Que ocurran cosas como esta en compañías de videojuegos, además de convertirse en anécdotas históricas, es realmente desternillante. Como sabéis, EEUU está en alerta máxima por los ataques terroristas sufridos en los últimos meses, por lo que solo hace falta el más mínimo gesto para que se presente medio ejército en la puerta de tu casa.
Robert Bowling, fundador de Infinity Ward y ex-community manager, ha sufrido un susto de muerte hace una hora, cuando la llegada de las autoridades a su estudio de Robotoki en Los Angeles parecía insinuar que su vida estaba realmente en peligro. De hecho, el lío viene de un trabajador muy manazas.
Según ha publicado el medio Polygon esta misma mañana, la confusión se creó cuando un trabajador encontró un botón bien grande en la pared que no había visto nunca antes. Como ocurre con todos los que ven un botón misterioso, decidió apretarlo, ajeno a lo que iba a provocar a continuación. Resulta que se trataba de una alarma en caso de atentado terrorista que habían instalado hace poco por seguridad. El empleado, muerto de vergüenza, decidió abandonar el edificio junto a casi toda la plantilla que no se podía imaginar lo que estaba pasando en el estudio de Bowling. Menos su jefe. Exacto, el creador de los Modern Warfare estaba tan concentrado y ocupado que no se percató de la alarma y quedó aislado en el edificio. Tras esto, era de esperar que alguien llamara al número de emergencia para que se presentaran ahí los coches patrulla. Pero había un «pequeño» error: en la ventana del edificio había una figura a tamaño real y superdetallada de Soldado «Ghost» Ripley, para promocionar la nueva entrega de Call of Duty, que se habían olvidado quitar.
Una vez llegado medio LAPD a la puerta de Robotoki, vieron inmediatamnte al soldado y, pensando que se trataba de un terrorista, comenzaron a dispararle hasta dejar la estatua completamente seca. Intentaron distraerla, hacerle emboscadas en incluso hablar con ella. Pero no tardaron mucho en darse cuenta de que la única maldad que había en la oficina era la de los DLCs, así que fueron a pedirle explicaciones a Bowling, que se encontraba visiblemente enfadado, y tras unos minutos de carcajadas comieron felices… y jugaron durante casi una hora con él a la NES.
No sé que se puede extraer de tan absurda historia, desde luego habrá supuesto un susto de muerte para muchos trabajadores de la pequeña compañía. Estas son las declaraciones de Robert Bowling después de lo sucedido:
«Nuestro estudio está equipado con una alama de pánico en caso de amenaza armada que se instaló ayer. Uno de nuestros diseñadores (que no se avergüenza) la apretó porque al parecer, cuando los niños ven botones que no están seguros de lo que son, su primer instinto es apretarlos. Después de que pasará eso, todo el mundo se fue a casa. Me quede solo en mi oficina cuando vi venir escaleras arriba a la policía con las armas cargadas. Gritaban que pusiera las manos arriba y caminara lentamente hacia ellos. Me llevaron bajo custodia y, una vez fuera del estudio, empezaron a despejar el resto de las habitaciones y los pisos»