En los últimos tiempos tiempos se ha discutido mucho acerca de la necesidad de un nivel de dificultad fácil en los videojuegos, con la saga Souls como epicentro de este debate. Evidentemente OlliOlli World no se encuadra dentro de este género de juegos imposibles, pero sí me ha hecho recordar que existe un género donde la dificultad la pone cada uno y batir las marcas del resto de jugadores es el auténtico reto.
Camino al Gnarvana
Esta nueva obra de Roll7 ha optado por dotar de un hilo conductor el viaje que haremos con nuestro personaje por este mundo creado con la excusa de poder recorrerlo con nuestra tabla de skate. Nada más comenzar conocemos a Chiffon, algo así como una leyenda del skate que está buscando sustituto para retirarse. Ella es la encargada de estar en contacto con los cinco dioses del skate. Cada uno de ellos es el máximo exponente de una técnica diferente sobre la tabla. Nuestro objetivo en OlliOlli World será dominar todas estas técnicas para ser la nueva leyenda de este mundo y alcanzar el Gnarvana para darle así a Chiffon su merecido descanso.
Para ello tendremos que superar los diferentes escenarios repartidos por 5 territorios que nos llevarán a dominar cada una de las técnicas. Superar los escenarios es relativamente sencillo, la verdadera dificultad de OlliOlli World es dejarlo cuando sabes que estás a punto de encadenar ese combo que se te resiste.
Una vez has aprendido los trucos básicos, el juego te muestra como encadenarlos y aquí es donde comienza la caída al pozo de horas que puede ser esta experiencia. Los mapas están tan bien diseñados que siempre existe la posibilidad de encadenar los trucos desde la salida hasta la línea de meta. Pero eso no es todo, ya que los niveles de OlliOlli World también tienen objetivos secundarios que nos propondrán más retos y harán más variada la experiencia. Caminos ocultos, personajes con los que chocar los cinco en cada nivel y un sinfín de sorpresas nos deparan un buen puñado de horas si queremos descubrir todos los secretos que nos esconde el juego.
Toca competir
Además de enfrentarnos a los niveles del juego, al equipo de desarrollo no se le ha olvidado que a muchos nos gusta competir. Por ello han incluido un modo online en el que podremos subir en la tabla de clasificación de OlliOlli World y obtener diferentes recompensas por ello. Además, nos da la posibilidad de generar nuevos niveles con diferentes picos de dificultad. Como es habitual, habrá que esperar para ver qué clase de locuras es capaz de generar la comunidad.
Como era de esperar, esta sección esta algo desierta de momento, pero no somos capaces de imaginar hasta qué punto subirán esos marcadores una vez se abra la veda.
Un mundo de color
Lo más llamativo de esta nueva entrega respecto a sus predecesores es el colorido mundo que ha creado la gente de Roll7. Mientras en los primeros juegos destacaban los colores cremas y todo se centraba en la acción, se nota que en esta ocasión se ha realizado un trabajo más profundo en este aspecto.
Desde que iniciamos el juego y comenzamos a personalizar a nuestro protagonista vemos que la estética del skate más noventero está presente. Infinidad de atuendos diferentes, tablas temáticas, ruedas coloridas y hasta tatuajes que nos acompañarán en nuestro viaje al Gnarvana. Esta estética queda plasmada también en los escenarios que siguen una temática diferente en cada uno de los cinco territorios donde dominan diferentes gamas cromáticas.
Pero el equipo no ha utilizado todo este despliegue visual únicamente para hacer un juego más llamativo. Durante toda nuestra aventura podremos ver diferentes mensajes ecologistas tanto en los diálogos entre personajes como repartidos por los escenarios.
También nos ha llamado la atención lo cuidado que está el apartado sonoro con unos efectos muy logrados y diferentes en cada uno de los trucos. La playlist de canciones te hace sentirte muy dentro del movimiento desde el minuto uno y no se siente repetitiva por más vueltas que le des una y otra vez a los mismos niveles.
El verdadero reto llega el 8 de febrero
Como ya hemos comentado al comienzo de estas impresiones, lo realmente difícil de OlliOlli World es encontrar el momento de dejarlo. Roll7 llegaba tras dos arcades realmente buenos y aunque esta tercera entrega no traiga novedades rompedoras sí que refina la fórmula al máximo.
Sin ninguna duda aquellos que disfrutaron del inicio de la saga lo harán también con este viaje al Gnarvana que en ocasiones logra traspasar la pantalla y ser nuestro remanso de paz (y a veces de alguna frustración).