Tyranny ha sido toda una sorpresa. Después del arrasador éxito de Pillars of Eternity, Obsidian y Paradox se unen para ofrecernos una aventura que nos pondrá en la piel de los conquistadores en vez de los conquistados.
Tyranny es un RPG con una jugabilidad clásica que sin embargo nos trae una premisa poco explotada y extremadamente jugosa: jugar desde el punto de vista de los malos. Y gracias a Meridiem Games os traemos el análisis del título.
Tyranny te pone en la piel de los malvados, de los esclavistas y tiranos.
El mundo ha sucumbido al mal. Kyros, un poderoso hechicero, ha conquistado todos los territorios a lo largo y ancho del Reino, y sólo le queda una pequeña zona por dominar: las Cotas. La gente adolece, las cosechas se pudren y todos aquellos que se resisten a la causa del gran Kyros, son barridos del mapa.
En este momento exacto es cuando presentan al héroe ¿no es cierto? Tú eres, por lo general, el gran salvador. El libertador de esclavos. El paladín de los sufridores. Pues no. De hecho, tu gran decisión en esta guerra es a cual de los dos grandes ejércitos de Kyros quieres beneficiar. Como capitán y enviado personal de Kyros, deberás tomar terribles decisiones que afectan profundamente al trasfondo del juego. Obsidian juega con tu cabeza obligándote a enfrentarte a terribles decisiones morales, en las que la supremacía de tu ejército y la destrucción total de las Cotas serán el único objetivo final.
Desde arrasar aldeas a sacrificar a tus propios aliados, pronto, como jugador, te verás impelido a escoger qué ocurrirá y qué acciones tomar cuando sabes que, pase lo que pase, va a morir alguien. El bien no está en absoluto claro, trabajando para un hombre cruel y despiadado capaz de borrarte del mapa con un hechizo por tardar más de una semana en tomar una ciudad. Y de pronto te das cuenta de que tu capacidad para prever la ruina y el daño que causarás te hace replantearte diez veces cómo quieres avanzar.
Al comienzo del juego podremos personalizar a nuestro héroe en una gran cantidad de opciones que van desde la forma de la cara hasta la longitud del cabello. Además, nos dará un backstory y un pasado que podremos escoger para nuestros héroes y que irán desde: «eres una esclava que se abre paso en los combates en la arena» a «te tendieron una trampa y te condenaron a muerte». No hay luz ni esperanza en el pasado de nuestro aguerrido guerrero/a.
Una vez tengamos nuestra clase y elementos preparados, podremos lanzarnos al modo «Campaña». Este modo es de lo mejor que hemos visto como introducción a juegos con un trasfondo histórico tan potente. Nosotros podremos elegir cómo ha avanzado el ejército de Kyros y qué facción tiene más poder gracias a una serie de preguntas. Las decisiones morales que has de tomar son tan terribles, que al final del modo tutorial, al ver las bibliotecas en llamas y el camino de cadáveres que has dejado a tu paso, te preguntarán si deseas reiniciar el tutorial para tomar nuevas decisiones.
El apoyo que le des a una facción u otra provocará que estos se decidan a apoyarte o no. Incluso puede que se enfaden, te consideren injusto y te ataquen. De hecho, tu nivel de progresión como personaje, según las decisiones que tomes, te otorgarán habilidades que serán decisivas a lo largo de tu avance en el juego. Desde terribles hechizos a magia devastadora que dependerá del nivel de temor o lealtad que hayamos desarrollado con nuestros ejércitos.
Sobre el juego
Uno de los puntos fuertes de este juego es el background con el que cuenta: una enorme cantidad de historia que nos hará soltar el ratón y el teclado varias veces. Tras jugarlo durante un par de horas, sentirás que te has leído media novela de fantasía, sólo que tú puedes tomar decisiones sobre cómo afectará la trama a cada personaje. Esto no quiere decir que sea una novela gráfica, sino más bien un RPG con perspectiva aérea y habilidades al más puro estilo clásico.
