400 imágenes que conforman los movimientos de Billy. Lamentablemente este trabajo tiene su parte negativa, ya que en muchas ocasiones hemos notado que esas animaciones parecen un tanto “exageradas” y quitan algo de ritmo del juego. Acciones tan básicas como el salto tienen un cierto retardo producto de que Billy debe ejecutar antes la animación que la acción, lo cual en un juego en el que nos debemos mover rápidamente y con cierta precisión molesta bastante. Algo parecido pasa con los golpes, aunque esta vez hay que hacer más hincapié en el pequeño caos que se forma con tan solo golpear a un enemigo, ya que las animaciones son tan exageradas que por un instante no dejan ver con claridad que está pasando (a lo que además debemos sumar índices de daño por golpe que se prestan bastante inútiles teniendo en cuenta que tampoco tendremos variedad de equipo y armas diferentes).
Otro factor importante del juego es el mapa. Un mapa que en un inicio parece enorme y lleno de secretos como el de Hollow Knight, por el que tendremos que perdernos para encontrar mil y un secretos. Lo cierto es que el mapa está muy bien recreado (cada nivel tiene su propia estética y enemigos propios y diferentes) pero no es un mapa útil o interesante de explorar. Poco a poco nos daremos cuenta que cada parte del mismo es mas bien una antesala que deberemos superar para llegar al boss de turno, donde prácticamente las únicas cosas que nos importan son: La Parca (el personaje que nos ayudará guardando nuestra partida) y encontrar la llave de turno que nos permita abrir la consiguiente puerta de turno que abrirá a la siguiente zona.
Poco más podremos encontrarnos… Algún mecanismo que nos ayude a continuar, algún personaje que nos revelen algo de historia… nada realmente imprescindible que justifique hacer backtracking por ese mundo en general. Esto no significa que explorar el mapa sea inútil, más bien parece que en comparación a otros metroidvania está un tanto desaprovechado.
Una de las cosas más curiosas e interesantes que nos hemos encontrado en el título es su sistema de guardado. Últimamente hemos notado que la mayoría de los juegos metroidvania estaban fuertemente ligados al soulslike y al estilo de la obra de Miyazaki. Nightmare Boy es un juego fresco en este aspecto, es un metroidvania diferente que propone cosas diferentes. En su ideario no están las almas como herramienta de progreso y castigo ni tampoco existe el hecho de perder las almas y volver al lugar de nuestra muerte a recuperarlas. Esta vez Billy recogerá gemas que encontrará por todas partes o que dejarán caer los enemigos. ¿Para qué sirven estas gemas? Pues como hemos dicho antes, el personaje llamado La Parca servirá para guardar la partida. En un principio no nos pedirá nada por hacerlo, pero a partir de ahí cada vez que queramos guardar la partida deberemos pagar un precio, precio que con cada guardado irá aumentando. Este método resulta bastante interesante ya que desde un inicio sabremos que no podemos abusar de guardar la partida o más tarde lo pagaremos caro.
En cuanto al progreso, Billy irá mejorando sus poderes y capacidades a lo largo de la aventura. En un principio solo podremos saltar y lanzar una bola de fuego, pero con el tiempo desbloquearemos diferentes capacidades como el doble salto, agarrarnos a las paredes… y poderes como el escudo de calaveras o invocar a un guerrero Mongon (raza que habita pacíficamente este mundo de pesadillas). Para desbloquear la mayoría de estos poderes/capacidades deberemos derrotar a los diferentes jefes finales de zona que encontraremos. Como hemos mencionado, en un inicio todo será bastante gradual, pero cuando nos demos cuenta estaremos luchando contra enemigos bastante difíciles de vencer y que nos pondrán las cosas muy de complicadas. Quiero romper una lanza a favor de Nightmare Boy diciendo que tiene un compendio de Final Bosses bastante bueno en cuanto a mecánicas y podría decir que excelente en cuanto a modelados… el problema es lo que precede a estos bosses. No estoy seguro si es que a nivel de plataformas no acaba de convencer, o que el control de Billy no es el adecuado para un juego de estas características, o quizás que el mapa no termina de dar de sí lo que personalmente me gustaría que hubiese dado… pero la verdad es que si nos tomamos Nightmare Boy como un Boss Rush más que como un metroidvania al uso parece que gana bastante en términos generales y disimula bastantes de sus pecados.
Malos sueños llenos de color
Uno de los detalles más curiosos que nos encontramos entre las opciones del juego es la posibilidad de ponerle un filtro retro que cambia la tonalidad del juego dando la sensación de ser jugado en una TV antigua y la verdad agradece, aunque no sea demasiado necesario. También mencionar que el título se mueve perfectamente en su máxima resolución a 60 fps estables y permite ser jugado con textos traducidos en varios idiomas, algo que siempre es digno de agradecer sea cual sea el tipo de juego.
Nightmare Boy ofrece apartado visual oscuro y delirante pero bonito, con dibujos hechos a mano y una paleta de colores muy variada que denotan un magnífico gusto por parte de Mr. Garcai. El trabajo visual y de recreación de este mundo es excelente, ya que cada escenario dentro del mapa tiene su propia ambientación y aberraciones diferentes que los habitan, mostrando un bestiario extenso de monstruosidades oníricas y seres de pesadilla.
En cuanto a la banda sonora tenemos que decir que nos ha sorprendido para bien, contando con una buena cantidad de temas elegidos con tino para según qué zonas y según qué momento. Tracks épicos y tristes conforman una original soundtrack que sin duda se revela como una de las fortalezas del título.
Conclusiones de Nightmare Boy
Nightmare Boy es un juego con luces y sombras. Los chicos de The Vanir Project se estrenan con un título bastante potable y que seguramente los más dados a este tipo de aventuras puedan disfrutar, aunque por otro lado puede ser que se queden a medias en diferentes aspectos. Temas como el combate, el plataformeo o la exploración se pueden mejorar… pero aspectos como su historia, su ambientación, la BSO o el diseño de sus jefes finales son realmente buenos. Es un metroidvania que se atreve a alejarse del regazo de Dark Souls y de toda su descendencia soulslike aportando sus cosas al género sin salir mal parado. Por nuestra parte solo podemos desear suerte a este equipo y esperar atentamente sus próximos proyectos.