Parece que fue ayer cuando el mundo de los videojuegos comenzaba a despuntar y a «educar» a toda una generación de jugones que cada vez mostraban más interés por este ocio electrónico. Hace muchos años, cuando veíamos una aventura gráfica o nos metíamos de lleno en una historia tétrica o siniestra, nos daba la sensación de estar dentro de un mundo creado para nosotros, algo que difícilmente podría mejorarse. Ahora, con el paso del tiempo y las tecnologías queda más que claro que los videojuegos están en constante expansión y solo hemos arañado la superficie de lo que está por llegar, la inmersión completa en universos creados a nuestra medida.
Cuando creíamos que el realismo de títulos como Need for Speed, que nos daban ganas de salir a comprar llantas para nuestro coche virtual, o del DiRT Rally que nos metió la paranoia de tener guardadas unas llantas de nieve por si acaso las necesitábamos como en el simulador de rallies, llega ahora la Realidad Virtual, un paso más adelante en la tecnología de inmersión en los videojuegos que está llamada a ser el próximo gran salto generacional de los últimos años. Sin embargo recordemos que ya hemos vivido algún que otro de estos saltos que nos prometían grandes cosas, como por ejemplo el cine en 3D y que cada día se diluye más y más, por lo que tenemos que plantearnos si realmente estamos ante un paso adelante u otro intento fallido.
Desde luego lo que ante nosotros aparece tiene la mejor de las posibilidades, aunque los primeros modelos de Oculus Rift fueran un poco incómodos e incluso mareantes, es bien cierto que era una tecnología en ciernes y que las mejoras han sido cuantiosas. Desde entonces no han sido pocos los fabricantes que se han sumado a esta nueva oleada de inmersión, con compañías como PlayStation o Samsung, grandes conocidos en cuanto a dispositivos y avances se refiere. La apuesta está encima de la mesa pero ¿realmente estamos preparardos? Las posibilidades que ofrece la Realidad Virtual son realmente impresionantes, empezando por la más obvia, una inmersión total, pero somos gente de costumbre y las nuevas maneras de jugar no siempre calan en el público. Además a esto hay que añadirle un gran desembolso por nuestra parte, ya sea en forma de equipos potentes o de dispositivos de Realidada Virtual costosos.
Ahora mismo estamos en un momento crítico, cuando dichas tecnologías comenzarán a inundar el mercado y nosotros, los consumidores, seremos los que decidamos si estamos listos para dar el paso o no. Realidad Virtual, dispositivos de hologramas, realidad aumentada… la oferta que encontramos va a ser muy grande y esto nos obligará, casi seguro, a abandonar nuestros hábitos de jugadores y dejar atrás estilos más clásicos en pos de las nuevas tecnologías, porque tened por seguro que el progreso dejará a muchos de nosotros con ganas de jugar a nuestros títulos favoritos a la vieja usanza, pudiendo hacerlo tan solo como si fuera algo retro, sino que se lo digan al formato físico, que ya está empezando a dar signos de debilidad.