Hay muchos pequeños detalles que se han hecho un hueco en el corazón de cualquier gamer de pura raza. Tantos, que no podría explicarlos todos detalladamente ni en un millón de artículos. Y desgraciadamente, la mayoría de las cosas que hacíamos con nuestras antiguas consolas, no venían de fuentes expertas.
En la época de NES, había muy poquitos profesionales con los que pudiéramos contactar fácilmente (un par de revistas impresas y poco más). Además, el hecho de tener un PC potente con internet para consultar era prácticamente un privilegio. Y claro, todos nos guiábamos por lo que nos decía el colega de turno.
Pues uno de esos mitos, que poco a poco se extendió por todo el planeta, fue el de soplar el cartucho de títulos que no funcionaban. Hoy vamos a hablar de esa moda a la que todos le hemos tenido siempre cariño, y que se practicaba sobre todo en las consolas de la gran N. Desde la misma NES, hasta hace muy poquito en la DS, a todo el mundo que no le cargaba el título que fuese, lo sacaba, cogía aire, y soplaba con todas sus fuerzas. Hasta ahora siempre nos ha parecido muy normal este hecho, y no podemos negar que poco a poco nos fuimos acostumbrando hasta el punto de que lo hacíamos sin darnos cuenta. Era la rutina de juego.
¿Y por qué he sacado el tema precisamente esta tarde de Miércoles? Pues por el grupo de aficionados que ha determinado que esta acción no hacía más que desgastar el cartucho. Y la verdad es que las sensaciones que me ha dejado leer algo así son muy contradictorias. Por una parte, porque a todos nos ha funcionado más de una vez esta técnica (a mí muchas) y por el contrario, porque ya había escuchado muchas veces por ahí algo parecido pese a lo que os vengo a mostrar.
Frankie Virturello, presentador del programa Digital Press Webcast, nos dice que esto nunca surtió efecto, y lo demuestra. Lo primero de todo, es que asegura que nosotros solo hacíamos algo así porque nos la ponía dura nos producía efecto placebo. En su entrevista con el escritor Chris Higgins, Frank nos recuerda cómo era la añorada NES. Como muchos recordaréis, tenía una tapita de plástico que había que abrir para poder introducir el cartucho dentro. Después de meses y meses de uso diario, una importante capa de polvo se creaba entorno a los pines de contacto. Entonces, al listillo de turno se le ocurrió promulgar que esa suciedad se podía ir fácilmente si soplábamos… Así empezó todo.
Pues, según se ha comprobado, nada de esto ayudaba a mejorar el funcionamiento de la consola. «No solo no funciona, sino que abría la puerta a posibles daños físicos en el hardware». Para colmo, en las instrucciones que venían dentro de la caja se especificaba que cualquier tipo de humedad sobre la máquina podría traer desastrosas consecuencias. La gente no hacía el más mínimo caso y repetía el proceso una y otra vez, a pesar de los muchos juegos que acabaron en la basura, completamente inservibles.
Todo lo que os estoy comentando ha sido probado de forma experimental, y los resultados han sido los esperados. Virturello tiene razón.
Se pusieron dos NES a cargo de dos respectivos voluntarios, cada una de ellas con una copia de Gyromote. A uno de ellos se le pidió que jugara de forma normal, sin hacer nada extraño, durante un mes. Al otro se le pidió que soplara el cartucho una media de 10 veces al día durante el mismo periodo. ¿A que no adivináis cuál fue el resultado? Pues que la primera NES seguía funcionando de forma habitual, sin ningún tipo de problema, mientras que el cartucho que se había maltratado estaba hecho unos zorros.
La gran sucesora, SNES, tenía un diseño mucho más trabajado, más fácil de limpiarYa para ir cerrando, uno de los detalles que me han parecido harto curiosos ha sido lo que ha señalado Virturello en su discurso. Resulta que, lo que de verdad funcionaba y no acarreaba problema alguno, era sacar y volver a meter el cartucho dentro de la consola, o reiniciarla incluso. Haciendo eso sí podíamos conseguir que hiciera mejor contacto, así que si alguna vez hemos ganado la batalla a ese cartucho tan traicionero, no ha sido precisamente por soplar…
Pues eso es todo. Ahora me gustaría que opinárais conmigo: ¿alguna vez habéis logrado vuestro objetivo al soplar? ¿o nunca lo habéis visto del todo coherente?, ¿os ha impactado el resultado del experimento de Virturello?