Milkstone studios, un pequeño estudio español, nos hace echar la mirada atrás y pasearnos por las mazmorras más profundas desde los años en los que Diablo 1 nos ponía los pelos de punta. No estamos hablando de un “shooter” en primera persona al uso, porque no lo es. No estamos hablando de un juego de RPG como Diablo, porque tampoco lo es, sin embargo nos encontramos con una ecléctica mezcla de ideas que dejan al jugador siempre con ganas de un poco más, y esto en la actualidad no es fácil de conseguir.
A buscar un contexto
Probablemente muchos de vosotros conocéis juegos como Hexen o Heretic. En los tiempos en los que Doom o Duke Nukem eran los auténticos triunfadores dentro de la categoría de juegos de acción, Hexen daba un paso adelante demostrando que se podían mezclar elementos como la magia y fantasía a la hora de realizar un “shooter”. Olvidémonos pues por unos minutos de esta palabra porque nos hace asociarla con juegos como Call of Duty o Battlefield y Ziggurat no es un título que se pueda catalogar como nada parecido.
Ziggurat nos narra la historia de un aprendiz de mago que tiene que demostrar que su aprendizaje ha terminado enfrentándose a su último reto: descender los cinco pisos de la mazmorra que le es presentada para poder completar su destino y demostrar su fuerza y valía. En lo que todo jugador catalogaría como un “Dungeon Crawler” (Investigación de mazmorras) Ziggurat le añade un toque de “Roguelike” (juego en el que puedes morir en cualquier instante, que la muerte nos acecha en cada esquina y en el que si fracasamos, no tendremos opción de empezar con el famoso autoguardado, sino que tendremos que empezar de cero) y los elementos clásicos de un “mata-mata”. ¡Menuda mezcla más explosiva!
Sobrevivir o dejarse llevar
No va a ser solo descender por la torre como si de Diablo se tratara, vamos a tener que dejarnos la piel para poder encontrar las llaves que nos lleven al siguiente nivel. En todas estas plantas nos vamos a encontrar con miles de enemigos (a cada cual más duro y sorprendente, desde magos hasta zanahorias mágicas con muy malas pulgas), cofres, ventajas, trampas, altares de poder y monstruos finales. Cada habitación nos puede llevar a un laberinto donde perdernos o ser derrotados y nuestra arma, en un principio, será una simple varita mágica y nuestra habilidad con el mando.
Gracias a los entes que nos protegen, por cada muerte que logremos en las mazmorras nos darán unas esferas de luz que se convertirán en nuestra experiencia. También hay que tener en cuenta que al ser magos nuestros puntos de magia (PM) se gastarán y será muy preciados a la hora de utilizar ciertas armas que iremos consiguiendo conforme avancemos por las mazmorras o fantásticos libros de hechizos. Al llegar a un determinado nivel tendremos la opción de aumentar nuestras habilidades o mejorar nuestros atributos gracias a dos cartas que se desbloquearan de manera aleatoria.
El punto de RPG en el que lograr que nuestro personaje evolucione a nuestro gusto no se da en este título, más bien tendremos que dejar al azar nuestras habilidades. Este punto es criticado y alabado al mismo tiempo, porque nos hará descubrir que cada partida será completamente diferente a la anterior y aquí debemos añadir otro elemento que aún no ha sido mencionado: la total aleatoriedad.
En el momento en el que seamos eliminados tendremos que empezar de cero y no vamos a encontrar la mazmorra como la habíamos visitado, no. Todo cambiará de posición: los enemigos serán distintos, los caminos tendrán que ser escrutados de nuevo, los cofres contendrán nuevas y distintas armas… lo cual le otorgará una frescura que es difícil de encontrar en juegos con estas características en la actualidad y en algunos altares, al rezar a los dioses, seremos recompensados con atributos o castigados con alguna maldición. La vida no es justa. Recordando juegos que tengan similitudes con este juego podríamos decir que aparte de Hexen y Heretic también se encuentra el más cercano en el tiempo Hand of fate.
