Tras los diversos culebrones veraniegos, cuyo principal protagonista ha sido, como no, Cristiano Ronaldo y su fichaje por la Juventus de Turín, por fin las grandes ligas han comenzado, y con ellas llegan los juegos de fútbol al mercado, abriendo la lata, como de costumbre, Pro Evolution Soccer 2019.
El título de Konami salta al campo un año más edificando su jugabilidad sobre unos pilares creados hace ya varios años, y que han conseguido que este vuelva a boca de todos y a ser un digno rival de FIFA.
Indudablemente la saga PES tiene que lidiar una vez más con sus limitaciones en las licencias, algo que más allá de ser anecdótico, acaba resultando decisivo a la hora de vender, sobre todo con jugadores más casuales. A pesar de ello, sigue luchando con unas armas basadas en la jugabilidad y en el realismo, argumentos que le han valido para recuperar terreno perdido.
Esta edición de 2019 llega más grande que nunca y espera seguir recortando distancia con el título de EA. Si lo ha conseguido o no os lo contaremos aquí en Game It.
Fútbol de salón
A día de hoy aquel F.C Barcelona de Pep Guardiola sigue siendo uno de los equipos más laureados de la historia. Ese gusto por el toque del balón y ese control del juego y de la posesión son incomparables en el fútbol moderno.
Pues bien, esta es la gran magia de este PES 2019, un juego capaz de hacernos sentir esa calidad y ese buen hacer gracias a un manejo del esférico magnífico, el más real que hayamos visto hasta el día de hoy, y gracias al que podemos hacer nuestro propio fútbol.
Konami se aleja del concepto “correcalles” tan tristemente habitual en los últimos años, y apuesta por mimar el balón y ofrecer un fútbol mucho más pausado y táctico, en el que la elaboración de las jugadas está muy por encima de individualismos y de estrellas que son capaces de coger un balón en medio campo y marcar gol.
Todo este trabajo con la pelota no se ve solo reflejado en el ritmo del encuentro, sino que está totalmente representado en los golpeos. La calidad de los pases es sobresaliente, y los disparos tienen una plasticidad nunca antes vista. Eso sí, estos pecan de ser bastante efectivos desde fuera del área, y sobre todo tienden a buscar bastante las escuadras. De cara el espectáculo es magnífico, sin embargo, es uno de los puntos que le hacen perder realismo.
Un movimiento digno de la élite
Sin ningún género de dudas, la jugabilidad es el punto fuerte del título de Konami, y si uno de los pilares es el balón, el otro es el movimiento de los jugadores y su fluidez de movimientos.
Como ya mencionamos antes, el individualismo no es la opción óptima en PES 2019. Esto se debe fundamentalmente a un movimiento mucho más real de los futbolistas. Atrás quedaron los tiempos en que en una baldosa nos girábamos, echábamos a correr y adiós defensa. Ahora esto estará, y muy pocas veces, al alcance de muy pocos elegidos.
Las animaciones son más toscas, pero no lo suficiente como para considerarse como algo malo, sino que lo que consiguen es que nos sintamos ante un juego real y no en una experiencia más arcade de lo deseable.
Este cúmulo de factores hacen de Pro Evolution Soccer 2019 el simulador más fiel que hemos probado hasta el día de hoy, a la espera de ver que hace EA con su FIFA 19, algo que se dice pronto pero que es bastante meritorio con títulos que se perfeccionan año tras año.
Adiós a la Champions
No todo iba a ser maravilloso en este PES, y es la hora de hablar de su gran hándicap, una carencia que ha llevado a que muchos usuarios se decidan por la competencia, borrando casi del territorio al juego de Konami durante unos años.
Por supuesto, estamos hablando de las licencias, que si antaño eran reducidas, en esta edición son todavía menos, fundamentalmente por la pérdida de su gran bastión: la UEFA Champions League.
Por si fuera poco, las ligas importantes apenas cuentan con uno o dos equipos licenciados, como la española que solo tiene al F.C Barcelona, a excepción de la italiana, que irónicamente tiene a todos excepto a la Juventus de Turín, los dominadores de los últimos años de la Serie A.
