Los últimos años han aportado muchas cosas buenas al mundo de los videojuegos. Quizás la más importante sea la relativa facilidad con la que se puede publicar títulos de bajo presupuesto, comúnmente conocidos como «indies» y que muchos rechazan por su origen desconocido. Esta nueva tendencia ha ayudado a rescatar estilos clásicos que por no considerarse «vendeconsolas», han ido perdiendo fuelle en el cada vez más amplio catálogo videojueguil. El título que hoy analizamos parece rescatado de una consola de los 80, como puede ser Commodore 64 o Amstrad CPC.
Jugabilidad sencilla, pero desafiante
Como en la mayoría de títulos del género, nuestro principal y único objetivo será el de acabar con todo lo que se nos ponga por delante para así cerrar el vórtice espacio-temporal de turno. Para sellarlo, hará falta reunir cierta cantidad de energía que sueltan las naves enemigas una vez son eliminadas. Al final de cada cierto número de pantallas hará acto de presencia un EFF (Enemigo Final de Fase). Estos incluyen una serie de mecánicas que representan la parte más desafiante de todo el juego.
Aunque al principio sólo disponemos de una nave con sus característica propias, a medida que avancemos iremos desbloqueando otras nuevas, por lo que la jugabilidad variará según nuestra elección. Además, cuanto más tiempo sobrevivamos, más addons desbloquearemos y nuestra potencia de fuego se hará cada vez más grande. Esta es la principal gracia del juego, pues si al principio será un paseo constante, las última fases se antojan como un verdadero desafío sólo apto para pacientes.
Como guinda final, el estudio ha incluido un modo multijugador que para los jugadores benjamines resultará un auténtico caos, pero para los seniors de esta categoría es un guiño a aquellos años delante de la recreativa. Hasta tres jugadores podrán participar en una misma partida utilizando un solo teclado. Además, también están disponibles una serie de torneos basados en conseguir el mejor score.
Simple no significa minimalista
Fondos estáticos repleto de nebulosas y naves en forma de polígonos. Vortex Attack saca pecho de verdad en los momentos donde la pantalla se llena de naves, balas y meteoritos. La vieja escuela está muy presente en un título que prefiere la simplicidad para que todo el conjunto se mueva con la mayor suavidad posible. Es más, si por algún casual el equipo que posees no puede mover el juego de la forma necesaria, tus puntuaciones no serán contabilizadas para las tablas de puntuaciones online.
Como fan de lo sintetizadores, no puedo estar más apenado por el trabajo llevado a cabo en apartado musical. Sí, las melodías son las típicas de los años 80, con melodías monofónicas y sonidos electrónicos, pero las variedad es casi nula, por lo que escucharemos el mismo loop una y otra vez. Se salvan los momentos en los que nos enfrentamos a un Final Boss.
Conclusión
Por poco menos de cinco euros tendremos un título arcade que quiere parecerse a los grandes matamarcianos de los años 80. Por desgracia, a pesar de que jugablemente no es nada malo, sus primeros niveles pecan de una dificultad irrisoria (a pesar que los últimos sean un auténtico desafío), su apartado sonoro se queda a medias tintas y gráficamente es soso. Aún así, si eres fan de este tipo de juegos, poco más se le puede pedir por su precio.
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Lo mejor:
- Los últimos niveles y EFF suponen un verdadero desafío.
- Su precio.
- Jugablemente mantiene el tipo.
- Multijugador local.
Lo peor:
- Apartado gráfico insulso.
- Melodías repetitivas.