Querido George A. Romero, no quería escribir todo esto. Me hubiera gustado ver cómo continuaba tu idea sobre la evolución del zombie, ahora ya lo sé. Ahora ya sabemos dónde acaba todo. «Empire of The Dead» se ha convertido en tu última obra sobre estas criaturas que te acompañaron toda tu vida de artista. Les diste una cercanía y un toque de terror que nadie más supo darle. Voz, imagen y contexto, una forma de infectar y también nos proveíste de valiosa información, esto es, el tiro en la cabeza para acabar con ellos. Aquellos lejanos y no muy terroríficos zombies del vudú, los acercaste a la misma civilización y los convertiste en el ejercito de aquel «otro» invisible que los escupía de las tumbas para acabar con nuestra forma de vida.
Nosotros éramos tontos, egoístas y no supimos trabajar en equipo como en «La noche de los muertos vivientes«, además al final nos hacías ver hasta dónde puede llegar nuestra crueldad. También preferimos perder el tiempo en reproducir una vida que ya no volvería; en «El amanecer de los muertos» anduvimos poseídos, movidos por reflejos consumistas a través del templo del capital, el centro comercial. ¿Había diferencias entre unos y otros?; así pues, acabaste con todas nuestras ilusiones y nos diste un aviso.
Vimos una oportunidad, esta vez por lugares que no habíamos explorado en «El día de los muertos«, pero otra vez no superamos antiguas limitaciones, ¿Hasta qué punto podíamos ser crueles en pos de nuestros intereses? ¿Hasta qué punto nuestros viejos valores y falsa moral podrían arrastrarnos a la eterna discusión?. Hasta el punto de no hallar salida de esta pesadilla. Una vez más nos diste la oportunidad pero todo estaba perdido, nos matamos entre nosotros, pero ellos tenían muy claro a quién tenían que comer…
Nosotros perdíamos nuestra cabeza y ellos desarrollaban una nueva inteligencia. Nosotros volvíamos a caer en defectos contraproducentes para nuestras esperanzas. Y cuanto aprendió tu alumno aventajado Robert Kirkman de estas lecciones.
Volvimos a caer en las viejas trampas del poder… Y así fue que en «La tierra de los muertos vivientes» ellos, bien organizados y por un objetivo en común (comer) acabaron de nuevo con todos nosotros; representaban la violencia, el final de la civilización…Y sí, este fue nuestro final…
Nos has dejado con grandes lecciones gracias a tu tetralogía de los muertos. Nos has avisado a tu manera. Te quedaste atascado en los zombies como tú decías, así que no quedaba otra que utilizarlos bien. Y claro que lo hiciste George, claro que sí.
Luego vinieron «El diario de los muertos» y «La resistencia de los muertos» donde intentaste reiniciar, y acercar a un formato más moderno todo ese rollo zombie. No te salió tan bien, pero no siempre iban a ser todo alegrías, además quién soy yo para juzgar nada si era lo que tu querías hacer y ademas me entretuviste, lo único que tengo para ti son agradecimientos.
Pero no te creas que me olvido. No todo fueron zombies. Exploraste otra idea de zombie, y casi que te sacaste de la manga los actuales infectados en «The Crazies«, no te apalancaste y probaste con mezclas de lo más extravagante en la justa medieval con moteros de «Knightriders«. Tuviste tus pinitos con los vampiros en «Martin«. Y hasta colaboraste con Stephen King como recordarás en «The Creepshow«.
Tantas cosas has hecho George, tantas horas que te agradezco, tantos momentos de auténtico terror que se mezclan con lo entrañable que es recordarlos. De cierta manera hay algo de la paz del hogar en tus películas. De aquel volver a sitios donde jugaste en la infancia: aquella casa en un lugar perdido de EEUU en mitad del campo, aquellos terrores que ya nunca volverán con la misma intensidad pero que aun yacen en los más profundo de mis entrañas, produciéndome una sensación mezcla entre agobio y fascinación. En esas paredes, en eso tablones de las ventanas, en esos zombies, en ese sótano, en todo ellos estás tú y ahora también yo. Yo también estuve allí.
Como digo, gracias por todos estos momentos. Gracias por todas esas ideas y por crear al zombie tal y como lo conocemos que tanto tedio nos ha ahorrado. Ahora me voy a terminar lo que hace poco empecé, el final evolutivo de la idea de Zombie original. «Empire of the Dead«. Esos cómics que con tanto cariño y mimo nos has traído. En el que se juntan todos los elementos explorados en tu carrera. Zombies e inteligencia, vampiros, poder, clases sociales…
Como buen artista que eres, nos trasmitiste tus inquietudes, miedos y alegrías. Impregnaste tu obra de retales de tu personalidad. Lo has conseguido George, lo has conseguido. Has sido feliz haciendo lo que más te gustaba. Y de paso nos has hecho un poco más felices a nosotros, que no está nada mal…
Adiós y hasta siempre, maestro.