Tyranny es un videojuego rejugable con unas 30 horas aproximadas de duración. Gracias a la enorme cantidad de ramificaciones y posibilidades que tiene la historia, no nos parecerá extremadamente corto ya que tendremos ganas de jugarlo de nuevo para ver cómo se presenta el desenlace final.
Como punto de crítica está el desarrollo de los personajes. Con una trama de una profundidad genial y épica, los personajes que nos acompañan no están a la altura del guión y a menudo se quedan un poco cojos de reacciones. No estamos hablando de Barick, cuya historia personal es realmente fascinante, sino de nuestros compañeros de misiones y tramas.
El final tampoco impresiona, dejándonos con ganas de más y sin solucionar del todo la compleja trama que nos habían introducido.
La jugabilidad sigue el modelo de Pillars of Eternity. A pesar de que tenemos al posibilidad de pausar los combates, estos no presentan una dificultad extrema que nos obligue a pausar varias veces la partida para recalcular nuestras opciones (como ocurre en otros títulos como el Dragon Age).
La limitada cantidad de opciones estratégicas que ofrece el Tyranny sumada a la pobre UI de las habilidades deslucen un poco el título.
A menudo nos encontraremos avanzando simplemente a golpe de click y efectuando habilidades que no acaban de quedar del todo claras. Los tiempo de recargo de las habilidades y de ataque dependerán de nuestros atributos, pero el diseño de la UI es insuficiente para entender claramente cuánto tiempo de recargo queda para poder defendernos. Además, el hecho de que no dependamos de una fuente de energía o de maná para poder atacar acabarán produciendo la inercia de que activemos un par de habilidades que ejecutemos en bucle hasta que mueran los enemigos.
Nuestros aliados cuentan con una inteligencia artificial básica que será útil si queremos desentendernos un poco del combate. Sin embargo, en combates más avanzados nos veremos obligados a detenernos y cambiar la forma de proceder de nuestros compañeros si no queremos acabar en una fosa común.
Una de las cosas que nos sacó ligeramente de quicio es la limitada cantidad de animaciones que tienen los personajes. Cuando se sorprenden o enfadan, en mitad de una conversación, no cambian en ningún momento su expresión facial. Esto, que no debería ser motivo de queja en un juego de corte independiente, tiene sin embargo una enorme pega cuando intentan subsanarlo incluyendo sus reacciones en el texto del estilo de: «La teniente se sorprende. Se lleva una mano a la cabeza y se inclina. Deberías matarlos». Excepto que aquí nos hemos tomado la libertad de escribir sus «pensamientos» con cursiva cuando la única diferencia que efectúan en el juego para pasar del diálogo al narrador es una ligerísima variación en el tono del gris. Esto ralentiza la historia, el desarrollo de la trama y a nosotros, personalmente, nos resulta cargante en extremo.
Pero no todo es negativo en el Tyranny, ni mucho menos. Nos encontraremos con un sistema de magia y hechizos realmente versátil, que nos permitirá ir modificando sus propiedades y alcance conforme avancemos. Además, el sistema de exploración del mapa, apoyado por unos diseños de escenarios realmente increíbles serán un placer para todos los amantes del género. No sólo nos encontraremos con pasajes cargados de magia, sino también con caminos y poblados asolados en un mundo y por la terrible destrucción que conlleva el ejército de Kyros.
La banda sonora se adapta maravillosamente bien a las diferentes situaciones, y las ilustraciones de los personajes, mapas y la historia son de lo mejor que hemos visto representado en un videojuego.
Conclusión de Tyranny
Tyranny es un RPG clásico orientado a los amantes de este tipo de juegos. Su historia es realmente buena y sorprendente, poniéndonos en la piel del ejército conquistador en vez del típico héroe. Nuestras decisiones afectarán profundamente a una trama de 30 horas rejugables y realmente jugosas. Sin embargo, le falta desarrollo en la UI y los sistemas de combate, que se quedan un poco obsoletos y se vuelven pesados de jugar.