Bien es verdad que se ha hecho el esfuerzo de añadir ligas menores como la danesa, la rusa o la escocesa, que, por supuesto son mucho de agradecer, pero que no suponen un incentivo real para la mayor parte de los jugadores.
A la espera del modo definitivo
FIFA Ultimate Team, esas son las tres palabras que provocan pesadillas en los desarrolladores de la saga PES. Si ha habido un modo que ha generado fans durante la última década ese es el del juego de EA, omnipresente en YouTube y Twitch y capaz de hacer grandes a canales que se dedican exclusivamente a subir este contenido.
Nos consta que PES lo intenta, MyClub, el equivalente a FUT, mejora edición tras edición, con más características, más completo y más intuitivo. Sin embargo, no acaba de enganchar como Ultimate Team, y la comunidad de jugadores es mucho más reducida y su repercusión casi testimonial.
Sin embargo, parece que los fans de Pro Evolution Soccer tienen cierta predilección por la Liga Master, el emblemático modo que creó a los míticos Castolo o Minanda. Este, visto lo visto, puede ser considerado como el más importante del título, y es que sin duda es un referente histórico del género y que sigue ofreciendo horas y horas de diversión.
Por lo demás, apenas tenemos novedades, y básicamente un año más contamos con Ser una Leyenda, partidos de selección al azar y distintos torneos y ligas en lo que al offline se refiere, mientras que en línea podemos disfrutar de la PES League, partidos cooperativos y las ya clásicas divisiones.
El poder del “Zorro”
Uno de los grandes aciertos de Konami ha sido utilizar su alabado Fox Engine en Pro Evolution Soccer. Sin duda, desde que este se implementó con su llegada a PS4, el título brilla con luz propia en su apartado gráfico. Si a esto le sumamos los acuerdos con equipos como el F.C Barcelona o con jugadores como David Beckham, el resultado es simplemente maravilloso.
Las animaciones están muy cuidadas, son muy fluidas y realistas, sin embargo, si el motor luce en algún punto, es en la recreación de los jugadores, mención especial para jugadores como Coutinho, portada del juego, Piqué o Mohamed Salah.
Por supuesto el diseño de los estadios y la ambientación de los mismos es sobresaliente, y tras probarlo con un home cinema, la experiencia es magnífica, al nivel, o incluso por encima, de una retransmisión real.
Por supuesto, como ya es costumbre, el nivel de los comentarios es bastante bajo, y es que a pesar de contar con Carlos Martínez y Maldini, parece que esto se ha decidido dejar de lado y las hipotéticas mejoras son casi inapreciables.
La BSO sigue la línea habitual de la saga PES, con temas modernos y de corte bastante indie, entre los que destacan The Man del grupo The Killers o Jungle de X Ambassadors.
Conclusiones PES 2019
Cada año que pasa nos enamoramos un poquito más de Pro Evolution Soccer, y es que el trabajo de los chicos de Konami por mejorar la jugabilidad y ofrecer una experiencia cada vez más realista es digno de alabanza.
Somos conscientes de que es un simulador magnífico, que la ambientación es sobresaliente y que gráficamente es el mejor del género. Sin embargo, el título no acaba de despuntar, y tras años en los que ha mirado por encima a FIFA en lo que a realismo se refiere, las ventas y la repercusión no le acompañan.
Tras varias ediciones en las que la historia se repite, no queda más remedio que asumir que la falta de licencias y que el juego de EA sea el propietario de FUT son argumentos indestructibles para que FIFA sea el rey indiscutible del mercado con un juego, al menos hasta la edición del año pasado, abiertamente peor.
En definitiva, PES 2019 es un juego de fútbol realmente bueno, pero la falta de equipos y los modos de juego limitados hacen de este una opción indispensable únicamente si eres fan del deporte rey, pero que no te interesará tanto si tu interés pasa más por el aspecto social y por la posibilidad de jugar con tu equipo favorito con todas las de la ley.