Recientemente se ha celebrado la beta cerrada de Rogue Lords, un título que repite la fórmula de encarnar al mal y que nos va a poner las cosas francamente difíciles. Obviamente esta beta cerrada ha sido solo un atisbo de lo que será su versión final, ya que no todo estaba implementado, pero nos ha servido para conocer de primera mano qué podemos esperar de él.
Si queréis comprobar cómo fueron nuestras primeras horas con Rogue Lords, podéis hacerlo desde nuestro directo, donde fuimos descubriendo sus mecánicas poco a poco.
Rogue Lords nos va a poner en la piel de algunos de los villanos y siervos del diablo más conocidos. En la beta cerrada pudimos jugar con tres de ellos: Bloody Mary, Drácula y el caballero sin cabeza. En la historia del juego, tras un intento fallido del señor del mal de conquistar el mundo, tendremos que infundir el caos y el miedo en los habitantes para que se vayan preparando para su retorno.
Esto en un principio puede parecer bastante sencillo, pero tendremos un duro rival al que hacerle frente: Van Helsing. El héroe, quien se opondrá a nosotros desde un principio (el tutorial) y acabará con nosotros sin despeinarse, será el contrincante principal. Pero para poder disputar la revancha deberemos conseguir una serie de reliquias que nos permitirán luchar contra él.
Aquí es donde comienza nuestra aventura de verdad, y es que cada run será un intento de llegar al guardián de una reliquia, estando tan solo una disponible en la beta cerrada. A pesar de que no todas las mecánicas estaban disponibles, ya que no podremos subir de nivel ni conservaremos nada si fracasamos en nuestro intento, sí que hemos podido comprobar de primera mano como se desarrolla el juego.
Como suele ser habitual en esta clase de títulos, en Rogue Lords deberemos ir escogiendo distintos encuentros, entre los que tendremos que decidir si realizar una investigación donde nuestras habilidades sociales se pondrán a prueba, combatir (encuentros normales o élites), visitar a la parca (el vendedor) para invertir las almas recolectadas… una serie de desafíos que se irán incrementando a medida que avancemos. Lo cierto es que cada run es realmente larga, pudiendo durar perfectamente más de una hora y ofreciéndonos un buen número de sucesos aleatorios que nos van a poner las cosas muy díficil o, con suerte, algo más fácil.
En la aleatoriedad también van a entrar nuestros personajes. No solamente sus habilidades sociales van a influir en ellos sin tener nosotros demasiado control. Sus habilidades serán siempre las mismas al comenzar, pero tras los combates y en determinados momentos, vamos a ir ganando más, subiéndolos de nivel, sacrifica algunos para mejorar otros… un sinfín de posibilidades que nos van a poder dar grandes alegrías o, por el contrario, ser un dolor.
Como suele ocurrir en las betas cerradas, en esta versión de Rogue Lords hemos sido testigos de un gran desnivel entre los personajes, siendo Bloody Mary una auténtica máquina de matar y el caballero sin cabeza poco más que un elemento decorativo. El conde Drácula es una versión entre ambas, siendo útil en determinadas situaciones pero sin llegar a ser demasiado determinante. Todavía queda un poco de trabajo en ese sentido, pero las bases están muy bien asentadas.
Las estrategias de combate son realmente innumerables. No solamente podremos amoldarnos a las habilidades que más nos gusten de nuestros combatientes, sino que también podremos realizar trampas y usar el poder del señor de la oscuridad a nuestro favor. En los combates tendremos dos barras principalmente: puntos de vida y puntos de espíritu. Cualquiera de ella que llegue a cero, significará que el personaje será vulnerable, por lo que un punto de vida más en ese estado y, en el caso de nuestros enemigos caerá derrotado, y en nuestro caso perderemos una cantidad igual de esencia malvada. Si esta llega a cero, será el fin de la partida.
En vez de que cada personaje tenga sus propios puntos de acción, en Rogue Lords contaremos con una cantidad inicial de cinco (que se puede aumentar con habilidades y reliquias), para todos ellos. Así, en cada turno, el cual siempre comenzamos nosotros, tendremos que decidir qué personaje usa qué habilidad, teniendo todas ellas distintos gastos de puntos de acción, desde cero a tres por lo que pudimos ver.
También iremos descubriendo reliquias durante el transcurso de las aventuras, las cuales van a cambiar bastante las mecánicas. Algunos nos darán más puntos de acción sacrificando esencia maligna, otros potenciarán aptitudes de los personajes, o nos permitirán cosechar más almas en ciertas circunstancias… Como todo, son totalmente aleatorios, a lo que hay que sumarle una gran variedad de ellos, por lo que no vamos a tener, ni siquiera aquí, dos partidas iguales.
Todas las mecánicas de combate las podéis ver en profundidad en nuestro segundo directo, donde además, conseguimos terminar con éxito todo un dungeon y acabar la beta cerrada.
En cuanto al apartado técnico, lo cierto es que compaña muy bien lo que es el juego. El arte es muy bonito y explota mucho el potencial del juego, con personajes bastante variados, escenarios coloridos, y animaciones bastante bien recreadas. Salvo un pequeño bug, el cual nos obligó a reiniciar el juego, no vimos fallos por ningún lado. En cuanto al apartado sonoro, no hay nada negativo que podamos decir, cumpliendo perfectamente su cometido y acompañándonos en esta extra aventura que es Rogue Lords.
Conclusiones de Rogue Lords
Ser malo está de moda, y el género del roguelike también. En el título que nos llega de la mano de Nacon Gaming hemos podido comprobar lo divertido y desafiante que puede llegar a ser extender el reinado del mal por La Tierra y dar caza a Van Helsing. Por ahora todo ha estado muy cerrado y no hemos podido probar todas las mecánicas, pero lo que hemos visto nos ha parecido un desafío lo suficientemente divertido como para poder engancharnos durante horas para poder llegar al final. El juego llegará en su versión final en otoño si no hay complicaciones, y la verdad es que ya lo estamos deseando porque realmente promete muchas horas de maldad, diversión y complicidad con el señor del mal.