Requiem de Netflix llegó a mi vida como la mitad de las series buenas de Netflix: por casualidad, por una recomendación aleatoria que su algoritmo (que falla más de lo que acierta), reflotó justo después de ver el último episodio de The Rain.
La serie alemana, de la que os hablaré en un futuro post, me hizo ser optimista ante nuevos descubrimientos. Precisamente por eso acabé viendo Requiem, una historia de seis episodios de una joven violonchelista que se ve envuelta en el dramático secuestro de una niña pequeña de hace veinte años, me sonó tan bien.
Preparaos para darle a play conmigo, porque vamos a repasar algunos puntos que me gustaron y otros que no, de esta serie de Netflix que es Reflection.
Un argumento que mezcla el terror con el misterio de una forma muy efectiva
Reflection nos pone en la piel de Matilda Gray, una exitosa violonchelista que ve cómo su carrera despega al lado de su fiel compañero Hal. La tarde de un estreno, sin que realmente pudiera llegar a esperárselo, Matilda verá cómo su cándida y dulce madre, Janice, se rebana el cuello de lado a lado en el interior de un parking.
La vida se desmorona para la preciosa y talentosa música. Se siente sola, y revisando las cosas de su madre en su casa se encontrará con una caja llena de recortes de periódicos de un extraño secuestro a una niña de cuatro años en el norte del país. Parece ser que Janice tenía un terrible secreto que acabará metiéndoselo a Matilda en las entrañas hasta que decide marcharse ella misma a ese extraño pueblo y descubrir qué conexión había entre su madre y la niña desaparecida. Aunque al hacerlo, levantará muchas ampollas por el camino.
La dirección sonora y de fotografía es sobresaliente, eso está claro.
Lo primero que llama la atención de Requiem de Netflix es la dirección artística y sonora que encontraremos en el primer episodio. El género de terror se mezclará con el de misterio al incluir movimientos bruscos de cámara, luces que se apagan misteriosamente y el canto de una niña muerta que busca venganza por toda Inglaterra.
Matilda destaca a propósito frente a la normalidad del resto. Su pelo casi blanco y liso y sus grandes ojos la convierten en una estela de luz entre la vida plagada de oscuridad y de secretos de las personas que le rodean. Esto tiene su razón de ser que descubriréis si veis la serie entera, pero no perdáis de vista su apariencia angelical porque tendrá mucho que ver con la trama.
A lo largo de las diferentes escenas podremos anticipar un momento de tensión de uno puramente anecdótico gracias a la increíble banda sonora de la serie y a los susurros grabados de la niña que te pondrán los pelos de gallina sin llevarte realmente hasta el terror más extremo.
La mezcla de géneros le sienta bien, aunque genera una sensación ligeramente descafeinada
Requiem mezcla por un lado el género de terror con la aparición de los fantasmas, los cánticos de la niña desaparecida y la banda sonora colosal, con un thriller negro muy bien montado. Carys, una niña pequeña, desapareció hace veinte años de un parque y nadie ha sabido nunca nada sobre ella. Su madre, Rose, se ha rendido a la vida y aunque intenta mantenerse fuerte, no consigue pasar página ante las preguntas insistentes de Matilda.
La joven Matilda irá indagando en una trama cada vez más interesante que la llevará a plantearse su propia existencia y su verdadero nombre. ¿Y si en realidad ella es Carys? ¿Y si la niña nunca murió? Pero entonces… ¿quién es el fantasma que está acosando a los supervivientes de ese secuestro? Poco a poco veremos cómo la cordura de Tilly se resquebraja ante sus propias dudas, desenterrando cada vez nuevos datos y hechos que la policía considera irrelevantes pero que para ella significan la diferencia entre la vida y la muerte.
La fantasía y el terror se mezclarán con la investigación policial hasta tal punto que llegará un momento en el que te plantees si realmente hubo un fantasma en primer lugar o si era algún tipo de demencia colectiva que sufrían un grupo de personas bajo mucha presión.
Mi opinión sobre Requiem (incluye spoilers)
Requiem empezó maravillosamente bien y ojalá, como dije antes, hubieran dejado la serie en una fantasía, en el fantasma del segundo niño asesinado o en un claro caso de alucinaciones por culpa de la presión del caso. Porque está claro que el final de esta serie es lo suficientemente malo como para que salte de un 8 a un 6’5 sin perder demasiado tiempo.
La trama sobre Carys y Matilda obsesionada con ser la niña se desarrolla simplemente muy bien. Cuando en el segundo episodio la violonchelista afirma ser la niña perdida, piensas que está completamente loca y desquiciada. Sus aproximaciones a Rose, a Aarón, al pequeño Daniel o incluso a Trudy, la chica del pub, son obsesivas y simplemente desquiciadas. Pero poco a poco empieza a escarbar y empieza a sacar cosas que todo el mundo en el pueblo parece conocer pero que prefieren callar. Cosas como el esqueleto de un niño que la policía procesó como si fuera una oveja, cosas como los secretos que envuelven a Rose y al padre de Trudy, detalles como el hecho de que una esquizofrénica que dibuja flores amarillas acertó de pleno con la localización donde tuvieron a Carys, acaban por darle un sentido maravilloso a toda la serie.
Una trama que se desenvuelve, que sorprende y de la que no te esperas ni de broma quién está involucrado al final. Pero, lamentablemente, en el último episodio, lo más sórdido que se les ocurre para cerrar la trama es hablar de “ángeles” o “enjutos”, de un arcángel encerrado en el cuerpo de la mujer, de la posesión demoníaca suelta por el mundo. Y digo que es una posesión porque lo primero que hace en cuanto sale del pozo es asesinar a todo el mundo y enterrarlos, aunque el arcángel no sea de por sí demoníaco.
Explicación sobre el final de Requiem de Netflix
Tal y como explica la propia Sylvia Day en el momento del ritual, estos ocultistas que han tomado el símbolo de John Dee del Cosmos (por eso unen sol, luna, fuego y otros elementos de significado para ellos), el ser que habita dentro del cuerpo de Matilda es en realidad “Uno de los grandes” y “la lanza de lo divino” por lo que no deja clara si su naturaleza es bondadosa o no.
Y así, la bella luz confusa, esa presencia desesperada por conocer su identidad que se diferenciaba de un simple golpe de vista del resto de los habitantes del pueblo, acaba convirtiéndose en un demonio. Y el recurso es tan cutre, está tan usado y destroza tanto una buena serie que podría haberse alzado como una referente en su género, que no he podido evitar venir aquí a contároslo.
Aunque quizás, tenga arreglo. Su creador, Kris Mrksa, ha insinuado en un par de entrevistas su intención por realizar una segunda temporada en la que sabremos cuánto de Matilda queda en el interior de su cuerpo, qué pasará con Hal ahora que le han pillado comiéndose vivas a las ovejas y sobre todo, cuál de los cinco miembros del aquelarre ha sobrevivido. En el plano vemos solamente cuatro tumbas así que… ¿quién es el quinto en cuestión?
Si me dejáis opinar, será el australiano. Ser tan increíblemente bobo y guapo al mismo tiempo tiene que dar mucho juego cuando eres el esclavo de Satanás.