Quizás sea por la gran falta de buenos títulos en el género del survival horror o porque hace 19 años se le pusieron de punta los pelos a toda una generación de jugones que comenzaba a despertar, lo cierto es que hemos acogido con los brazos abiertos este relanzamiento por parte de Capcom el cual, a pesar de no aportar demasiadas mejoras significativas, es la ocasión perfecta para revivir uno de los mayores horrores que tuvimos en la infancia de muchos: Resident Evil HD Remaster.
Cuando en 1996 la compañía japonesa ponía en nuestras manos la vida de Jill Valentine y Chris Redfield, dos miembros del grupo de operaciones especiales STARS, no sabíamos el impacto que tendría en un género que ha estado en constante evolución y que poco a poco ha ido degenerando en un sinfín de disparos, con contadas excepciones como toda buena regla.
A pesar de la saturación de títulos remasterizados que tenemos en estos últimos años gracias a la llegada de la nueva generación y la obligatoria transición de una a otra, este nuevo lanzamiento permitirá a muchas generaciones poder disfrutar de un título que ha conseguido ser una leyenda en el mundo de los videojuegos. Resident Evil HD Remaster cuenta con cambios, algunos más que evidentes como es la remasterización de sus texturas y el obligatorio 1080p de hoy en día, la llegada de los 60FPS (que podemos bajar a 30 si queremos una simulación más fiel) o un cambio en la jugabilidad del «modo tanque» a uno más actual, donde nuestro stick hará que el personaje se mueva automáticamente al lugar deseado.
Como en el título original, estamos ante un survival horror de la vieja escuela, donde cada disparo contará a la hora de sobrevivir a una aventura que encierra un gran parecido con las aventuras gráficas en muchos puntos de su desarrollo, ya que cada habitación es un puzle y cada pieza nos contará una historia. Los zombis, los enemigos más prolíferos serán uno de los que más mimo han recibido por parte de la remasterización, algo que no podemos decir de los escenarios donde nos encontramos con lugares mejorados fielmente al milímetro y otros que parecen haber sido olvidados a los píxeles de la época.
Qué decir tiene que la jugabilidad, la cual podremos disfrutar tanto en formato original como en algo más moderno, sigue siendo la misma, para bien o para mal. Los ángulos de cámara estarán a la orden del día, los cuales son magníficos para crear atmósfera y ángulos muertos, pero que harán que tengamos que disparar a puntos ciegos sin remedio en algunas situaciones. Hemos de decir que esto, lejos de ser un inconveniente, aporta una atmósfera que pocos títulos han conseguido a lo largo de la historia donde la mansión que visitamos y de la que no vamos a poder escapar fácilmente acaba siendo un personaje más de esta tétrica historia.
Lejos de las costumbres que nos han inculcado hoy en día con juegos enfocados a la acción, Resident Evil HD Remaster nos sumerge en una lucha por la supervivencia lenta, pero que no nos dará un solo descanso, donde la gestión de los escasos recursos (sí, los zombis no serán sacos de munición) y de nuestro inventario será crucial para salir vivos. Si a esto le añadimos que acabaremos buscando como locos puntos de guardados con las máquinas de escribir para las que necesitaremos tinta, hace que en cada nueva habitación que entremos la tensión puede que acabe con nosotros.
[yframe url=’https://www.youtube.com/watch?v=K9Jq0XpGr5A’]
Como podéis ver hemos tratado este análisis alejándonos un poco del formato que solemos dar porque Resident Evil HD Remaster estamos ante un juego que ya ha dicho todo lo que tenía que decir desde su lanzamiento en 1996. Quizás nos haya faltado un poco más por parte de Capcom, ya que no encontraremos prácticamente novedades de jugabilidad o de historia en esta nueva edición, pero a veces es muy complicado mejorar lo que ya es realmente bueno.
Lo mejor
- Volver a la mansión que tantos sustos y buenos ratos nos ha dado.
- La esencia que sigue destilando y que ha creado todo un referente.
- Una versión mejorada gráficamente…
Lo peor
- … que quizás podría haber sido algo más pulida en ciertos puntos.
- A los no acostumbrados a los clásicos les puede parecer un poco lento.