Adaptado a la nueva generación
El juego ya lo pudimos disfrutar hace unos meses en PC y ha hecho su aparición en la nueva generación de consolas gracias al programa ID@XBOX que da a las desarrolladoras las herramientas necesarias para portar sus juegos al sistema de Microsoft. Ha sido una buena adquisición para la consola de Redmond.
Unos gráficos que alcanzan el aprobado con suficiencia, a pesar de que podemos encontrar algún que otro problema con el “framerate” del juego, causando ralentizaciones en determinados momentos, como por ejemplo cuando acabemos con ciertos enemigos. Aunque son un pequeño lastre tampoco son tan problemáticos como para que se convierta en un problema para continuar la partida.
Los entornos son algo repetitivos pero están bien definidos y detallados. Gráficos coloristas y efectos originales como explosiones y elementos naturales hacen que nos podamos sumergir en profundidad dentro del juego. Aunque se podía haber conseguido algo mejor, es más que satisfactorio y el problema de ralentizaciones se solucionará seguro con algún parche.
La banda sonora tampoco es perfecta pero sí que cumple con lo que promete: tensión e intensidad. Los pocos diálogos que nos encontramos en Ziggurat son en un perfecto inglés pero eso sí, vienen subtitulados al castellano. Las explosiones, los sonidos de nuestros enemigos y las distintas melodías se fusionan a la perfección dando lugar a un buen entorno de juego.
La jugabilidad es rica e interesante. Empezaremos con una simple varita mágica y acabaremos portando cuatro armas distintas: desde granadas hasta báculos, libros de hechizos y otras armas mágicas. La adaptación del juego a los controles de Xbox One responde a la perfección. No son muchos los controles que tendremos que memorizar, ni tampoco serán muy difíciles de asimilar, pero no va a ser un paseo por el campo. Gracias a los desarrolladores todos los movimientos que haremos serán precisos y correctos y esto en un juego de estas características es fundamental.
El tema de la rejugabilidad es obvio que es más que bueno ya que cada partida será distinta. Al principio no duraremos más de veinte minutos por las intrincadas entrañas de Ziggurat pero conforme vayamos aprendiendo y mejorando nuestra experiencia de juego, lograremos seguir avanzando y llegar a la mazmorra final y, por fin, destruir a nuestro enemigo final y alzarnos victoriosos.
Conclusión
Sí, puede sonar a poco: “solo cinco mazmorras”, pero como hemos dicho anteriormente, siempre serán distintas. Al igual que ocurre en otros juegos como Rogue Legacy, cada vez que empecemos una partida serán distintos todos los pasadizos y la colocación de los enemigos cada vez que entremos a completar nuestra misión y esto hará que no queramos borrar el juego de nuestro disco duro, sino que le daremos más de una oportunidad porque es innegable lo divertido y frenético que es. Sin olvidarnos que al completar la aventura se muestra el modo infinito en el que podremos bajar y bajar en la mazmorra hasta que la dificultad sea superior a nuestras habilidades y perezcamos ante nuestros enemigos. Además con la posibilidad de desbloquear todos los logros y cartas de mejora nos mantendrá ocupados por mucho tiempo.
Nos hubiera encantado disfrutar de esta aventura en modo cooperativo (hubiese sido un gran acierto tanto en modo local como por Internet) ya que el título lo pide a gritos, pero nos tendremos que conformar con terminar el juego en el clásico modo de un solo jugador.
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Ziggurat puede costar menos de quince euros, puede no ser el juego definitivo que estamos esperando, puede tener defectos, pero lo que sí está claro es que nos va a mantener pegados al mando durante las largas y aburridas tardes de primavera, verano, otoño o invierno y eso es lo que cuenta. No es un triple A (tampoco tiene el presupuesto que otros juegos) al uso pero será sin ninguna duda una de nuestras mejores bazas para acabar con el tedio. Que la magia nos proteja y la originalidad nos absorba.
Lo mejor:
-Divertido a rabiar
-Mucho que desbloquear
-Cada partida es un mundo
Lo peor:
-No hay cooperativo, ni multijugador
-Problemas de “framerate”